DETROIT - El receptor de los Reales de Kansas City Salvador Pérez creció en Valencia, Venezuela, una metrópolis situado en un valle en la costa norte del país. Cuando llegó a EEUU a los 16 años, jugó por tres temporadas en la Liga de Novatos de Arizona. Pero no fue hasta que hizo su debut profesional en Kansas City que Pérez realmente entendió las exigencias de ser receptor bajo calor extremo.

Conocido por sus barbacoas estelares pero también por su calor sofocante, Kansas City no fue un lugar fácil para que Pérez pasara horas con sus aperos de receptor, arrodillado detrás del plato. En su cuarta temporada completa con los Reales, sigue siendo uno de los aspectos más duros de su trabajo.

"La primera vez que estuve detrás del plato en un juego muy caliente, lo que pensaba era, '¿Me voy a morir hoy?' En serio, luego de seis entradas, uno comienza a sentirse como...", dijo Pérez, haciendo con su boca una expresión de mucho cansancio.

En esta temporada, él ha trabajado varios partidos en los que la temperatura en el primer lanzamiento superaba los 90 grados. (De acuerdo a la investigación de ESPN Datos, el juego más caliente que le ha tocado trabajar a Pérez fue uno que comenzó con 94 grados; 23 de julio). El calor se puede convertir en un rival muy difícil de vencer. Una cosa es ser fanático, sentado en las gradas pero bebiendo una limonada fría o una cerveza de barril, e intentando buscar sombra bajo del techo del estadio. Pero otra muy diferente es aguantar el calor como jugador, especialmente con el implacable tejido que compone los uniformes de Grandes Ligas.

"Pienso que es una de esas cosas que la gente no se da cuenta. Luego que jugamos, incluso luego de cada entrada, lo sentimos, incluso dentro del dugout", le dijo Pérez a ESPN.com. "Agarramos una toalla fría, la ponemos en nuestras piernas, nos echamos agua fría [en el cuello]. Durante un partido, me puedo llegar a cambiar la camiseta unas cuatro veces - adentro, en la jaula, porque uno tiene el acondicionador de aire encendido - así que uno se siente un poco mejor".

Una camisa de uniforme llena de sudor le añade más peso a Pérez, que mide 6-3 y pesa 240 libras. Y eso es encima de todo el equipo que debe utilizar, incluyendo protector de pecho, las espinilleras y una máscara - y todo eso se siente más pesado en días calurosos.

"Pesa más. Es un poco pesado. Por eso siempre ando cambiándome la camiseta", dijo Pérez. "Yo sudo bastante. Todo el equipo que tengo que usar, las máscaras. Algunas veces tengo que hasta cambiar la máscara [durante un juego], porque agarra mal olor".

Durante un juego particularmente caluroso, podría llegar a tomar hasta 10 botellas de agua. Y eso lo mezcla con el Gatorade que está disponible entre entradas.

Algunas veces, eso no es suficiente, así que Pérez recurre a la hidratación en forma de fluidos intravenosos [IV , por sus siglas en inglés] antes de los partidos para evitar la deshidratación, aunque en esta temporada se le ha dificultado un poco más el lograrlo que en temporadas anteriores.

"El año pasado fue más fácil conseguir los IVs. Creo que es una nueva regla", dijo Pérez. "Así que [el cuerpo médico] tiene que pedir permiso y justificar que realmente te hace falta, y entonces el personal viene y te lo da. Ahora, es un poco más difícil conseguir los IV".

Una fuente le confirmó a ESPN.com que aunque no ha habido un cambio oficial en la regla, el supervisor médico de la liga recientemente clarificó, mediante una guía escrita a todos los equipos, las situaciones en las que la hidratación mediante IV es considerada la mejor práctica.

Aparte del sudor estándar y el olor, el calor puede tener otras manifestaciones más serias a nivel físico, como nausea y calambres en los músculos. La parte más exigente de todas, dijo Pérez, es la carga mental que pesa sobre los jugadores que ya están sujetos a los rigores de un calendario de 162 partidos.

"Pienso que eso es lo más duro", dijo Pérez. "Si uno piensa que vas a estar canado, entonces sí vas a estar cansado".

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En la mañana del 11 de mayo los Cachorros de Chicago despertaron con un récord de 25-6 y un .806 porcentaje de victorias gracias a la notable diferencia de más 103 carreras. Ese mismo día los Mets de Nueva York despertaron con un récord de 20-12 y una rotación abridora desequilibrante. Una revancha en la Serie de Campeonato de la Liga Nacional parecía una clara posibilidad, incluso casi un hecho.

Como siempre, es una temporada larga y cambian los escenarios. Desde entonces los Cachorros han tenido balance de victorias y derrotas de 30-30, mientras los Mets han jugado para 29-30. Ninguno de los dos equipos se ve tan potente como lo hizo a principios de mayo. Con los dos enfrentándose, con trasmisión de ESPN, cada una de las tres noches siguientes, incluyendo un enfrentamiento entre Noah Syndergaard y Jake Arrieta el martes, aquí hay tres canjes que cada franquicia podría considerar para ayudarle a volver a la Serie de Campeonato.

CUBS

1. Andrew Miller o Aroldis Chapman. Los problemas del bullpen de los Cachorros no son tan miserables como sugiere la percepción popular, pero han sido más mediocres que dignos de llegar a la Serie Mundial -sacando la labor del cerrador Héctor Rondón. Aunque los Cachorros han perdido sólo un partido al cual llegaron con ventaja después de siete entradas, el bullpen de los Cachorros está en el lugar 15 de las mayores en efectividad y 16 en Probabilidad de Victoria Añadida (WPA, por sus siglas en inglés). Además, la mayoría de los relevistas han superado a sus FIP, por lo que existe la posibilidad de que los relevistas no serán siquiera mediocres en lo adelante. Por último, Travis Wood y Clayton Richard son los únicos zurdos. Richard ha sido terrible y Wood no es el tipo de alta velocidad que prefieres en las últimas entradas. Por lo tanto, Miller o Chapman tienen sentido. El problema con la incorporación de Chapman es que probablemente él tiene que ser el cerrador, entonces te preocuparías por lo que podría hacer eso en la psiquis de Rondón. Miller tiene más sentido y se informa que es el objetivo Nº1 de los Cachorros, excepto que va a costar más y de todos modos no hay garantía de que los Yankees lo intercambien.

2. Planes de respaldo para el bullpen: Incluso si los Yankees canjean a Miller, no hay garantía de que termine con los Cachorros. El problema es que no hay muchos zurdos de calidad disponibles en los no contendientes. Sean Doolittle de los Atléticos es una posibilidad, aunque él está actualmente en la lista de lesionados con una tensión en los hombros. Los Padres tienen un relevista encendido en el novato de 29 años de edad, Ryan Buchter, que ha permitido apenas 24 hits en 41 entradas con 57 ponches. Su compañero de equipo Brad Hand, el ex titular de los Marlins, también ha tenido una temporada sólida, aunque con una alta tasa de boletos de la mano con una alta tasa de ponches.

3. Josh Reddick. Hasta el 10 de mayo, los Cachorros estaban bateando .267/.371/.444 y un promedio de 6.2 carreras por juego; desde entonces han conectado para .245/.332/.424 y un promedio de 4.6 carreras por juego. Eso no es una mala ofensiva -ellos todavía han anotado la quinta mayor cantidad de carreras en la Liga Nacional desde el 11 de mayo- pero han luchado a veces con Dexter Fowler en la lista de lesionados y Jason Heyward sin conseguir darle seguimiento al departamento de poder. Y, dado que Fowler era probable que sufriera una regresión tras un abril candente, los Cachorros no generan mucha ofensiva de sus jardineros en este momento, excepto en los días que Kris Bryant juega por allí. Ryan Braun podría ser el nombre más grande que hay, pero viene con un contrato a largo plazo. Reddick, un agente libre después de 2016, tiene más sentido como un recurso provisional, con Kyle Schwarber regresando la próxima temporada. Reddick es un defensor plus y se embasa mucho, lo que significa que los Cachorros no tendrían que contar con que Jorge Soler o Chris Coghlan, que retornan de sus períodos en la lista de lesionados, comiencen a batear.

METS

1. Leonys Martin. Yoenis Cespedes tiró una preocupación en los planes post pausa de la pimera mitad de los Mets cuando sugirió que prefiere jugar en el jardín izquierdo el resto de la temporada, ya que sería menos tensión en los cuádriceps, algo que simplemente lo dejó fuera de algunos juegos. La ofensiva de los Mets también ha luchado desde el 11 de mayo, con sólo los Cerveceros con menos carreras en ese lapso. Entonces, ¿qué haces con Céspedes? Michael Conforto, llamado jugador de respaldo en las mayores, no es realmente un jardinero central. Se podría jugar de manera regular con Juan Lagares, quien es sin duda un defensor muy capaz, o se puede mover a Curtis Granderson a esa posición, a pesar de que sería un riesgo defensivo. Si Céspedes realmente tiene que ir de nuevo a la izquierda, me gustaría tratar de encontrar un compañero que intercale titularidad con Lagares. Con Seattle cayendo fuera de la carrera por la postemporada, tal vez Leonys Martín, un sólido defensor que ha añadido algo de poder, se pueda conseguir por un par de prospectos de bajo nivel.

2. Dan Straily. Con Matt Harvey fuera de la temporada y Zack Wheeler previsto para regresar a finales de agosto o en 2017, pues ni siquiera ha comenzado su rehabilitación en ligas menores, los Mets podrían necesitar cierta profundidad en la rotación. Y eso suponiendo que Noah Syndergaard y Steven Matz se mantengan lo suficientemente sanos como para permanecer en la rotación. Straily ha tenido en silencio una sólida temporada con los Rojos y sería un buen abridor para la parte posterior de la rotación.

3. Profundidad del bullpen. Los fanáticos de los Mets podrían querer una superproducción como cuando seleccionaron a Céspedes, pero es poco probable que suceda. En verdad, Jose Reyes podría ser el mejor fichaje del equipo. Lo que realmente necesitan es que Travis d'Arnaud empiece a batear, Lucas Duda vuelva con suerte de su fractura por estrés (está programado que reanude sus actividades de béisbol la próxima semana), y todo el mundo comience a conectar mejor con corredores en base. Por lo tanto, es poco probable conseguir un gran bate, por lo que los Mets deberían añadir profundidad a su bullpen. Al igual que los Cachorros, podrían utilizar un pitcher zurdo, dado la discreta actuación de Antonio Bastardo que ha permitido siete cuadrangulares (los zurdos le promedian .531 de slugging). Podrían estar en el sorteo Miller/Chapman, aunque los Cachorros (y otros equipos como los Nacionales y los Rangers) tienen mayor profundidad de prospectos para negociar.

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SAN DIEGO - Hola, viejo amigo.

Johnny Cueto ayudó a los Reales de Kansas City a ganar la Serie Mundial en el 2015, pero sus ex compañeros de equipo Eric Hosmer y Salvador Péez no le dieron exactamente la mano o le dieron un buen abrazo. En cambio, lo bombardearon al conectar ambos cuadrangulares ante Cueto. Con un out, Hosmer engarzó una recta cortada en conteo de 1-1 y la depositó en el jardín izquierdo para un cuadrangular de 377 pies. Luego de sencillo de Mookie Betts, Pérez conectó una recta de dos costuras en conteo de 1-1 hacia el jardín izquierdo para cuadrangular de 365 pies.

Para Hosmer, un cuadrangular hacia la banda contraria no es una rareza, ya que cuatro de sus 13 bambinazos han sido hacia el jardín izquierdo. Pérez ha cambiado su forma de batear en esta temporada, ponchándose con mayor frecuencia pero añadiendo más poder. Luego de conecta 21 jonrones, cifra máxima en su carrera en 2015, ya tiene 14 en esta temporada, y su slugging es de .500, muy por encima de su mejor cifra de por vida de .431 al entrar a esta temporada.

Los dos Reales se convirtieron en el primer par de compañeros en conectar cuadrangular en un Juego de Estrellas desde que David Ortiz y Manny Ramírez de los Medias Rojas lo consiguieran en 2004. Cueto había permitido dos cuadrangulares en un partido en esta temporada en una sola ocasión. Cuando el manager Terry Collins sacó a Cueto con dos outs en la entrada, los fanáticos de los Padres abuchearon al dominicano cuando este caminaba hacia el dugout. Me imagino que ellos estaban decepcionados por que Cueto había echado a perder las oportunidades de los Padres de tener ventaja como local en la Serie Mundial.

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SAN LUIS - Cada vez que Salvador Pérez se para en el plato cuando Yadier Molina está detrás de él, ellos tienen la misma conversación.

"Yo siempre le digo que él es como mi superhéroe", dijo Pérez.

Mientras Pérez sigue creciendo en camino a convertirse en uno de los mejores jugadores en el deporte, el hombre que sostuvo la distinción de ser el mejor receptor defensivo de su generación se pregunta cada día más si el aprendiz podría estar cerca de superar al maestro. De todos los receptores jóvenes que son candidatos a heredar las credenciales doradas de Molina con el guante, parece que Pérez es quién se encuentra en el tope de la lista.

"Yo no creo que él vaya a ser el siguiente. Yo pienso que él ya llegó", dijo Molina.

Ambos receptores están nuevamente en camino a ser Todos Estrellas. Con los Reales de Kansas City de Pérez a mitad de camino de una serie de vuelta y vuelta contra los Cardenales de San Luis de Molina, los fanáticos observadores en el béisbol tienen la oportunidad de ver como los mejores receptores en el béisbol pueden controlar la habilidad de un equipo de limitar las carreras del contrario.

Pérez, de 26 años, y quién ha logrado tres Guantes de Oro consecutivos en la Liga Americana, dijo que algunas de sus acciones en los inicios de su carrera fueron modeladas luego de observar videos de Molina, quien tiene 33 años. Él puede recitar de memoria las credenciales de Molina.

"Ocho Guantes de Oro, tres Guantes de Platino", dijo. "Él no debería decir que yo soy tan bueno como él. Nosotros queremos ser como él".

Molina y Pérez han sido buenos amigos desde la temporada de novato de Pérez en 2011, que precisamente fue la última temporada en la que los Cardenales ganaron la Serie Mundial. Molina dijo que observar a Pérez ganar la Serie Mundial - y lograr el premio de JMV de la serie - en el otoño pasado fue algo particularmente gratificante porque él sabía lo que Pérez tuvo que pasar para llegar ahí, con 16 juegos en postemporada encima de los que tuvo que jugar en el maratón que es la temporada regular.

"La gente no entiende lo duro que es ser un receptor, el ponerse el equipo luego de correr las bases, entonces que te golpeen la cara con la pelota, para entonces quitarte el equipo e ir a batear, hacer eso por 130 partidos al año", dijo Molina. "Quiero decir, es bien duro. Por lo que respeto a cada receptor en la liga, a cada receptor en las menores, a cada receptor en las Pequeñas Ligas, porque no es un trabajo fácil.

"Uno se cansa, y verlo actuar de esa forma en la Serie Mundial fue algo divertido de ver".

Al llegar al partido del martes en la noche, Molina lideraba a todos los receptores en Grandes Ligas en entradas trabajadas con 580, y Pérez lideraba a los receptores de la Liga Americana con 527. Su habilidad para llevar cargas de trabajo tan pesadas son testimonio de su durabilidad y la importancia que sus managers colocan sobre ellos al tenerlos en el terreno para manejar sus cuerpos de lanzadores en los partidos.

El sustituto de Molina en esta temporada, Brayan Peña, fue el sustituto de Pérez en sus primeras dos temporadas en Kansas City, cuando Pérez tenía 21 y 22 años. Peña escuchó por primera vez sobre Pérez cuando él estuvo en las ligas menores del entonces coach de la banca de los Reales Chino Cadahia, quien había dirigido a Iván Rodríguez en liga menor y fue quien le puso el apodo de "Pudge."

"Él me dijo que él sería uno de los mejores receptores que jamás haya visto", dijo Peña. "Este es un tipo que trabajó con Iván Rodríguez por tantos años, y que tiene ojos de halcón. Entonces, cuando yo vi a Pérez subiendo a nivel de Grandes Ligas y lo ví sacando corredores desde sus rodillas y bateando con mucho poder y recibiendo, yo me quedé como que, 'Wow, este tipo es bueno de verdad'".

Ha habido muchos brillantes receptores defensivos que nunca batearon demasiado para recibir reconocimiento. Cuando Molina comenzó a batear para promedio en su tercera temporada completa, pronto comenzó a recibir consideración como posible JMV. Mucha gente comenzó a verlo como un futuro miembro del Salón de la Fama principalmente basados en su reputación de explotar las debilidades de los bateadores y controlar el juego de la carrera de sus rivales. Pero el impacto ofensivo de Pérez llegó mucho más rápido. Batea de por vida .281 y con promedio de 20 jonrones por temporada.

Pérez bateó .364 para ganar el trofeo de JMV de la pasada Serie Mundial. Molina bateó .333 con un par de dobles en la Serie Mundial 2011, cuando David Freese fue seleccionado como JMV.

Si las cosas siguen como hasta ahora, el receptor más dominante defensivamente hablando seguirá siendo del estadio de Misuri en el futuro cercano. Es solo cuestión de opinión si labora en el lado este o u oeste del estado.

"Hay pocos jugadores jóvenes en la liga por los que yo pagaría para verlos jugar, y Pérez es uno de ellos", dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny. "Él ha hablado en el pasado sobre Yadi y el impacto que tuvo en su carrera, y ese es un buen ejemplo a seguir".

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Esperen un momento. Callados todos. Creo que lo escucho. Sí. Creo que es el sonido de computadoras riéndose.

Los Reales de Kansas City juegan para 15-17, han perdido 11 de sus últimos 14 juegos y están dando tumbos como los Reales del 2005 en vez de los Reales del 2015. Lorenzo Cain bateó tres jonrones el martes y el equipo cayó 10-7 ante los Yankees gracias a su mal pitcheo abridor, mala defensive y un raro mal esfuerzo de Kelvin Herrera saliendo del bullpen. Luego de superar las proyecciones de computadoras en las pasadas tres temporadas, los ordenadores afinaron su puntería y volvieron a predecir que los Reales serían mediocres. Y quizás finalmente tengan razón.

¿Qué les ha salido mal? El manager Ned Yost dijo el otro día que no podía identificar una sola cosa responsable de la mala racha y dijo luego de la derrota del martes, "Simplemente no estamos recibiendo muchas oportunidades, pero uno tiene que generar sus propias oportunidades". Bueno, yo lo puedo identificar. No se trata de recibir oportunidades o generar oportunidades, sino de dos debilidades obvias: pitcheo y bateo.

1. La rotación no ha sido buena. Luego de otra pobre salida de Kris Medlen -- ha durado apenas 13 entradas en sus últimas cuatro aperturas - la rotación ahora se ubica en el puesto 24 en las mayores con efectividad de 4.73. Dos grandes problemas: Se ubica última en boletos y en el puesto 25 en jonrones permitidos por cada nueve entradas. No se necesita un grado avanzado en sabermetría para saber que esa es una mala combinación. Esto a pesar de un gran arranque de Ian Kennedy, la muy criticada firma en la temporada baja, y que tiene efectividad de 2.13 en seis salidas.

Los dos comodines más grandes en la rotación eran Medlen y Chris Young, los dos veteranos con extensos historiales de lesiones. Ambos estuvieron en el roster de la Serie Mundial el año pasado y Young jugó un rol clave, al ganar el Juego 1 con tres entradas sin permitir hits y luego abrir el Juego 4, una eventual victoria 5-3 para los Reales. Pero Medlen tiene efectividad de 7.77 y Young ha permitido un asombroso total de 13 jonrones en 32 1/3 entradas, incluyendo cinco a los Yankees el lunes. Dillon Gee abrirá por él el sábado mientras Young es sometido a un examen de resonancia magnética en el antebrazo. Ahora mismo, no se cree que sea nada serio y dice que no le causa dolor al lanzar, pero luego siente molestias. "Tengo que manejarlo de día a día", le dijo Young a MLB.com. "Tuve que monitorear mi actividad en el cuarto de pesas, y tuve que cambiar como me quito los zapatos, cepillarme los dientes, quitarme la camisa".

Los Reales también esperan que Mike Minor, quien lanzó por última vez para los Bravos en el 2014, esté listo para unirse a la rotación si se le necesitara en este mes o en junio.

Y entonces está Yordano Ventura, el abridor del miércoles y quizás la mayor decepción de la rotación hasta ahora. Tiene efectividad de 4.65 con un problema fácilmente identificable: Lidera la liga con 25 boletos, en apenas 31 entradas. La velocidad de su recta ha bajado de 96.3 mph en 2015 a 94.4 mph y aparenta ser la razón principal para los boletos. Su tasa de strikes ha bajado apenas un 2.4 por ciento desde el 2015, pero su tasa de strikes en rectas ha bajado un 4 por ciento. Básicamente, cuando tiene que lanzar un strike, no ha podido hacerlo, lo que le ha llevado a todos esos boletos y a demostrar una vez más la fina línea entre el éxito y el fracaso a nivel de Grandes Ligas. ¿Es un problema mecánico? ¿Ha tenido miedo de retar a los bateadores sin esa vida extra en su recta? Los fanáticos de los Reales pueden encontrar algo de consuelo en el hecho de que Ventura comenzó también lento la temporada pasada pero terminó fuerte con efectividad de 2.38 en sus 11 últimas salidas.

2. La ofensiva ha lucido mal. Los Reales han promediado apenas 3.5 carreras por juego, ubicándose en el puesto 12 en la LA y casi una carrera menos por juego que su promedio de 4.47 en el 2015. Por supuesto, los Reales han sido un equipo que depende de su promedio para anotar carreras, sin depender del poder o de los boletos. Una vez más están últimos en tasa de boletos y cerca del sótano en jonrones, pero además batean para .254 en comparación con el .269 de la pasada temporada. Algunos podrían apuntar hacia el BABIP (Promedio de pelotas en juego), pero los Reales tienen un BABIP de .296 en el 2016 en comparación con el .300 de 2015, así que eso solo explica una pequeña parte del problema con la ofensiva. Ellos no están poniendo tantas pelotas en juego este año, como indica su tasa de ponches, que ha aumentado de 16.5 por ciento (la más baja en la LA) a 19.4 por ciento (sextos). Alex Gordon y Cain han sido los grandes culpables aquí, con Gordon ponchándose 40 veces en 32 juegos y la tasa de ponches de Cain ha aumentado un 10 por ciento.

Recuerden, la postemporada oscureció el hecho de que los Reales no es un gran equipo ofensivo. Ellos promediaron 5.6 carreras por juego en la postemporada y parecían lograr ese hit grande con corredores en posición de anotar cada vez que lo necesitaban, especialmente en la parte final de los partidos. Los Reales parecían tener esa habilidad de batear en momentos clave. Pero no es así; este año batean para .237 con corredores en posición de anotar.

No les ayuda el hecho de que Yost siga poniendo a Alcides Escobar y su porcentaje de embasamiento de .292 sin poder en las muñecas como primer bate. La lógica de Yost en la temporada baja fue "Nosotros ganamos cuando él es el primer bate". Yost movió a Escobar fuera del puesto de primer bate en septiembre pasado y el equipo se cayó. Lo colocó de vuelta allí y el equipo volvió a recuperarse. Por tanto, Escobar abre la ofensiva, o se cae todo. Pues bien, los Reales andan últimos en carreras anotadas por el primer bate con apenas 10 en 32 juegos. Eso es inaceptable.

La esperanza aquí es: Todavía es temprano. Medlen y Young (o sus reemplazos) no pueden ser tan malos toda la temporada. La ofensiva debería comenzar a batear más con corredores en los senderos. Kendrys Morales probablemente no termine con OPS de .551. Pero apunta a la línea fina absoluta en el estilo de juego de los Reales. El año pasado todo les salió de forma perfecta, especialmente en octubre. En 2016, han tenido un comienzo imperfecto.
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Los Reales de Kansas City son como las Naciones Unidas. Los flamantes campeones de la Serie Mundial son una gran ensalada mixta con jugadores de disímiles latitudes, todos en función de un objetivo supremo: ganarlo todo y regalar un espectáculo inolvidable.

Los hay estadounidenses con diferentes orígenes étnicos, como los anglosajones Chris Young, Alex Gordon y Wade Davis, afroamericanos como Lorenzo Cain y Jarrod Dyson, Mike Moustakas, con raíces griegas, Luke Hochevar, con ancestros austríacos o Eric Hosmer, cubanoamericano de Miami.

De otros lares llegaron dominicanos como Edinson Volquez, Johnny Cueto, Kelvin Herrera y Yordano Ventura, venezolanos como Alcides Escobar y Omar Infante, el cubano Kendrys Morales o puertorriqueños como Alex Ríos y Christian Colón, héroe inesperado en el último partido.

Incluso desde Brasil, nación de fútbol, aportó Paulo Orlando, mientras que uno de los más entusiastas en el dugout, animando siempre a sus compañeros aunque no recibiera la oportunidad de salir al terreno, estaba el jovencito Cheslor Cuthbert, mostrando orgulloso su bandera de Nicaragua.

Y presidiendo esta ONU beisbolera con un liderazgo indiscutible estaba, de Venezuela, Salvador Pérez.

El cátcher de los Reales fue un titán, tanto detrás del plato, conduciendo a un cuerpo de lanzadores que en el papel no se veía tan poderoso y que él, con su maestría, supo hacer grande, como con el madero en la mano, con sus batazos oportunos y abundantes que le valieron el premio de Jugador Más Valioso de la Serie Mundial.

Pérez tiene la imagen de un niño grande, con una sonrisa perenne que suaviza sus seis pies y tres pulgadas de estatura y 240 libras de peso.

La sonrisa se trastoca en expresión de dolor cuando recibe una y otra vez duros golpes en su posición, la más difícil de todo el béisbol y que él ha llegado a dominar como pocos en todas las Grandes Ligas.

No por gusto suma ya dos Guantes de Oro (2013 y 2014) y está nominado para el galardón en el 2015.

Su presencia detrás del home es una garantía para su equipo, pues los serpentineros pueden lanzar la pelota con confianza plena, con la tranquilidad de que su cátcher detendrá cualquier envío, por desviado que sea, aunque para ello tenga que exponer su físico.

"Él nunca va a decir nada", dijo su manager Ned Yost, quien conoce bien los riesgos de la posición, pues jugó seis temporadas detrás del plato entre 1980 y 1985.

"Es tan duro como el que más, uno sabe que si incluso le preguntas, él te va a decir que está bien, así que no vale la pena preguntarle", añadió Yost sobre su estelar receptor.

A veces le toca recibir más golpes que una bolsa de boxeo, pero él sigue ahí, estoicamente, aguantando dolores y liderando con el ejemplo, para aquellos que creen que los peloteros de hoy sólo juegan por el dinero.

El venezolano, a pesar de su excelencia, es todavía un jugador mal pagado, según los estándares salariales de estos tiempos, pero con su entrega y resultados, va pavimentando el camino para grandes contratos en el futuro.

En el 2015 su salario fue de apenas un millón 750 mil dólares, una cifra inferior al sueldo promedio de las Grandes Ligas, que este año rondó los cuatro millones.

Pérez es, además, una advertencia y un freno para los corredores rivales que intenten alcanzar una base extra, pues la potencia de su brazo y la certeza de sus tiros cortan de golpe muchas amenazas.

La diferencia se vio en el clásico de octubre con su homólogo de los Mets de Nueva York, Travis d´Arnaud, a quien los jugadores de Kansas City le perdieron el respeto y le corrieron libremente por las bases.

A d´Arnaud le salieron siete corredores al robo en la Serie Mundial y todos llegaron a la siguiente almohadilla, mientras que con Pérez lo intentaron tres y dos murieron en el camino.

Eso es respeto, presencia y maestría. Eso es liderazgo, reconocido hasta por sus rivales.

"Él es un caballo", dijo el manager de los Mets, Terry Collins, tras concluir la Serie Mundial. "Pone sus números ofensivos, a pesar de estar detrás del plato en 150 juegos o más y eso es impresionante. Quiero decir, yo sé que él es un jugador fuerte y grande, pero ese cuerpo grande recibe muchos golpes. Ya había recibido algunos golpes fuertes en la primera parte de esta serie, lo que hizo preguntar a más de uno sí iba a poder volver. Y lo hizo. Es un caballo".

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Duelo a seguir: Gomes vs Pérez

FECHA
31/08
2014
por Mark Simon ESPN Estadísticas e Información
Los Indios de Cleveland y los Reales de Kansas City no se encuentran a menudo en un "Domingo por la Noche de Béisbol". Otro de los lazos comunes entre estos equipos es la importancia que tienen sus receptores en el respectivo éxito que han tenido ambas novenas en esta temporada.

El receptor de los Indios, Yan Gomes y el cátcher de los Reales, Salvador Pérez son dos jugadores claves para seguir esta noche. Aquí el primero de los tópicos que se presentarán en la transmisión de esta noche:

El mejor en la liga

Con Joe Mauer teniendo que moverse a la primera base, Brian McCann batallando buen parte de la temporada y Matt Wieters lesionado, ha habido una ausencia de receptores sobresalientes con nombres notables. Gomes y Pérez están en su segunda temporada de éxitos significativos.

Gomes y Pérez hacen el uno-dos en victorias en la Liga Americana por encima de los reemplazos, Gomes con un mejor número (4.0 por 3.7). Están empatados en el tercer y quinto sitios, respectivamente, en aquella estadística entre todos los receptores, con Jonathan Lucroy (5.3) y Russell Martin (4.6) en la cima de ambos sitios.

Gomes ha igualado casi su total de 2.4 WAR de 2013 (en sólo 88 juegos). Pérez está en camino de alcanzarlo o exceder su 4.3 WAR de la temporada pasada.

Lo que hay que saber de Gomes

Gomes ha estado bateando muy bien últimamente. Tiene promedio de .333 con un OPS de .901, cuatro jonrones y 14 remolcadas en sus últimos 22 juegos.

La mejoría esta temporada de su OPS a .800 esta temporada, colocándolo como uno de los tres receptores con .800 de OPS esta temporada, junto con Lucroy y Buster Posey.

Gomes prospera contra lanzamientos por debajo de la mitad de la zona de strike. Su promedio de bateo de .346 en contra de esa zona lo colocan cuarto entre los bateadores contendientes, por detrás solamente de Victor Martinez, Mike Trout y Andrew McCutchen. Además de lo significativo para los Reales de que inicie el zurdo Danny Duffy esta noche, Gomes ha tenido el noveno mejor promedio de bateo en las mayores en contra de los pitcheos zurdos (.351)

Adicionalmente, es en solitario lo más destacado a la defensiva en un equipo que se encuentra ubicado último en las ligas mayores en carreras salvadas a la defensiva. La receptoría es la única posición en la que los Indios tiene un valor positivo en esta estadística.

Gomes está ligeramente por arriba del receptor promedio en la temporada 2014. Tiene cuatro carreras salvadas a la defensiva esta campaña, especialmente debido a su posición dentro de los 10 mejores capturando-robando (31 por ciento).

Lo que hay que saber de Pérez

Los Reales han puesto a Pérez frecuentemente detrás del plato esta temporada y es por una buena razón. Tienen una marca de 68-49 cuando es el receptor titular, y 6-12 cuando alguien más lo hace.

Pérez es de valía en ambos frentes. Aunque su porcentaje de embasamiento es de sólo el .299, es un importante jugador a la ofensiva, uno que está empatado en segundo sitio en el equipo en jonrones y tercero entre los regulares con un OPS de .713.

Está clasificado como uno de los bateadores más impacientes. Su velocidad de seguimiento del 41 por ciento (la frecuencia con la que se balancea en lanzamientos fuera de la zona de strike) lo tienen como segundo en las mayores, detrás de Pablo Sandoval con un 43 por ciento. Pérez lo hace porque es bueno con esto. Su promedio de bateo de .247 en contra de lanzamientos fuera de la zona de strike es el noveno mejor en las grandes ligas.

Pero donde realmente Pérez se gana los elogios es a la defensiva. Encabeza las Grandes Ligas con 10 carreras salvadas a la defensiva o esta temporada. Aquellos que se han percatado con su habilidad para detener corredores de base (capturó 19 de 63, aunque tiene cinco no efectivas) y manejan el staff de lanzadores. Los Reales tienen una efectividad de 3.23 con Pérez detrás del plato esta temporada y una efectividad de 5.64 cuando otros juegan la posición de receptor.

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