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La estrategia de Terry Francona le salió a pedir de boca

Ahora, con el periódico de ayer debajo del brazo, Terry Francona luce como un genio.

Contra la más elemental lógica, el manager de los Indios de Cleveland le entregó la pelota a Trevor Bauer para el primer juego de la serie divisional contra los Yankees de Nueva York, en lugar de apelar a su principal as, Corey Kluber, por aquello de que "quien da primero, da dos veces".

En 99 de 100 oportunidades, cualquier director comenzaría una serie corta con su mejor hombre, en lugar de reservarlo para el Juego 2.

Pero de todos modos, la jugada le salió a Francona a pedir de boca y Bauer lanzó uno de los mejores partidos de su carrera, al mantener a los Yankees sin hits por 5.1 innings, para llevar a los Indios a un tranquilo triunfo de 4-0.

Sólo Aaron Hicks, con doblete en el sexto, y el dominicano Starlin Castro, con sencillo en el séptimo, pudieron descifrar los envíos del serpentinero.

Después de 98 pitcheos y 6.2 episodios, le dejó el encuentro en las manos a Andrew Miller y el cerrador Cody Allen, con dos innings y un tercio en blanco, con un solo imparable permitido.

Entre el abridor y los dos apagafuegos propinaron 14 ponches, siete de ellos repartidos entre Aaron Judge, Gary Sánchez y Didi Gregorius, quienes se fueron de 12-0 de manera combinada.

Bauer no lanzaba desde el 29 de septiembre, mientras que Kluber trabajó por última vez un día después.

Francona optó por seguir el turno de aperturas para que el primero no se fuera de paso por descanso excesivo y el segundo no trabajara con poco tiempo de receso.

Con sus días normales, Bauer tiró una joya y ahora Cleveland, con ventaja de 1-0 en la serie, tiene a su mejor hombre descansado para tratar de poner la balanza 2-0 antes de que las acciones se trasladen al Yankee Stadium.

Lujo que se pueden dar los Indios y muy pocos equipos, no así los Yankees, cuyas esperanzas residen en que sus abridores puedan andar por buen camino al menos cinco episodios para poder poner a funcionar el bullpen, su arma más poderosa.

Dentro de la derrota, el manager Joe Girardi tuvo un rayo de esperanza, cuando el dominicano Dellin Betances ponchó a los tres bateadores que enfrentó en el octavo.

Es cierto que en la situación que entró a lanzar tenía poca presión y ninguna ventaja que preservar, pero ver el dominio y control sobre sus envíos es una buena señal de que Girardi puede contar nuevamente con él, luego de que atravesara un mal momento en los finales del calendario regular.

De esta manera, Betances se une de nuevo a David Robertson, Chad Green, Tommy Kahnle y Aroldis Chapman en la línea de fusileros de lujo.

El problema es que todos ellos tengan la oportunidad de salir a hacer su trabajo aunque sea con una mínima ventaja que defender y sus compañeros a la ofensiva sean capaces de producir carreras.