LOS ÁNGELES -- Ángel Reyna, el predicador fallido, el pastor fraudulento de su propia fe, ha sido desvinculado de Chivas. A este ángel lo gobiernan sus demonios.

Notable futbolista, campeón de goleo mientras lo pastoreó Carlos Reinoso en El Nido, alguien con torvos intereses lo infiltró en Chivas, y hasta hizo creer a Jorge Vergara que él podría redimirlo, cuando no ha sido capaz de redimirse a sí mismo.

Tras un momento de algidez futbolística, protagonista del América, romperredes incluso, terminó por hacer leña de su propio árbol. Dinamitó su estatua y esparció las ruinas.

Aún cuando en su cuenta de Twitter y en sus apariciones, magnifica sus derroteros como una obra de Dios, lo cierto es que, promulgando su fe, hace más daño a El Vaticano que Lutero y Atila resucitados y coludidos. Soy ateo por la gracia de Ángel Reyna, diría cualquiera.

Tras el torvo plan para enquistarlo en Chivas como un virus maldito, Reyna terminó siendo un canceroso activista de la inquina y la cizaña en un Rebaño ya en crisis, antes de esta época en que es víctima del Orinosaurio.

Ya había hecho esa labor de zapa con el cinismo de un Judas dentro del América, con su enunciado de "capitán de agua (Aquivaldo Mosquera) y defensa de plástico", y después volvió a resurgir y claudicar con Veracruz. El gusano sólo pare gusanos.

En Chivas terminó recaudando casi cinco millones de dólares. A cambio no devolvió nada. Acaso bendiciones negras y fraudulentas cuando invoca los designios divinos en sus desastres y delitos deportivamente humanos.

Al final, el Guadalajara lo ha liberado. Y, cínicamente, Ángel Reyna deja en manos de Dios su futuro, como dejó su pasado y deja su presente. Cuando este jugador enciende una veladora, hasta el Diablo le sopla.

Cuando gente con injerencia en él, transigió, como Carlos Reinoso, quien abandonó hastiado, fundido, harto, rendido el plan de redimirlo, queda claro que debió entender el desamparo absoluto de su carrera.

Reyna culpa al resto de la humanidad, sin aceptar que ha elegido vivir en estado moral, mental, deportiva y espiritualmente vegetativo. Aún no se ha dado cuenta él mismo que mató al notable futbolista que llevaba dentro. Ángel se ha convertido en el demonio de Ángel.

Me amparo en la reflexión de Benedetti: "Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda", porque ese titubeo es más inocente y menos pecador que la Fe culposa y culpadora del mismo futbolista, que se irá dando cuenta que no hay más puertas abiertas para sus actitudes cerradas.

Ya hemos insistido que los milagros se los atribuyen a los dioses, pero los consuman los hombres. Y el futbol mexicano nos llena de esos contrastes entre los que consuman su milagro, y los que los esperan taciturnos y claudicando anticipadamente.

Hemos contemplado a jugadores notables como Reyna, Marco Fabián, 'Bofo' Bautista y ahora el 'Gullit' Peña, y tal vez pronto agreguemos a Giovani dos Santos y a Carlos Vela, que se convierten en los peores enemigos de sus exultantes facultades.

Y hemos contemplado a jugadores con más músculo mental y espiritual que estos mencionados y que otros muchos. Jugadores que salieron de pantanos ajenos, a fuerza de voluntad propia, y podemos ejemplificarlos con Miguel Layún y 'Chicharito' Hernández.

¿Alguien se atrevería a comparar las portentosas facultades naturales de Ángel Reyna con los esfuerzos infatigables, persistentes y consistentes de Layún y 'Chicharito' por ser mejores cada día?

Y podemos agregar al pecador más confeso, cínico, desvergonzado, alcahuete y reincidente de todos: Cuauhtémoc Blanco. Sus pecados de la noche los expiaba maravillosamente el día del juego. Pero ¿Reyna y el resto de los mencionados en esa cofradía de indolentes?

Y claro, hay otros que siempre entendieron que las plegarias en el desamparo, de nada sirven si a la capacidad no se le agrega voluntad, como Hugo Sánchez y Rafa Márquez, y hasta podemos agregar a Andrés Guardado.

Decía San Agustín que "nadie niega a Dios, sino aquel a quien le conviene que Dios no exista".

El desangelado Reyna vive en la acera de enfrente: invoca a Dios, pagana y sacrílegamente, porque le conviene culparle de todos sus flaquezas, errores y transgresiones.

Me amparo en la frase de Benedetti: "Yo no sé si Dios existe, pero si existe, sé que no le va a molestar mi duda".

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LOS ÁNGELES -- Marco Fabián se lamenta por Ángel Reyna. "Decepciona porque creo que podía dar más".

Y seguro Chivas se lamenta por Marco Fabián de la Mora. Seguro, institución y afición al Rebaño dirían lo mismo: "Decepciona porque creo que podía (y debería) dar (muchísimo) más".

En México sobran refranes para refrenar el espíritu aventurero, revanchista, advenedizo y oportunista de Marco Fabián.

    "El conejo le dijo al burro orejón".

    "El burro hablando de orejas".

    "Y al que escupe para arriba...".

    "La zorra no se ve su cola".

    "El león piensa que todos son de su condición".

    "El degollado se ríe del muerto".

    "El comal le dijo a la olla... ¡qué tiznada estás!".

    "Límpiate la boca, porque te mordiste la lengua".

    "¿Qué sabe el chancho de flores si nunca fue mariposa?".

Y de ahí hasta el bíblico "mira la paja en el ojo ajeno, pero no ve la viga en el propio".

¿Puede Marco Fabián evangelizar ejemplarmente y dar consejos a Ángel Reyna?

¿En su regreso a Chivas le ha entregado al Rebaño jornadas excepcionales, a excepción de esa vendetta personal contra Tomás Boy con tres goles en el 4-1 al Atlas en la Liguilla pasada?

Lo de Ángel Reyna es lamentable. Pero no puede lamentarse de ello, alguien cuyo rendimiento es igual de lamentable respecto a las expectativas y expectación generadas.

Recuerdo que antes de arrancar el torneo, Jorge Vergara dijo a Raza Deportiva de ESPNDeportes que "he hablado personalmente con Ángel Reyna y Marco Fabián y se han comprometido a tener la mejor temporada de toda su carrera, tenso su palabra".

Evidentemente ambos mintieron a Jorge Vergara. Y le siguen mintiendo a su afición. Y siguen mintiendo cada vez que miran su depósito bancario proporcionalmente inverso a lo que ofrecen a cambio en la cancha.

Pero quien más miente es Marco Fabián. Más incluso que Ángel Reyna.

Reyna ofreció su mejor año defendiendo a su cuna, a las Águilas del América. 13 goles bajo el mando de Carlos Reinoso y se convirtió en el jugador mexicano más destacado de ese torneo.

Después naufragó, e incluso salió del mismo América tras confrontar a Aquivaldo Mosquera, al que llamó "capitán de agua de una defensa de plástico".

Y con la misma desfachatez pasó por Monterrey, Veracruz, Pachuca y ahora en Chivas vive el momento más deplorable de su carrera al ser enviado a la Tercera División como castigo.

¡Por qué miente más Marco Fabián? Porque ha jurado y perjurado amor eterno a Chivas. Ha dedicado cartas a su afición. Ha asegurado que "la gente cambia". Ha pedido el aval de sus compañeros para mandar mensajes.

Por eso insisto: Reyna le ha mentido a la institución y a su dignidad como profesional. Marquito, como lo bautizó José Luis Real, le ha mentido a sus compañeros, a su afición, a sus entrenadores, a sus directivos, a sus familiares y a la institución. Y por supuesto, a sí mismo.

Lo único que ha respetado Marquito es cuando ha dicho que quiere irse del Rebaño hasta que lo haga campeón. Tantos años y contando...

Lo curioso es que en la alocución o en la locuacidad de Marco Fabián, lo echa incluso del equipo. Por sus palabras, seguramente De la Mora ya sabe que Reyna será dado de baja, más allá de que cambie en su comportamiento, porque dice: "ya está la decisión y quizá lo pueda hacer (triunfar) en algún otro equipo".

Las palabras exactas de la eterna promesa del futbol mexicano, que queda claro jamás llegará a Europa, son las siguientes: "Decepciona porque creo que podía dar más, podía hacer historia en este equipo, tiene muchos fundamentos para ayudar al equipo, pero es pasado, tomaron otra decisión y ahora no hay más palabras para eso, ya está la decisión y quizá lo pueda hacer en algún otro equipo".

Recordemos incluso que Jorge Vergara ha dedicado tiempo extra a Marquito. Lo ha sentado a la mesa en largas sesiones con personajes del deporte y empresariales para tratar de que el jugador se decida a ser lo que potencialmente puede ser. Entre esas sesiones, Vergara y su futbolista comieron con nuestro compañero José Ramón Fernández, quien, por lo visto, perdió su tiempo.

En charla con Raza Deportiva, hace unos meses, le preguntábamos que dimensionara en su vida el impacto de un gol, una noche de copas y de una compañía femenina de ocasión o bajo alquiler.

Eligió el gol, eligió la cancha y eligió el futbol. Sí, como a Vergara, seguramente, esa vez, también nos mintió.

¿Servirá de ejemplo para Marco Fabián de la Mora lo que vive Ángel Reyna? La mejor oportunidad está ahí, enfrente, inmediata la oportunidad: el León.

¿De qué estás hecho Marco Fabián? ¿De la misma sustancia que Ángel Reyna?

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