MÉXICO -- La temporada está perdida para los Dallas Cowboys. Esa es razón suficiente para motivar los planteamientos como "qué tiene", "no pierdes nada", "qué es lo peor que puede pasar" cuando designas a tu 4° mariscal de campo titular en menos de 16 semanas. Pero la realidad es que, desde mi punto de vista, es mucho peor y puedes perder mucho más si los planes en Valley Ranch se parecen a mi teoría.

Kellen Moore --el primer QB zurdo que lanza un pase y ahora iniciará un juego en la historia de Dallas, mera acotación-- fue elegido por el entrenador en jefe Jason Garrett para cerrar la campaña de los Cowboys en controles ofensivos.

Hay dos formas de ver esto: 1) es el primer rostro fresco que vemos bajo centro en Dallas desde que Tony Romo ingresó en lugar de un lesionado Drew Bledsoe hace ya 10 temporadas, por lo que todo puede suceder. Y la 2) es algo que debería atemorizar a muchos aficionados que siguen esperando el regreso de Troy Aikman: una esperanza estéril de Jerry Jones y Garrett por convencerse --o hasta convencernos-- que Moore tiene material suficiente para fungir como reemplazo de Romo, "desarrollarlo" y no tener que reclutar a un QB alto en el próximo draft, lo cual minimizaría la especulación sobre el retiro de Romo en dos o tres años.

Si bien es cierto que hemos visto muy poco de Moore en Dallas, lo intangible puede ser más revelador. Estamos hablando de un mariscal de campo que sigue aprendiéndose la ofensiva, que apenas entrenó con el equipo titular la semana pasada y que, honestamente, no estaría en la NFL si Romo no se hubiese lastimado y ni siquiera si Brandon Weeden o Matt Cassel mostraban capacidad de ganar juegos. Moore llevaba tres temporadas con los Detroit Lions antes del 2015, durante las cuales no lanzó ni un solo pase a pesar de una brillante carrera colegial en Boise State.

Hablamos de un jugador que no pudo ganarle el puesto a Dan Orlovsky como suplente de Matthew Stafford en el 2014. Quizá ya no haga falta ampliar su carrera, la cual se ha limitado a pretemporadas.

Hoy vemos a Moore como titular de Dallas no porque el destino nos tenga guardada la mayor sorpresa de la década y la vuelta a una franquicia desesperada, lo vemos porque ninguno de tres mariscales de campo veteranos fueron capaces de mantenerse en el emparrillado, ya sea por lesión o por bajo desempeño.

Y si mis sospechas son correctas, lo vemos porque el dueño de los Cowboys quiere evitarse la inminente lluvia de proyecciones, recomendaciones y especulación sobre el final de una era infructuosa con Romo, su jugador favorito.

Pero, ¿no iba Jerry por Manziel hace dos años?

No se concretó y el contexto no existía. Hoy ya hay declaraciones del plan de Jones por "desarrollar" un mariscal de campo detrás de Romo, pero siempre será mejor prometer el diamante en bruto que invertir alto en el draft y poner a Romo en una situación Brett Favre-Aaron Rodgers, para lo cual Moore es el chivo expiatorio perfecto.

Con todo esto no quiero ni cerca sugerir que Romo está acabado, sólo no caigamos tan fácil en las palabras venideras sobre el "potencial" que los coaches ven en Moore si las evidencias nos comprueban lo contrario. Si en efecto regresa Aikman disfrazado del inexperto mariscal de campo, yo seré un insolente y tanto Garrett como Moore unos genios incomprendidos.

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