Tigres lleva el termómetro bajo el brazo

El futbol mexicano suspira por momentos como el que tendrá el equipo regiomontano el domingo en Doha. Enfrentar al Campeón de la Libertadores que al mismo tiempo te otorga un pasaje para medirte al mejor club de futbol del mundo, el Bayern de Munich. La Liga MX no tiene un escaparate que le permita medir su verdadero nivel. Juramos y perjuramos que nuestro futbol doméstico es competitivo, pero no tenemos donde probarlo. México se ha alejado de los torneos sudamericanos y es evidente que ni la Concacaf ni los duelos ante los clubes de la MLS arrojan una prueba sustancial de nuestro nivel. El Mundial de Clubes no sólo es una vitrina, también se convierte es un pasaje a “la libertad” de nuestro juego para exponerse ante otra clase de retos. Y Tigres lleva el termómetro del futbol de la Liga MX bajo el brazo…

SAN DIEGO, California.- Para un futbol como el nuestro, carente de una valoración adecuada, muchas veces infravalorado y otra veces sobrevalorado, lo de Tigres del domingo no representa algo menor.

Le guste o no a Nahuel o a Pizarro, Tigres tiene la bandera del futbol que se juega en México, el de la Liga MX. Y a partir de lo que haga o deje hacer, del triunfo o de la derrota del domingo ante el campeón de la Copa Libertadores, podremos tener una estimación más cercana a la realidad, de nuestra realidad y de lo que vemos cada fin de semana en los campos del futbol mexicano. Tigres lleva el termómetro bajo el brazo.

Coincide, además, que se trata del club con los mejores resultados de los últimos 10 años en nuestra liga. Este Tigres ha logrado, montar un equipo de hegemonía, con un futbolista de condiciones históricas, André Pierre Gignac, y con un entrenador de repercusiones legendarias ,Ricardo Ferrerti. Tigres tiene todo para ser la justa medida de nuestro juego, un juego que muchas veces se confunde entre la necesidad económica de una industria boyante (estadios, canchas, campos de entrenamiento, transacciones millonarias y sueldos elevados) con el de un juego irregular, mediocre y muchas veces con tintes de aburrimiento en comparación con lo que vemos en la televisión y que procede del mismo juego, aparentemente, que se practica en Europa. Tigres es el conducto perfecto para la tasación del futbol mexicano a nivel de clubes.

Puede que lo que se juega en Qatar no sea demasiado trascendente para otros. Entendería que al Bayern Munich, el gran campeón europeo, un trofeo más o uno menos no le significa demasiado. El Mundial de Clubes no termina definiendo al mejor club del mundo. El mejor club del mundo se produce cada mayo o junio, esta vez fue agosto, cuando los grandes cuadros europeos se disputan la Champions. Pero para efectos de otros, en el caso de la Concacaf y de México, el Mundial es una ventana hacia “la libertad” de competir y de mostrar que realmente perteneces a un nivel que está por encima de todo lo que te rodea en tu área geográfica futbolística. Para decirlo con total claridad: el Mundial e Clubes es uno de los pocos escenarios que le quedan al futbol mexicano para descubrir y expresar su valía. Hay que aprovecharlo.