El juego del sábado entre los campeones Cardenales de San Luis y los Cachorros de Chicago transcurría en calma en el Wrigley Field, sin que ninguno de los dos equipos consiguiera inaugurar el marcador por los primeros seis episodios.

Pero en el llamado inning de la suerte, los Cardenales desataron un huracán ofensivo como pocas veces se ve en juego de este nivel.

Justin Germano hacía su debut con los Cachorros, tras ser adquirido esta semana procedente de los Medias Rojas de Boston.

Germano sustituyó al abridor Matt Garza, que salió lesionado del partido tras lanzar los primeros tres innings.

El relevista liquidó bien los tres episodios siguientes, pero en el séptimo fue sustituido tras permitir infield hit de David Freese abriendo la entrada.

James Russell entró a trabajar y tras dominar al cubano Jon Jay, soportó doblete de Allen Craig, quien bateó de emergente por el pitcher Jake Westbrook.

El dominicano Rafael Furcal impulsó las dos primeras carreras del juego con sencillo y anotó por triple de Skip Schumaker.

Matt Holiday recibió pasaporte y el boricua Carlos Beltrán se anotó doblete por regla, al pegar batazo a lo profundo del jardín derecho que se fue tras pegar un bote en el terreno.

El puertorriqueño Yadier Molina fue boleado intencionalmente y Lance Berkman murió en inofensivo elevado a segunda base.

El panameño Manny Corpas sustituyó a Russell en la lomita y fue recibido por dobletes consecutivos de Freese, Jay y Craig, su segundo del inning.

Corpas boleó a Furcal y el dominicano Rafael Dolis fue llamado a lanzar, pero soportó biangulares de los dos primeros bateadores que enfrentó, Schumaker y Holiday.

El inning cerró con 12 carreras y nada menos que siete dobletes, cantidad que iguala un récord que data de hace 76 años.

La otra vez que un equipo bateó siete biangulares en un solo inning ocurrió el 25 de agosto de 1936 y también involucró a los Cardenales, aunque en ese caso como víctimas.

Los Bravos de Boston, rebautizados ese año como Bees (Abejas), consiguieron su récord en el mismo inning de apertura del partido, primero de una doble tanda.

Hamels
Hamels
Cain
Cain
Y una de las cosas más increíbles que se registraron en la jornada sabatina fue el duelo entre los estelares lanzadores Matt Cain, de los Gigantes de San Francisco, y Cole Hamels, de los Filis de Filadelfia.

Lo curioso es que el duelo entre ambos serpentineros no ocurrió en la lomita, sino en la caja de bateo.

En el principio del tercer inning, los Filis ganaban 1-0 gracias a jonrón solitario de Chase Utley, pero abriendo la tanda, el propio Matt Cain igualó las acciones al botarle la pelota a Hamels.

Pero como dice el refrán, donde hay desquite, no hay agravio. En la parte baja de esa misma entrada, el zurdo de Filadelfia le pegó cuadrangular al derecho de San Francisco.

La vez anterior que dos lanzadores habían disparado jonrones en un mismo inning ocurrió en 1990 y también fue en el tercer episodio.

Kevin Gross, de los Expos de Montreal, le botó la pelota a Fernando "El Toro" Valenzuela, de los Dodgers de Los Angeles. En el cierre del inning, el mexicano le devolvió la cortesía.

Cuando cayó el out final del juego del viernes entre los Bravos de Atlanta y los Nacionales de Washington, Chipper Jones no podía creer que sucedido, mientras que Davey Johnson calificó el partido como el peor que dirigió en toda su vida.

Los Nacionales llevaban ventaja de 9-0 sobre los Bravos hasta el principio del sexto inning y tenían al fenomenal Stephen Strasburg en la lomita. Parecía que todo era coser y cantar. Faltaban 12 outs para la victoria y con Strasburg como pitcher, era absurdo pensar siquiera en la posibilidad de una derrota. Más bien, todo parecía un puro trámite.

Washington atacó con sendos racimos de tres carreras en el primero, cuarto y quinto capítulos ante el abridor de Atlanta, Tommy Hanson. Pero hay que reconocer que el derecho de los Nacionales no se encontraba en su mejor noche, aun cuando hubiera conseguido colgar los cinco primeros ceros en la pizarra.

En el comienzo del sexto episodio, los Bravos lo hicieron saltar del montículo, al fabricarle un ramillete de cuatro anotaciones.

Fíjense si no era el día de Strasburg, que tuvo que realizar 103 pitcheos para completar apenas cinco innings y un tercio, en los que permitió ocho hits y cuatro limpias y regaló tres pasaportes.

Sólo en otra ocasión de sus 18 aperturas anteriores, los bateadores rivales le habían ligado ocho imparables al serpentinero de los Nacionales, aunque sus recientes actuaciones podrían estar enviando una señal de alarma a la dirección del equipo.

Puede que se trate simplemente de una de esas malas rachas por las que atraviesan todos los jugadores en una temporada tan larga.

Pero no deja de preocupar que en sus últimas cinco salidas ha archivado tres de sus cuatro derrotas en la temporada y en ese período ha regalado un tercio de todas las bases por bolas concedidas a lo largo del año.

Pero volviendo al juego, después de ese racimo de cuatro y aunque el estelar Strasburg ya estaba fuera, la idea de la posibilidad de perder aún no pasaba por la cabeza de los Nacionales, equipo que cuenta con uno de los cuerpos de relevistas más efectivos de todas las Grandes Ligas.

Pero mientras en el dugout de Washington aún no se había disparado el botón de pánico, en el de los Bravos se cocinaba un nuevo racimo de cuatro para la octava entrada.

Drew Storen no pudo sacar outs, al tolerar un hit y conceder un boleto. Sean Burnett entró al rescate y parecía que apagaba el fuego, al ponchar a los dos primeros bateadores que enfrentó, pero acto seguido regaló dos pasaportes y toleró un par de imparables para redondear el segundo racimo de cuatro. El marcador exhibía ahora un preocupante 9-8.

En el noveno, Tyler Clippard no lo hizo mucho mejor, al embasar a dos hombres por su descontrol, uno por boleto y otro por pelotazo.

Fue entonces que se concretó la inmensa remontada de los Bravos: Michael Bourn le sonó triple impulsador a Clippard que le dio un vuelco increíble al marcador, 10-9.

Pero el juego aún reservaba sus mejores emociones para los finales. Danny Espinosa convirtió el Nationals Park en un manicomio, al botarle la pelota de jonrón a Craig Kimbrel, el líder en juegos salvados del viejo circuito, en el final del noveno, con lo que empató las acciones y forzó a innings extra.

Otra vez los Bravos estaban contra la pared, pero en el comienzo del undécimo, Paul Hanish bateó un elevado detrás del campocorto que remolcó a Dan Uggla con la carrera que a la postre resultó definitiva: 11-10.

El dominicano Edinson Vólquez ha estado ocho años en las Grandes Ligas y aunque sólo ha tenido una temporada con 30 aperturas, ha gravitado con cierto éxito en el mejor béisbol del mundo.

Primero con los Rangers de Texas y los Rojos de Cincinnati y ahora con los Padres de San Diego, Vólquez ha sido un puntal en la rotación abridora de los equipos para los cuales ha jugado y por fuerza de la costumbre de verlo después de tantos años, cualquiera llegaría a pensar que sus números son mejores de lo que en realidad son.

Por eso sorprende saber que el jueves 19 de julio, este derecho dominicano lanzó no sólo la primera blanqueada de su carrera, sino que consiguió su primer juego completo en 110 aperturas.

Para Vólquez fue el mejor partido que haya lanzado en su vida como ligamayorista.

Apenas un hit por dentro del infield fue todo lo que permitió. Fue una débil rolata que salió del bate de Matt Downs, no por obra y gracia de un swing, sino más bien por un gesto defensivo ante un envío pegado.

La pelota salió en dirección al espacio entre el pitcher y el antesalista y cuando el propio Vólquez intentó capturarla a mano limpia para buscar el out en primera, se le cayó y permitió a Downs llegar con vida a la inicial. Ahora bien: existe una regla no escrita entre los anotadores oficiales de partidos según la cual, el primer hit de un juego debe ser limpio, sólido, sin dudas.

El batazo de Downs muy bien podría cargársele como error a Vólquez, quien gustoso lo aceptaría, si ello significa que se le acredite un partido sin hits ni carreras, sobre todo, teniendo en cuenta que estaban jugando en el Petco Park, la casa de los Padres.

Algunos inconformes dirán que fue contra los Astros de Houston, el peor equipo que existe en la actualidad en las Grandes Ligas, con una ofensiva débil ofensiva que se hizo más anémica con la salida del panameño Carlos Lee para los Marlins de Miami.

Pero nada de eso le resta méritos a la impresionante faena del serpentinero quisqueyano, quien se llevó los principales aplausos en una jornada de increíbles actuaciones de los lanzadores.

David Price, R.A. Dickey y el zurdo colombiano José Quintana sobresalieron con luz propia, los dos primeros al alcanzar 13 victorias, líderes de ese departamento en las Ligas Americana y Nacional, respectivamente.

Y Quintana sigue siendo una de las más gratas sorpresas de la campaña en que mayor cifra de peloteros de Colombia ha estado en las Mayores. El zurdo de los Medias Blancas de Chicago amarró por completo durante ocho entradas a los Medias Rojas en el Fenway Park de Boston, demostrando estar hecho de un temple que no pocos novatos tienen.

Y si no se llevó la victoria 1-0 fue porque dos relevistas, Matt Thornton y Addison Reed, lo echaron todo a perder, al permitir un racimo de tres carreras en el final del noveno, coronado por cuadrangular del sonriente Cody Ross, para dejar a los visitantes tendidos sobre el terreno.

¿Quién dice que la suerte, ya sea buena o mala, no existe en el deporte?

Liriano
Liriano
Si quieren saber más, pregúntenle al dominicano Francisco Liriano a ver qué piensa al respecto.

Liriano, lanzador zurdo de los Minnesota Twins Mellizos de Minnesota, perdió por segunda salida consecutiva a pesar de haber tirado un partidazo, esta vez frente a los Baltimore Orioles Orioles de Baltimore.

El dominicano propinó diez ponches en seis episodios y apenas permitió cuatro hits. Su único error fue servirle un envío demasiado al medio del plato a Adam Jones en el mismo primer inning para que le botara la pelota con un corredor a bordo.

Eso le costó el partido, pues los Mellizos sólo fueron capaces de anotar una sola carrera por jonrón solitario de Josh Willingham. Así quedó el marcador, 2-1.

Ya en su salida anterior, Liriano había ponchado a 15 bateadores de los Atléticos de Oakland en ocho episodios, a pesar de lo cual, cargó con la derrota.

Y es que en ambas ocasiones, sus compañeros han sido incapaces de proveerle apoyo ofensivo, al fabricar en total cuatro carreras.

En total, fueron 14 innings, 25 ponches y ocho hits permitidos y cinco limpias, sin la sombra de una victoria.

Diamond
Diamond
¡Qué diferencia con su compañero Scott Diamond! Dos días antes, este serpentinero permitió cinco limpias en seis capítulos, pero Minnesota se soltó a batear ante Baltimore hasta facturar 19 carreras.

Pero estas son las cosas increíbles del béisbol. Hay algo intangible, inexplicable, que hace a los equipos producir con abundancia para apoyar a algunos lanzadores y batear lo mínimo cuando otro compañero toma la lomita.

Sin ir más lejos, este mismo miércoles, el derecho James McDonald, de los Pittsburgh Pirates Piratas de Pittsburgh, fue bombardeado por los Colorado Rockies Rockies de Colorado con nueve imparables y seis limpias en cinco episodios, en los que además regaló cuatro bases por bolas.

McDonald
McDonald
Sin embargo, se apuntó su décima victoria de la temporada frente a tres derrotas, pues sus colegas le brindaron un soporte que incluyó nueve carreras y 11 hits, incluidos cuatro cuadrangulares. Ganaron los Piratas 9-6.

En sus dos aperturas más recientes, McDonald ha trabajado nueve innings y dos tercios, en los que ha tolerado 17 hits, diez carreras inmaculadas y regalado nueve pasaportes.

Con esas cifras, bien merecería la derrota en ambas actuaciones, pero por esos misterios del béisbol, tuvo un triunfo y en la otra oportunidad salió sin decisión, gracias a la producción ofensiva de sus compañeros que le evitaron sendos fracasos.

Es un caso parecido al del venezolano Felix Doubront, de los Boston Red Sox Medias Rojas de Boston, que venció a los Chicago White Sox Medias Blancas de Chicago 10-1.

Doubront
Doubront
Su efectividad es mediocre, superior a las cuatro carreras limpias por cada nueve entradas de actuación, pero ya suma diez triunfos a su haber.

En ocho de sus victorias, los bateadores de Boston al fabricado al menos siete carreras y en cinco de ellas, la producción ha superado la decena de anotaciones.

Entonces, ¿existe o no la suerte?

La gran diferencia entre el béisbol y las telenovelas es que mientras las últimas son predecibles, en el deporte de las bolas y los strikes no hay nada escrito.

Más allá de la imaginación de tal o cuál guionista, los culebrones televisivos siempre terminan igual: el bueno mata al malo y el muchacho se queda con la muchacha.

En el béisbol, hasta que no caiga el último out, cualquier cosa puede suceder.

Una prueba de ello fue el partidazo que regalaron este martes los Mets de Nueva York y los Nacionales de Washington en la capital del país.

Los abridores Ross Detwiler, por los Nacionales, y Jonathon Niese, por los Mets, se trenzaron en un duelo a ceros por los primeros cuatro episodios, hasta que en el quinto, Tyler Moore inauguró la pizarra para los locales con bambinazo solitario.

Washington amplió el marcador en el final del octavo por doblete remolcador de Stephen Lombardozzi, pero en el principio del noveno, el dominicano Jordany Valdespin, de emergente, le botó la pelota con dos compañeros a bordo al casi siempre efectivo cerrador Tyler Clippard, para darle un vuelco abrupto a la pizarra.

Los Nacionales no se amilanaron y en el cierre del noveno lograron empatar al combinar sencillos de Michael Morse, Adam LaRoche y Danny Espinosa.

En el comienzo del décimo, Nueva York volvió a tomar la delantera 4-3 por doblete de Josh Thole ante el relevista Mike Gonzalez que empujó desde segunda a Daniel Murphy.

Pero los líderes de la división Este de la Liga Nacional no iban a dejar escapar una victoria que llegaron a tener a sólo dos outs en el noveno y en el cierre del décimo se rebelaron ante el veterano apagafuegos zurdo Tim Byrdak.

El colombiano Jhonatan Solano inició la entrada con sencillo y avanzó a la intermedia por toque de sacrificio de Lombardozzi.

El sensacional novato Bryce Harper demostró estar hecho para los grandes momentos y empató las acciones con triple a lo profundo del jardín derecho.

El alto mando de los Mets apeló entonces al librito de las estrategias y lógicamente, ordenó llenar las almohadas con boletos intencionales a Ryan Zimmerman y a Ian Desmond, para buscar el out forzado por home.

La movida parecía darle resultado al manager Terry Collins, pues LaRoche bateó un roletazo por primera y Harper fue liquidado en el plato.

Entonces Collins trajo de relevo al dominicano Pedro Beato para enfrentarse a Moore, por aquello de la teoría del derecho contra el derecho, pero en cuenta de dos strikes y dos bolas, el serpentinero lanzó un envío desviado que le abrió las puertas del home a Zimmerman con la carrera de la victoria. Ganaron los Nacionales 5-4.

Ni el más creativo de los guionistas hubiera podido imaginar un libreto en que el público estuviera sujeto a una verdadera montaña rusa de emociones, que se desataron casi a la hora de recoger los bates y que provocaron tantos cambios de mando en la pizarra.

El béisbol tiene cosas increíbles. Los Mellizos de Minnesota apalearon 19-7 a los Orioles de Baltimore para poner fin a una racha negativa de cinco derrotas seguidas.

Minnesota, el peor equipo de la Liga Americana, se lo gastó todo en este partido, primero de una serie de cuatro juegos, al anotar más carreras que las que fabricaron en los cinco partidos anteriores.

Mauer
Mauer
El ataque de los Mellizos incluyó una veintena de hits, pero lo más increíble es que en todo ese despliegue ofensivo, solamente haya habido un cuadrangular, que disparó el cátcher Joe Mauer y que ni siquiera encontró corredores en circulación.

Minnesota definió pronto el partido, al facturar siete anotaciones en el mismo primer inning ante el abridor y perdedor Chris Tillman.

Lo curioso es que de las siete carreras, sólo una fue limpia, en un inning en el que desfilaron 11 bateadores por el plato.

Revere
Revere
Morneau
Morneau
Span
Span
Y a falta de jonrones, los Mellizos se cansaron de batear dobletes, seis en total, repartidos entre cuatro bateadores, pues Denard Span y Justin Morneau dispararon dos cada uno, mientras que Ben Revere y Trevor Plouffe completaron la cosecha de extrabases con uno per cápita.

Por otro lado, el manager de los Medias Rojas, Bobby Valentine, podrá haberse empeñado en tratar de manchar la imagen de Kevin Youkilis al hablar cosas negativas, pero el público de Boston no olvida a quien fue uno de los jugadores emblemáticos de la franquicia por los últimos ocho años.

Youkilis
Youkilis
Youkilis, ahora con los Medias Blancas de Chicago, regresó con su nuevo equipo al Fenway Park y fue recibido con una estruendosa ovación, justo premio para un jugador que siempre lo dejó todo sobre el terreno, con un nivel de entrega y dedicación que escasea en estos tiempos.

Incluso sus propios ex compañeros salieron a darle una calurosa bienvenida, en lo que puede interpretarse como un desafío a Valentine, un manager que no ha conseguido establecer su liderazgo dentro del clubhouse y que desde su llegada al equipo ha tenido roces con algunas de las principales figuras de la franquicia.

Y aunque Chicago perdió 5-1, el ex jugador de los Medias Rojas demostró que Boston se equivocó al canjearlo.

De los únicos cinco imparables que consiguieron los Medias Blancas, tres, incluidos dos dobletes, fueron a la cuenta de Youkilis, quien se ha convertido en su nuevo equipo en el bateador clave en los momentos decisivos.

El partido fue reñido en extremo, con empate a una carrera hasta el octavo, pero el mexicano Adrian Gonzalez, que ya había remolcado con sencillo la primera anotación de Boston, le sacó la pelota con dos hombres en bases al relevista Leyson Séptimo, para inclinar la balanza definitivamente.

Y una noticia increíblemente mala acaban de recibir los Rojos de Cincinnati, líderes de la división central de la Liga Nacional, con apenas un juego de ventaja sobre los sorprendentes Piratas de Pittsburgh.

Votto
Votto
Su principal jugador, su toletero por excelencia y su pelotero mejor pagado, el canadiense Joey Votto, estará fuera de acción entre tres y cuatro semanas.

Votto tendrá que pasar por el quirófano para reparar un desgarramiento de cartílago en la rodilla izquierda, por lo que su ausencia supone un hueco irremplazable en la alineación de Cincinnati.

Habrá que ver si su ausencia por al menos un mes no les cuesta a los Rojos su boleto a la postemporada ante el empuje de Pittsburgh y los actuales campeones de la Serie Mundial, los Cardenales de San Luis.

Ben Sheets regresó a las Grandes Ligas ¡Y en qué forma!

El lanzador que saltó a la fama en el 2000, cuando blanqueó en la final olímpica a la otrora poderosa escuadra de Cuba, está de vuelta en el mejor béisbol del mundo, tras dos años de inactividad por una lesión en el codo derecho.

Sheets
Sheets
Sheets, que pasó sus primeros ocho años con los Cereceros de Milwaukee y lanzó en el 2010 para los Atléticos de Oakland, volvió ahora con el uniforme de los Bravos de Atlanta.

En seis innings frente a los Mets de Nueva York, el serpentinero de 33 años no permitió carreras y apenas aceptó dos indiscutibles, con un pasaporte y cinco ponches.

Su llegada a la rotación de los Bravos podría resultar de gran ayuda para un equipo inmerso en la lucha por llegar a la postemporada.

Para Sheets, retornar después de una lesión no es nada nuevo.

Tras perderse todo el año 2009, volvió con Oakland en el 2010, aunque en aquella ocasión no consiguió nunca el nivel que mostró con Milwaukee, equipo con el que fue escogido en cuatro ocasiones para el Juego de las Estrellas.

Ahora sí se le vio recuperado, con dominio por igual sobre su bola rápida y sus envíos de rompimiento, para superar al zurdo venezolano Johan Santana, otro que viene de una lesión que lo obligó a perderse toda la campaña del 2011.

Y sobre todo, se le vio con confianza en sí mismo, sobre todo en el tercer episodio, en que los Mets lograron montarle una amenaza, pues fue donde batearon sus dos únicos hits, un sencillo de Josh Thole y un doblete de Daniel Murphy.

Pero con corredores en segunda y tercera y dos outs, dominó en elevado al jardín derecho al peligrosísimo David Wright, por mucho el mejor bateador de Nueva York, para liquidar el intento de rebelión.

Bienvenido de vuelta, entonces, Ben Sheets. Los Bravos ganaron 6-1 y completaron la barrida en la serie de tres juegos y afianzarse en segundo lugar de la división Este de la Liga Nacional, detrás de los increíbles Nacionales de Washington.

Strasburg
Strasburg
Precisamente, Washington también contó con un serpentinero inmaculado por espacio de seis episodios.

El fenomenal Stephen Strasburg dominó a su antojo a los alicaídos Marlins de Miami para vencerlos 4-0, con ayuda e tres relevistas.

Strasburg propinó siete ponches y permitió seis hits ante unos Marlins que siguen sin producir a la hora buena: de 13-1 con hombres en posición anotadora.

En el noveno llegaron a llenar las bases sin outs, pero nunca llegó el batazo salvador, algo que ha caracterizado a la tropa de Ozzie Guillén a lo largo de toda la campaña.

Weaver
Weaver
Rodriguez
Rodríguez
E increíble también resulta el dominio que el antesalista de los Yankees de Nueva York, Alex Rodriguez, tiene sobre el lanzador de los Angelinos de Los Angeles Jered Weaver.

A-Rod le botó la pelota a Weaver con un hombre a bordo en el primer inning del juego que los Angelinos vencieron 10-8 a los Yankees.

Para Weaver, este fue el sexto cuadrangular que le permite a Rodríguez, la cifra máxima para cualquier bateador que haya enfrentado en su carrera.

Sin embargo, el propio A-Rod tuvo la victoria en sus manos, cuando vino a batear en el final del noveno con dos outs y las bases llenas, pero el relevista Kevin Jepsen lo dominó en inofensivo elevado a primera base para poner fin al partido.

Lo correcto no siempre es igual que lo justo.

Los umpires del juego entre los Bravos de Atlanta y los Mets de Nueva York tomaron una decisión justa, pero incorrecta, que a la larga terminó costándole la victoria al equipo de la Gran Manzana.

Jordany Valdespin
AP Photo/John BazemoreValdespín 'atrapó' la pelota del batazo de Heyward, pero luego los oficiales revirtieron la decisión.
Todo sucedió en el quinto episodio. El juego estaba igualado a tres carreras cuando el jardinero izquierdo de los Mets, Jordany Valdespín, capturó una línea de Jason Heyward que sirvió para doblar en primera al corredor Martín Prado.

El umpire de tercera base, Dale Scott, decretó inicialmente el out, aunque las repeticiones de la jugada que pasaba la televisión mostraba el error arbitral, pues en realidad la pelota había picado en el terreno.

Pero los jueces se reunieron y revirtieron la decisión inicial, de manera que Prado quedó con vida en segunda y Heyward en la inicial, desde donde anotaron posteriormente por doblete remolcador de Freddie Freeman.

¿Fue justo echar para atrás una decisión, cuando los umpires se dan cuenta de que cometieron un error? Sí, absolutamente. ¿Por qué premiar a un jugador por algo que no hizo a pesar de su esfuerzo y perjudicar a un bateador que sí logró el imparable?

Ahora bien. ¿Fue correcto revertir la decisión? No, absolutamente no. Las reglas del béisbol establecen que las jugadas de apreciación son inapelables e irreversibles.

Las equivocaciones arbitrales forman parte del juego y salvo en caso de que haga falta determinar si una pelota se fue o no de jonrón, el uso del video no está autorizado en las Grandes Ligas. Por ahora.

Es cierto que deberían ampliar el uso del video para jugadas como la de Valdespín, pero por el momento, no está establecido que así sea.

Cada vez que esto pase y los árbitros den dar marcha atrás a una decisión en una jugada de apreciación, vendrá a la mente el error garrafal de Jim Joyce que le costó un juego perfecto al venezolano Armando Galarraga en el 2010.

¿Por qué entonces no lo hicieron? ¿Por qué el comisionado Bud Selig no le concedió la perfección a Galarraga, a pesar de tener el poder para hacerlo? ¿Por qué Selig entonces no castiga al equipo de umpires del juego entre los Bravos y los Mets por cometer un error de reglas?

Son varias pregutas sin respuesta. El manager de Nueva York, Terry Collins, fue expulsado al protestar la decisión de revertir la jugada.

Más allá de salir a pelear, Collins en realidad debió jugar el partido bajo protesta, pues los jueces cometieron una infracción de reglas al virar una jugada de apreciación.

Es increíble e inaceptable que a este nivel de béisbol, el mejor del mundo, haya umpires que no tengan un dominio absoluto de las reglas.

Cuando el uso del video se extienda a jugadas como la del batazo de Heyward, se podrá cambiar la decisión inicial.

Entonces el trabajo arbitral se hará más exacto, aunque el juego se volverá más lento y largo. Basta que en un partido haya varias jugadas proclives a reclamaciones.

Pero eso será objeto de debate cuando llegue el momento.

Francisco LirianoHannah Foslien/Getty ImagesLiriano se complicó en la cuarta entrada con un vuelacercas de bases llenas de Jonny Gomes
El dominicano Francisco Liriano ya no es aquel súper pitcher que en su momento llegó a ser considerado uno de los mejores zurdos de todas las Grandes Ligas.

Pero como dice un refrán, lo que bien se aprende, no se olvida. Y a Liriano todavía le queda demasiada gasolina en el tanque para seguir su camino en el mejor béisbol del mundo, regalándonos de vez en vez actuaciones estelares, como a las que nos acostumbró en los años más efectivos de su carrera.

El viernes tuvo un destello de esa grandeza, al ponchar a 15 bateadores de los Atléticos de Oakland en ocho entradas. ¡15! Eso significa que de los 24 outs que sacó, sólo nueve pudieron poner la pelota en juego.

Todos los jugadores de Oakland, menos uno, abanicaron la brisa ante el zurdo de los Mellizos de Minnesota.

Sólo el cubano Yoenis Céspedes, un hombre con gran frecuencia de ponches, salió ileso esta vez. Coco Crisp y Brandon Hicks se tomaron tres cafés cada uno; Josh Reddick, Derek Norris y Brandon Inge dos per cápita, mientras que Jemile Weeks, Chris Carter y Jonny Gomes probaron al menos una vez los venenosos envíos del dominicano.

Pero lo increíble del caso es que con semejante demostración de pitcheo, Liriano haya salido del juego como perdedor.

En el único inning complicado que tuvo, el cuarto, se le escapó la victoria como agua entre las manos, pues Gomes le botó la pelota con las bases llenas para fabricarle cuatro carreras.

Y sus compañeros, salvo la excepción de Josh Willingham, fueron incapaces de proveerle la ayuda ofensiva necesaria para apoyar su estelar actuación.

Willingham disparó dos cuadrangulares, uno en solitario y otro con un compañero en base, para remolcar las únicas tres carreras de los Mellizos.

¡Y tremendo partidazo el que regalaron los Medias Blancas de Chicago y los Reales de Kansas City en el Kauffman Stadium, sede del reciente Juego de las Estrellas!

Aquello, más que un juego de béisbol, recordaba una de esas peleas de boxeo en la que ambos púgiles comienzan a intercambiar golpes desde el mismo comienzo y no dejan de darse puñetazos hasta el campanazo final.

Chicago abrió con tres carreras en el primer inning y parecía que sería suficiente, pues el manager Robin Ventura colocó en la lomita al colombiano José Quintana, quien con sus actuaciones estelares ha sido una de las más gratas noticias de la presente campaña.

Pero no era la mejor noche de Quintana y tan pronto como en el segundo inning, los Reales le igualaron el marcador.

En el cuarto, Kansas City tomó ventaja 5-3, pero en el inicio del quinto, los Medias Blancas retomaron el mando 6-5.

Los Reales se fueron arriba en el octavo 7-6, pero en su última oportunidad, Chicago igualó a siete y forzó el extrainnings.

Con empate a siete llegamos al duodécimo episodio, cuando los visitantes anotaron una, pero los de casa volvieron a empatar. Había que seguir jugando.

La decisión final llegó en el decimocuarto capítulo, cuando Chicago fabricó su octava carrera, remolcada por Kevin Youkilis con elevado de sacrificio al jardín central. Desde su llegada desde Boston a Chicago, Youkilis ha sido el hombre clave que ha impulsado las carreras de la victoria ya en varias oportunidades.

Pero los Medias Rojas no lo querían y ahora deben estar lamentándolo, al ver lo que está haciendo en su nuevo equipo.

APTarjeta de Honus Wagner como jugador en 1910
Un hombre de la ciudad de Defiance, en el estado de Ohio, acaba de sacarse la lotería sin siquiera haber comprado el billete ganador.

Es que fue su abuelo quien "compró el boleto ganador", mucho antes de que su afortunado nieto naciera.

Karl Kissner limpiaba el ático de la vieja casa que perteneció a su antecesor cuando en una caja cubierta de polvo encontró nada menos que 700 tarjetas de béisbol en perfecto estado de conservación.

Cy Young, Honus Wagner y Ty Cobb son algunas de las estrellas que aparecen en las tarjetas, que tienen más de cien años de antigüedad y según expertos, podrían valer alrededor de tres millones de dólares.

Estas eran las estrellas que dominaban el béisbol en la época en que las tarjetas llegaron a las manos de Carl Hench, un inmigrante alemán, dueño de una carnicería en Defiance y posiblemente un desconocedor absoluto del deporte de las bolas y los strikes.

Se cree incluso que Hench consiguió las tarjetas, que forman parte de una serie sumamente rara que se imprimió alrededor de 1910, como un artículo promocional de una compañía de caramelos que las distribuía junto con sus productos.

Los familiares creen que su antecesor obsequió algunas a los clientes y se quedó con otras, que empaquetó en el ático y las olvidó para siempre.

Christy Matthewson y Connie Mack son otras de las leyendas que aparecen entre las 700 tarjetas, que, a juicio de expertos, constituyen el mayor hallazgo en la historia para los coleccionistas de estas piezas.

Y es que uno de los aspectos que le dan mayor valor a las tarjetas, más allá de su antigüedad, es el estado de conservación en que se encuentren.

Al menos 37 de las descubiertas por Kissner están perfectas, con sus colores brillantes y los bordes claramente delineados.

"Es como encontrarse la Mona Lisa en el ático", dijo el afortunado descubridor.

Y no le falta razón. Los expertos en tarjetas que autenticaron el hallazgo dijeron que quizás nunca vuelvan a ver algo tan impresionante.

"Todos los descubrimientos del futuro tendrán que compararse con éste", opinó Joe Orlando, presidente de la organización Professional Sports Authenticator.

¿Cuánto pueden llegar a valer en realidad estas 700 tarjetas? Eso sólo se sabrá de verdad cuando sean puestas a subasta.

Pero al parecer, el estimado inicial de tres millones de dólares podría quedarse corto, sobre todo si se tiene en cuenta que hace muy poco, una de las pocas tarjetas que se conservan de Honus Wagner fue vendida en 2.8 millones.

Será en agosto cuando se subasten, durante la Convención Nacional de Coleccionistas de Artículos Deportivos en Baltimore.

Habrá que ver si los adinerados amantes de estas reliquias las compran todas juntas o si el paquete que ha estado tanto tiempo escondido dentro de una polvorienta caja en un ático es repartido entre varios ávidos compradores.

Para Kissner y su familia, el rumbo que tomen las tarjetas será lo de menos, pues lo que cuenta es el cash que puedan obtener a cambio de ellas.

Tal vez decida quedarse con alguna, como recuerdo de aquel "boleto de lotería" que compró su abuelo hace más de un siglo atrás y que casi por accidente él descubrió.

Y a lo mejor sus nietos, cuando pasen los años, la saquen a subasta para seguir sacándole plata a estas maravillas que por tanto tiempo durmieron el sueño de los justos en el ático de la casa de un inmigrante alemán a quien tal vez jamás le interesó el béisbol.

Con una fuerza sin comparación, una nueva generación de peloteros irrumpió en el Juego de las Estrellas qu se celebró el martes en el Kauffman Stadium, la casa de los Reales de Kansas City.

Suzuki
Suzuki
Pujols
Pujols
Rodriguez
Rodríguez
Nombres permanentes en la última década, como Alex Rodríguez, Albert Pujols o Ichiro Suzuki desaparecieron como por arte de magia, ante el empuje de una hornada más fresca.

En total, 26 peloteros fueron escogidos por primera vez en sus carreras para el Juego de las Estrellas y de ellos, ocho lo lograron en su primer o segundo año en Grandes Ligas.

Los lanzadores Lance Lynn, de los Cardenales de San Luis, Wade Miley, de los Diamondbacks de Arizona, Ryan Cook de los Atléticos de Oakland y el japonés Yu Darvish, junto a los guardabosques Bryce Harper, Mike Trout y Mark Trumbo y el segunda base venezolano José Altuve fueron los que llegaron al clásico de media temporada apenas iniciados sus respectivos trayectos en el mejor béisbol del mundo.

Estas cifras contrastan con la cantidad de peloteros que participaron por quinta vez o más en el Juego de las Estrellas, señal inequívoca que acabamos de presenciar en Kansas City un relevo generacional sin precedentes, cuyas figuras más visibles podrían ser Harper, de 19 años, y Trout, de 20, dos de los peloteros jóvenes más electrizantes del momento.

Apenas 12 de los presentes en el Kauffman Stadium acumulaban cinco o más presentaciones en estos partidos, con Derek Jeter a la cabeza, con 13, mientras que el quisqueyano David Ortiz y Chipper Jones le siguen en un distante segundo puesto, con ocho selecciones cada uno.

Llamó la atención la ausencia de un representante de los Marlins de Miami, tras el retiro por lesión de Giancarlo Stanton.

Eso le abrió las puertas como reemplazante a Harper, de los Nacionales de Washington, lo cual causó mucha decepción en la Capital del Sol.

Algunos colegas en Miami habían intentado una campaña para que Hanley Ramírez fuera en el lugar del lesionado Stanton, aunque en honor a la verdad, el dominicano cada vez se aleja más de lo que es una verdadera estrella.

Además, aún cuando el manager Tony LaRussa lo hubiera convocado, tampoco hubiera podido participar, luego de la estupidez que cometió el último día antes del receso, al golpear con su mano un ventilador, que le costó una herida con varios puntos de sutura.

Es cierto que los Marlins tenían muy poco de dónde escoger para enviar un reemplazo por Giancarlo, pero al menos Justin Ruggiano, dado el buen momento por el que está pasando, merecía la oportunidad.

Ruggiano se ha convertido en la revelación del equipo, una de las pocas razones de alegría para los seguidores de los peces, con su average de .390, su slugging de .756 y promedio de embasamiento de .457 aunque sea en 32 partidos y 82 turnos al bate.

Ahora ya nada puede hacerse. Sólo pasar la página y enfocarse en la segunda y decisiva mitad de la campaña, que comienza el viernes.

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