MÉXICO -- Algunos podrían considerar la decisión del mediador Stephen Burbank en el sentido de que Jimmy Graham debe ser considerado como ala cerrada y no como receptor abierto --para efectos de su designación de jugador franquicia por parte de los New Orleans Saints-- como un fracaso.
El resto de los alas cerradas de la NFL debe considerarlo como un triunfo importante.
Graham ha interpuesto un recurso en contra de la designación de Burbank, pero esa medida no posterga el plazo que existe para que, a más tardar el día martes 15 de julio a las 4 p.m. tiempo del Este, pueda llegar a un acuerdo por un contrato a largo plazo con su club, como el resto de los jugadores franquicia.
Según reportes, Graham está muy cerca de conseguir un contrato que lo convertiría en el ala cerrada mejor pagado en la historia de la NFL, no obstante se va a quedar todavía por abajo de lo que perciben los receptores abiertos de élite en la liga.
Observadores calculan que el valor estará cerca del justo medio entre lo que reciben actualmente los receptores abiertos mejor pagados y los alas cerradas mejor pagados de la liga, como una especie de compromiso entre los Saints y Graham.
Entonces, ¿cómo puede ser una victoria para la posición de ala cerrada?
Simple. Graham está en el proceso de elevar el techo salarial para todos los demás alas cerradas de la NFL, independientemente de qué porcentaje de jugadas ofensivas alinean pegados a los tackles ofensivos, qué porcentaje lo hagan abiertos en la ranura, qué porcentaje lo hagan en el backfield o en movimiento.
El nuevo convenio de Graham será la vara a partir de la cual se midan los contratos a los que aspiran los demás alas cerradas de primera línea que esperan un pacto nuevo, incluyendo a Vernon Davis, de los San Francisco 49ers, Julius Thomas de los Denver Broncos, Jordan Reed de los Washington Redskins, Jordan Cameron de los Cleveland Browns, entre otros. Eso sin mencionar a Charles Clay, de los Miami Dolphins, quien podría iniciar un proceso similar al de Graham para obtener la designación de ala cerrada, en lugar de fullback, en caso de que su equipo desee etiquetarlo como jugador franquicia.
Adicionalmente, el contrato de Graham no solamente beneficiará directamente a cualquier ala cerrada de primera línea que esté a la caza de un nuevo contrato en agencia libre, o de una extensión a su actual convenio. Los nuevos contratos para la posición que se aproximen a las cifras que supuestamente acordará Graham en las siguientes horas elevarán drásticamente el promedio de los mejor pagados en la posición, encareciendo sustancialmente la etiqueta de jugador franquicia para años futuros.
Y por si fuera poco, la naturaleza propia de las finanzas de la liga y la imparable inflación salarial significa que no pasará mucho tiempo antes de que otro ala cerrada iguale o supere el contrato de Graham, con Davis alzándose como un candidato genuino.
La posición de ala cerrada, que ha disfrutado una especie de renacimiento a partir de mediados de la década pasada cuando hace 20 años algunos pronosticaban su extinción, será valorada monetariamente de un modo que mejor refleja cuán valorada ha sido en el campo para diversas franquicias.
En lo individual, Graham quizás no va a conseguir todo el dinero que anhelaba. Sin embargo, habría conseguido algo más importante. Después de haber hecho su aporte para una revolución en la posición dentro del emparrillado, ahora está a un paso de poner el primer pilar financiero para una revolución de la posición fuera de él.
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