MÉXICO -- Finalmente, parece que Johnny Manziel lo está entendiendo.

El recluta de primera ronda del 2014 de los Cleveland Browns está empezando a comprender que existen diferencias significativas entre lo que se requiere para tener éxito a nivel universitario y tener éxito a nivel profesional.

En Texas A&M, a Manziel le bastó ser un jugador dinámico, carismático, y presentarse a jugar con su inmenso talento sábado a sábado para ganarse un lugar como uno de los mejores mariscales de campo en la historia del juego, como lo puede atestiguar el hecho de haberse convertido en el primer freshman en adjudicarse el Trofeo Heisman.

Para triunfar en la NFL, se necesita un nivel de disciplina y trabajo que Manziel no conocía --que ni siquiera imaginó-- cuando arribó por primera vez a las instalaciones de Berea.

Más vale tarde que nunca.

Manziel tiene razón cuando califica de "desastre" su temporada de novato en la NFL. No logró arrancarle el puesto titular a Brian Hoyer --un reserva veterano que ya ni siquiera está en la plantilla de los Browns--, y cuando finalmente pudo jugar debido a una lesión, lució notablemente carente de preparación. Una posterior lesión sacó también a Manziel de la alineación y se perdió el partido final de la campaña por no presentarse a una sesión gracias a haber salido de juerga la noche anterior.

En College Station, Manziel nunca hubiera sido marginado por ese motivo (aunque sí fue dejado afuera en la primera mitad del primer partido de la campaña del 2013, ante Rice, como sanción por supuestamente haber recibido dinero a cambio de autógrafos). Pero los tiempos cambian y Manziel está obligado a cambiar con ellos, o convertirse en algo obsoleto: el recuerdo de otro gran jugador universitario que terminó como fiasco de draft.

Siendo justos, no puede señalarse a Manziel como culpable de la funesta temporada de Cleveland del 2014. Los Browns siguieron añadiendo nombres a la larga lista de mariscales de campo titulares que han desfilado por el club desde que renaciera la organización en 1999 --van 23-- con Hoyer, Manziel y Connor Shaw.

El N° 24 será Josh McCown --sí, empiezan a aparecer familias completas en esa larga lista-- a quien los Browns han entregado las llaves de la maquinaria ofensiva después de una temporada casi tan desastrosa como la de Manziel en el 2014, pero vistiendo el uniforme de los Tampa Bay Buccaneers.

Sin el ánimo de ser pesimista, creo que sabemos en qué terminará lo de McCown, cuyo hermano menor Luke iniciara cuatro partidos para Cleveland en el 2004. Sí... su hermano menor... hace 11 años. A sus 35 años de edad y con 12 temporadas de NFL encima --en las que ha podido acumular una marca de apenas 17-32 como titular-- sería ingenuo esperar que por arte de magia, McCown se convierta en algo que nunca ha sido: un mariscal de campo ganador en la NFL.

Lo más que pueden esperar los Browns es contar con un tipo operando una ofensiva muy básica, cruzando los dedos para que no lance demasiadas intercepciones --tiró 14 el año pasado, en 11 inicios--, con la esperanza de que el resto de la plantilla de 53 hombres haga lo suficiente para ganar algunos partidos. Francamente, dudo que se pueda aspirar a siete triunfos con McCown al volante durante una temporada completa.

Ahí es donde Manziel debe sentirse agradecido por su situación.

Antes que nada, los Browns decidieron ignorar la posición de mariscal de campo en el pasado draft. Cleveland también trató de adquirir a un mariscal de campo con calibre de titular durante el receso de temporada --se sabe de sus intentos por sumar por la vía del canje a Sam Bradford y Nick Foles--, pero los esfuerzos fueron infructuosos. Eso significa que Manziel es el jugador en quien la franquicia ha invertido más, y el tamaño de la inversión importa, independientemente de que se diga lo contrario.

"Se trata del juego en equipo por excelencia", declaró valientemente el propietario Jimmy Haslam el año pasado, cuando Manziel fue enviado a observar el juego de cierre de temporada desde el vestidor. "Un jugador que no se puede presentar a las reuniones, a las prácticas, se falta al respeto y le falta el respeto al equipo. No vamos a tolerar a la gente que es irresponsable, sin importar en qué ronda fueron reclutados".

Y sin embargo, Manziel sigue en plantilla. ¿Creen que el resultado hubiera sido el mismo si Shaw --un novato no reclutado del año pasado-- hubiera cometido las mismas infracciones que el elegido en primera vuelta?

Eso no implica que la tolerancia hacia Manziel sea infinita. De hecho, está a punto de agotarse y quizás eso haya influido más que cualquier otra cosa para que el mariscal de campo hiciera un esfuerzo tan notorio por cambiar.

"Me siento mal por eso hoy", dijo el pasador. "Me sentí mal por eso a lo largo de los últimos meses de mi vida realmente pensando atrás y viendo cuánto de mi vida fuera del este campo y fuera del vestidor fue documentado. No es justo para Joe Haden tener que estar respondiendo preguntas sobre mí todos los días. No es justo para Joe Thomas y todos estos tipos simplemente tener que seguir respondiendo preguntas sobre mí. No creo que sea justo para nada, y no quiero eso para ellos".

Lo más rescatable de este nuevo giro, es que aparentemente el cambio no es solamente de dientes para afuera. Los propios compañeros de Manziel han notado una nueva actitud y la agradecen.

El mejor ejemplo podría ser Thomas, el tackle ofensivo de noveno año que nunca ha faltado al Pro Bowl en ninguna de sus temporadas profesionales, quien el año pasado describió a Manziel como "manzana podrida".

Ahora, el liniero ofensivo ha modificado un poco su postura.

"Ustedes saben, pienso que probablemente perdió mucha confianza entre los jugadores del equipo el año pasado por el modo en que se manejó después de que se convirtió en titular. Y creo que tuvo mucho tiempo para reflexionar, supongo, después de que la temporada terminó por los comentarios que hizo a los medios y por sus acciones, sometiéndose a la rehabilitación... Pienso que realmente fueron pasos positivos".

Esa aprobación para Manziel por parte de los verdaderos líderes del equipo es invaluable, pero no llegará gratis. No bastarán las 10 semanas en el centro de rehabilitación, ni la promesa de erradicar el gesto del dinero, ni irse a dormir temprano los fines de semana. Manziel debe demostrar que puede colocar a los Browns en posición de ganar, domingo a domingo (Manziel dejó caer el ovoide tres veces recibiendo el ovoide desde la posición escopeta en la sesión abierta a los medios del martes, según Pat McManaman de ESPN).

Afortunadamente para Manziel, cuenta con una ventaja sobre McCown y Shaw en este rubro. Manziel tiene, innegablemente, mayor talento que cualquiera de los otros mariscales de campo en la plantilla de Cleveland. Por si fuera poco, el conjunto de habilidades específicas que posee Manziel le permite crear jugadas donde no las hay, improvisar, escribir su propio guion cuando el enviado desde las laterales no es lo suficientemente bueno.

Esas cualidades le podrían venir bien a los Browns, tomando en cuenta el talento que rodeará a la posición de mariscal de campo este año en Cleveland. Pero a la organización no le sirven si Manziel está mirando desde la banca.

Por ello es tan importante que Manziel haya comenzado a tomar los pasos correctos en este receso de temporada. Eso es digno de reconocimiento, pero sin abusar. Tampoco hay que irse hasta el otro extremo, como hizo el gerente general Ray Farmer hace un par de meses, cuando básicamente se inventó todo tipo de excusas para justificar el pobre rendimiento de Manziel el año pasado, culpando directamente a los entrenadores ofensivos.

Consentir y disculpar a Manziel no lo ayudará. Delimitar lo que se espera de él y exigirle resultados concretos, sí.

Manziel está ante su mejor, y probablemente última, oportunidad de trascender en Cleveland. No hay garantías de que tenga éxito como mariscal de campo titular de los Browns --después de todo, nadie lo ha tenido desde 1999--, y no parece un equipo listo para competir por un título divisional en el futuro cercano. Pero está en manos de Manziel exprimirle, en lo personal, el máximo a lo que viene en el 2015, o convertirse en una respuesta de trivia más, posiblemente respecto a una pregunta sobre los fracasos de draft de los Browns.

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