Cuando Rick Porcello se llevó a su casa el trofeo de Cy Young el año pasado, fue una victoria para la victoria.

Bajo todas las medidas estadísticas, Porcello tuvo una temporada estelar para los Medias Rojas de Boston. Pero en un momento en el que el record de victorias y derrotas de un lanzador es descartado en muchas ocasiones como irrelevante, Porcello sabía que había sido electo como el mejor lanzador de la Liga Americana gracias a su marca de 22-4 de igual modo que cualquiera otra de sus estadísticas, incluyendo su efectividad de 3.15 o sus 189 ponches.

"Tanto como todos quieren descartar las victorias y las derrotas - definitivamente hay argumentos contra esos, y yo he dicho que - existe mucho valor en ello", dijo Porcello en noviembre. "Si no hubiese algún valor en ello, no estuviéramos llevando dicha estadística. No sería lo primero que se ve en el pizarrón cuando un chico se trepa en el montículo, sus victorias y derrotas. Hay una forma de salir allá afuera y lanzar para ganar un partido, y hay una forma de salir allá afuera y lanzar para no perder un partido".

En ese caso, Porcello no puede negar que su record de 5-14 que llevará a su apertura del miércoles en la noche ante los Rays de Tampa Bay es una muestra de cómo ha lanzado en esta temporada. Los Medias Rojas han sido blanqueados en cinco de sus 23 aperturas, y el promedio de bateo de pelotas en juego de los rivales - una estadística importante para un lanzador de contacto como Porcello - ha aumentado de .269 el año pasado a .333 (.300 es considerada la media). Pero la conclusión es que Porcello ha lanzado solo lo suficientemente bien como para perder casi tres cuartas partes de sus decisiones.

Y con la posibilidad de que Porcello haga al menos nueve salidas más, el derecho podría terminar uniéndose al infame club 20/20. En los últimos 60 años, siete lanzadores han perdido 20 juegos en una temporada luego de ganar 20. Solo uno, el miembro del Salón de la Fama Steve Carlton, era un reinante ganador del Cy Young. Y ninguno de ellos jugó para un equipo ganador en su temporada de 20 derrotas.

Entonces, ¿qué explica el cambio de fortuna de Porcello? Seguramente, debe ser algo más que una falta de apoyo y las pelotas siendo bateadas fuera del alcance del defensor.

"El juego ha cambiado mucho. Los bateadores han cambiado mucho", dijo Porcello. "Es algo loco, pero de la forma que lanzábamos hace cinco años no es la misma que se usa hoy en día. Han ocurrido muchos ajustes desde ese entonces".

Y Porcello ha sido afectado tanto como cualquier otro lanzador - aparentemente de la noche a la mañana.

Porcello es un lanzador que gusta de usar el sinker, su éxito se basa en gran medida en su habilidad de lanzar bajito en la zona de strike y en ocasiones sorprender a un bateador al elevar un lanzamiento. Pero la tendencia reciente entre los bateadores ha sido de abanicar en forma de 'uppercut' y levantar más pelotas al aire para mejorar sus probabilidades de conectar un cuadrangular. Con tanto énfasis en el "ángulo de lanzamiento" o el modo de abanicar por debajo de la pelota, los lanzadores que brillaban manteniendo la pelota bajita se han visto forzados a irse más bajos aun o reinventarse.

En su novena temporada en Grandes Ligas y con una recta que promedia apenas 92.6 mph, Porcello no piensa irse con esta última alternativa. Pero tampoco ha estado demasiado efectivo con la primera alternativa, lo que evidencian los 26 jonrones que ha permitido esta temporada, cifra máxima en su carrera. Al llegar al partido del miércoles, solo cinco lanzadores en las mayores han permitido más, siendo el líder en esa estadística Ariel Miranda de Seattle con 29.

"Es una línea tan fina, un área tan gris, comoquiera que lo quieras llamar", dijo Porcello. "Establecer la pelota bajita en la zona para hacer más efectivos tus otros lanzamientos - las rectas de cuatro costuras o los lanzamientos quebrados por debajo de la zona - es algo que tenemos que seguir haciendo. Pero ahora tenemos que encontrar a los chicos adecuados para hacerlo. Si quieres vivir allá abajo ante chicos que son agresivos, ellos van a levantar la pelota que caiga en la parte de debajo de la zona, ellos te van a dominar en un solo lanzamiento. Solo hay que encontrar formas de combatir eso y hacer ajustes. Eso es algo de lo que hemos discutido en tiempos recientes".

Lo reconfortante para Porcello es que no está solo. Los bateadores se combinaron para conectar 1,101 jonrones en junio, la mayor cantidad para cualquier mes en la historia. Hasta el martes, se habían conectado 4,240 cuadrangulares en la temporada, un ritmo que podría terminar rompiendo el record de 5,693 establecido en 2000.

"Los bateadores buscan de forma más consistente hacer más daño con cada swing", dijo el ex lanzador de MLB Brian Bannister, vicepresidente de desarrollo de lanzadores y asistente del coach de lanzadores de Boston. "Hay menos lanzadores que utilizan las tácticas de pelota pequeña como mover el corredor con un rodado al lado derecho. Por tanto el concepto de lanzar para contacto es más peligroso, y requiere un ajuste para los lanzadores que utilizan el sinker y que tienen tasas de ponches más bajitas, quienes en el pasado se beneficiaban de los bateadores que estaban más dispuestos a batear la pelota hacia el suelo con mayor regularidad".

Pero los lanzadores todavía pueden ser efectivos logrando outs en el suelo. Quizás los ponches hayan aumentado -- Porcello promedia 8.2 por cada nueve entrada, la mayor cifra de su carrera, un aumento en comparación con su promedio de nueve temporadas de 6.3 - pero no es como que tampoco los lanzadores estén acumulando juegos de 20 ponches. Los que utilizan el sinker no son repentinamente obsoletos.

En junio, los Medias Rojas reclamaron a Doug Fister de waivers como una forma de añadir profundidad a su rotación de abridores, una movida que finalmente les rindió beneficios cuando el veterano derecho tuvo aperturas de calidad consecutivas la semana pasada sobre los Indios de Cleveland y los Medias Blancas de Chicago.

Pero un beneficio no intencional de añadir a Fister ha sido su habilidad de actuar como una tabla de resonancia para Porcello. No solo ambos lanzan para contacto con rectas de dos costuras en la parte de debajo de la zona, sino como compañeros en los Tigres de Detroit del 2011 al 2013, en ocasiones Porcello se refería a Fister como una especie de espíritu afin.

"La estrategia es algo que definitivamente hablamos mucho", dijo Fister. "Es una lucha constante porque, sí, [el sinker] es un lanzamiento de calidad, y es algo que utilizamos mucho. Pero al mismo tiempo, tenemos que continuar evolucionando, sea con el ángulo de lanzamiento que cambia dónde localizamos nuestros pitcheos o como mezclamos las cosas, cambiando los niveles visuales un poco más, cambiando las velocidades un poco más. Lo que se necesite".

Hay señales que Porcello está evolucionando.

Luego que los rivales le batearan .419, .400 y .367 ante su sinker en abril, mayo y junio, ellos solo le batearon .184 a dicho lanzamiento en julio, un indicativo que Porcello ha sido más preciso con la localización de su mejor lanzamiento. Además tiene efectividad de 3.76 y solo ha permitido 36 hits en 40 2/3 entradas en sus últimas seis salidas luego de tener efectividad de 5.06 y permitido 138 hits en 105 entradas en sus primeras 17 aperturas.

"Lo bueno para los lanzadores es que los bateadores no pueden cubrir los cuatro cuadrantes de la zona de strike", dijo Porcello. "Dónde ahora ellos están cubriendo allá abajo, solía estar más arriba en la zona de peligro. Ahora se puede elevar la pelota un poco más. Hay maneras de hacerlo. Hemos hablado sobre los ajustes que podemos hacer mientras seguimos siendo relevantes y haciendo lo que podemos hacer".

Pero aunque Porcello podría estar caminando en la dirección correcta, la victoria del pasado jueves en la noche 9-5 sobre los Medias Blancas marcó su primera victoria desde el 23 de junio, un trecho de siete decisiones.

Eso es prueba adicional que las victorias y las derrotas no están completamente en manos de Porcello. Así como tampoco, según parece ser, el evitar el infame club 20/20. A pesar del resultado de muchas de sus aperturas, Porcello ha lanzado lo suficientemente bien para mantener en juego a los Medias Rojas en muchos de los partidos. Y con los Medias Rojas en la contienda por otro banderín del Este LA, ellos no están dispuestos a sacar de la rotación a uno de sus lanzadores más confiables aunque se esté acercando a las 20 derrotas.

"Mientras estamos en temporada, mis pensamientos diarios son el salir allá afuera a darnos una oportunidad de ganar el partido", dijo Porcello. "Hay mucho de eso que está fuera de tu control en lo que respecta a las victorias y las derrotas. Yo solo tengo que salir allá afuera a darnos la oportunidad de ganar muchos más partidos cada cinco días. Eso es todo".

En algunos años, hacer eso es suficiente para ganar el premio Cy Young. En otros, bueno, eso podría llevar a liderar la liga en derrotas.

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Rick Porcello allude a eso, pero realmente no habla de eso. Él pisa esa línea, pero no la cruza. Después de todo, eso está en el pasado, y el derecho de los Medias Rojas de Boston no siente que haga sentido seguir hablando de eso.

Pero al contar la historia de cómo Porcello llegó aquí - a tener un record de 16-3 y efectividad de 3.30 al llegar a su apertura del viernes en la noche en Detroit ante su antiguo equipo - es imposible ignorar lo que ocurrió la temporada pasada.

Por lo menos, en el papel, el 2015 era la primera temporada de Porcello con los Medias Rojas. Llegó a la organización en un cambio en la temporada baja que envió al jardinero Yoenis Céspedes a los Tigres de Detroit y firmó una extensión de contrato por cuatro años y $82.5 millones antes de hacer un lanzamiento en temporada regular. Pero el real Rick Porcello no se apareció en Boston hasta septiembre, cuando los Medias Rojas ya estaban fuera de competencia por un boleto a la postemporada.

No es que querramos ponernos demasiado existenciales sobre ello, pero Porcello tuvo que sobreponerse a una crisis de identidad de lanzador. Luego de años de vivir a la sombra de Justin Verlander, Max Scherzer, Aníbal Sánchez, Doug Fister y David Price en la rotación de abridores de los Tigres repleta de estrellas, Porcello dio un paso adelante hacia el sol con los Medias Rojas y se olvidó de todo lo que le había llevado aquí. El resultado: marca de 9-15 y efectividad de 4.92 que igualaron sus peores números desde 2010, cuado estaba en su segunda temporada en Grandes Ligas a los 21 años.

"Realmente no puedo apuntar a una razón", dijo Porcello. "Hay muchas razones obvias de por qué hay chicos que llegan a Boston y tienen problemas al tener que lidiar con las cosas que tienes que lidiar al jugar aquí. Pero al llegar a los entrenamientos primaverales este año, me sentí mucho más cómodo, fue más fácil para mí enfocarme en lo que tenía que hacer día tras día. Así es como yo hago mis cosas. Fue mucho más fácil para mí eliminar cualquier distracción external y las cosas que yo quizás estaba haciendo que no eran comunes en mí".

Cosas como por ejemplo, intentar cambiar su estilo completo de pitcheo.

En seis temporadas con los Tigres, Porcello dependía de un sinker pesado que causaba que los bateadores conectaran rodados débiles. Cuando el sinker de Porcello funciona bien, típicamente tiene éxito. La razón por la que decidió alejarse del lanzamiento estelar la pasada temporada en favor de superar a los bateadores con su recta ordinaria sigue siendo un misterio que podría servir de tema principal para una novela de Agatha Christie.

Porcello ha dejado entrever que es posible que haya estado intentando demasiado duro de impresionar a su nuevo equipo para cumplir con las expectativas de su primer gran contrato. O quizás haya sentido que necesitaba ponchar más bateadores para tener éxito en los estadios del Este de la Liga Americana que tienden a ser menos tolerantes que los de la División Central LA. En cualquier caso, en sus primeras 20 aperturas con los Medias Rojas, él lanzó su sinker en el 28 por ciento del tiempo a los bateadores zurdos y en el 41 por ciento del tiempo a los derechos, una baja respecto a los promedios de su carrera, 41 y 51 por ciento, respectivamente. En esas aperturas, permitió al menos cuatro carreras en nueve ocasiones y tuvo efectividad de 5.87.

Para el momento en que Dave Dombrowski asumió el puesto de presidente de operaciones deportivas de los Medias Rojas en agosto pasado, Porcello era apenas reconocible.

"Pienso que esa es una de las dificultades que algunas veces llegan cuando firmas un gran contrato como ese. Uno trata de hacer demasiado en ciertos momentos", dijo Dombrowski, quien seleccionó a Porcello para Detroit en el sorteo del 2007, ascendiéndolo a Grandes Ligas menos de dos años después y cambiándolo a los Medias Rojas porque él dudaba que los Tigres fueran a poder firmarlo, para luego reunirse con él cuando Dombrowski se unió a los Medias Rojas. "Él siempre ha sido un lanzador exitoso cuando utiliza principalmente el sinker. Dejó de ser el lanzador exitoso que fue en el pasado".

Y así fue por cuatro meses, ya que Porcello lanzó como si fuera algún impostor. No fue hasta finales de agosto, cuando volvió de una estancia de un mes en la lista de lesionados por un desgarre en el tríceps derecho y su confianza golpeada. Y voila, permitió más de tres carreras en solo dos de sus últimas ocho aperturas.

Eso nos trae a esta temporada. Porcello ha completado seis entradas en todas menos tres de sus 24 aperturas. Tiene marca de 12-0 con efectividad de 2.96 en el Fenway Park, donde de forma rutinaria sale de juego con ovaciones de pie de muchos de los mismos fanáticos que lo abucheaban el año pasado. Ha sido tan consistente que si los Medias Rojas tuvieran que decidir a quién recurrir en un juego de vida o muerte entre comodines, ellos tendrían que considerar grandemente a Porcello, incluso por encima de Price, su as de $217 millones.

"Logré recuperar mi modo de lanzar y mi plan de juego. Eso fue realmente lo más grande que había perdido", dijo Porcello. "Hablando con [el coach de pitcheo] Carl [Willis] y [el manager] John [Farrell], pudimos hacer un gran compromiso de ejecutar el sinker bajito en la zona y utilizar la recta elevada en un puñado de ocasiones cuando sea necesario. Pero al recuperar mi plan de juego y entender cómo voy a sacar a los rivales de out, cómo voy a prepararlos, cómo voy a limitar el daño que me hagan, volver al camino del éxito, tuve algo de lo que me pude agarrar para seguir construyendo mi carrera".

Farrell dijo: "Se siente más cómodo. Solo pienso en el ambiente, la expectativa, es más un producto conocido para él este año que lo que fue hace un año. Esa relajación natural es lo que ha permitido que salgan sus habilidades naturales. Y eso se filtra a su ejecución".

Porcello no sería el primer lanzador en tener una difícil primera temporada en Boston. En 2006, Josh Beckett tuvo efectividad de 5.01, muy por encima de su marca de por vida de 3.88. Cuatro años más tarde, John Lackey tuvo efectividad de 4.40 que no estaba cerca de su promedio de por vida de 3.89 en 14 temporadas. Y Price se ha quedado corto en cumplir con las expectativas esta temporada con su porcentaje de carreras limpias de 4.19 en 26 aperturas.

Seguramente Porcello puede relacionarse con esos eventos.

"Hemos hablado sobre eso un poco", dijo Porcello. "Cuando yo veo lanzar a David, hay muchas cosas que son parecidas, pero también hay cosas que son diferentes. Según sus estándares, no está teniendo un muy buen año. Pero para el Este de la LA, lo está haciendo bien. Lidera nuestro equipo en entradas, lidera nuestro equipo en ponches. En mi mente, para mí llegar y tocar ese tema con él, sería como quitarle mérito a lo que está haciendo allá afuera. Es algo duro".

Price recuerda haber llegado a Boston en septiembre pasado cuando estaba con los Azulejos de Toronto y conversar con Porcello sobre los retos de lanzar en lo que Price cataloga como el "lugar más difícil para jugar en las Grandes Ligas".

"De seguro era difícil para Rick", dijo Price. "Él pasó seis años en Detroit. Eso era lo único que él conocía. Esa primera vez en que eres cambiado, es algo completamente diferente. No creo que los fanáticos entiendan eso. Y entonces firmó su extensión, y eran muchas las expectativas sobre él. Es algo duro. Uno tiene que poder seguir adelante, y él ha hecho eso extremadamente bien. No ha insistido en pensar en lo que pasó el año pasado. Le dio vuelta a la página y buscó maneras de mejorar".

Porcello mejoró simplemente al volver a ser él mismo. Y con cada apertura que ha hecho en esta temporada, se ha acercado a ser el lanzador que los Medias Rojas siempre creyeron que él puede ser.

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