Juán Sánchez
APPepe sabe que lo más complicado está por llegar

MAR DEL PLATA -- Pasaron los primeros dos partidos y con éxito. Los nervios del debut por suerte se disiparon a los pocos minutos de juego,ya que tanto contra Paraguay como contra Uruguay, pudimos sacar amplias ventajas que nos dieron la tranquilidad para manejar los tiempos, rotar el equipo y repartir el goleo. En sintesis, lo ideal para empezar un torneo corto en tiempo, pero intenso en cuanto a cantidad de juegos.

Hecho el comentario de rigor sobre los dos primeros partidos, puedo asegurar que, intimamente, estamos esperando el partido contra Puerto Rico con ansiedad. Los deportistas tenemos la necesidad constante de medir fuerzas contra nuestros oponentes.

Y el equipo quiere y necesita tener pruebas exigentes para tener una idea real de donde estamos parados, de que detalles debemos mejorar. Aún sabiendo de que el riesgo de perder el partido es alto por la jerarquia del rival, se asume ese riesgo y se abraza el desafio.

Sabemos que podremos sacar mas conclusiones,y ajustar cosas en base a ello. Los buenos equipos suelen hacer una metamorfosis en los torneos. De el debut a los últimos partidos, se va mutando hacia la mejor version posible, justamente porque lo que lo hace bueno es el poder ir ajustando, afinando.

Imagínense una radio antigua, cuando va ajustando el dial, para que desaparezca la lluvia de fondo,y solo queda la voz del locutor o la música.

De eso se trata,de llegar con la claridad necesaria a los partidos que deciden los puestos, en este caso, una clasificación a los juegos olímpicos.

Para lograr esto hace falta superar pruebas, y a partir del viernes, las tendremos seguido.

Pepe Sánchez
Ligateunafoto.comEl conocimiento de años nos ayudó a acelerar la preparación
BUENOS AIRES -- Ya han pasado poco más de tres semanas de preparación para el torneo próximo a jugar en Mardel, y creo que es tiempo suficiente para analizar esta etapa y tambien, en lo personal, mi vuelta al equipo nacional.

Han sido semanas muy buenas y provechosas para ensamblar al equipo. Claro que corremos con la ventaja de los años juntos y el conocimiento personal y táctico que eso conlleva, pero creo tambien que la experiencia acumulada en todos estos años hace que se pueda acortar la preparación en tiempo y ganar en calidad de trabajo.

El proceso ha sido muy bien concebido: primero la parte física, después carga táctica y por último -en eso estamos- ajustar los detalles más finos, que a este nivel son decisivos.

Esos pequeños detalles, a veces hasta imperceptibles para el ojo del espectador (ya hablaremos de eso en otra entrega), determinan el rumbo de un partido y, por ende, la llave o no a la gloria deportiva.

En lo personal, ¿qué decir? Una gran alegría volver. Ya no está mi gran compañero de habitación y gran contador de historias, Gaby Fernández. Ahora comparto habitación con Panchito Jasen, bahiense como yo. Nos conocemos desde chiquitos, de enfrentarnos en Bahía en las inferiores. Hemos hecho una gran dupla, nos llevamos genial y -algo fundamental- ninguno de los dos ronca. O por lo menos tenemos el sueño profundo, lo cual no es lo mismo pero casi. La alegría es más grande todavía al ver que todo sigue igual, sobre todo esas cosas que uno quiere que sigan igual siempre, que duren toda la vida.

Fuera de la cancha se mantiene la misma onda, los chistes, las sobremesas, el respeto, las anécdotas, las cenas de equipo... ahora tambien el furor de Twitter, no por gusto personal, pero muy usado en el equipo.

Dentro de la cancha permanece el juego en equipo, el dar un pase mas para el compañero mejor ubicado, la aceptación de los roles, el respeto (de nuevo), la sabiduría de algunos, la garra de otros.

Hay cosas que cambian, por suerte, y otras que no se deben cambiar. Éstas son las que generan mística, eso que no se sabe bien qué es, pero es, existe.Supongo que es algún código no escrito, leyendas de transmisión oral que pasan de boca en boca y se hacen mitos y, de alguna manera, marcan el terreno y enseñan de qué se trata lo que pasa dentro esos límites. Acá es así. Punto.

Y esa es mi gran alegría. Acá todo sigue igual.

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