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Salvador Pérez y los rigores de ser receptor bajo calor extremo

Salvador Pérez sobre trabajar en calor extremo: "La primera vez que me tocó estar detrás del plato en calor extremo, lo que pensé fue, "¿Me voy a morir hoy?". Jamie Squire/Getty Images

DETROIT - El receptor de los Reales de Kansas City Salvador Pérez creció en Valencia, Venezuela, una metrópolis situado en un valle en la costa norte del país. Cuando llegó a EEUU a los 16 años, jugó por tres temporadas en la Liga de Novatos de Arizona. Pero no fue hasta que hizo su debut profesional en Kansas City que Pérez realmente entendió las exigencias de ser receptor bajo calor extremo.

Conocido por sus barbacoas estelares pero también por su calor sofocante, Kansas City no fue un lugar fácil para que Pérez pasara horas con sus aperos de receptor, arrodillado detrás del plato. En su cuarta temporada completa con los Reales, sigue siendo uno de los aspectos más duros de su trabajo.

"La primera vez que estuve detrás del plato en un juego muy caliente, lo que pensaba era, '¿Me voy a morir hoy?' En serio, luego de seis entradas, uno comienza a sentirse como...", dijo Pérez, haciendo con su boca una expresión de mucho cansancio.

En esta temporada, él ha trabajado varios partidos en los que la temperatura en el primer lanzamiento superaba los 90 grados. (De acuerdo a la investigación de ESPN Datos, el juego más caliente que le ha tocado trabajar a Pérez fue uno que comenzó con 94 grados; 23 de julio). El calor se puede convertir en un rival muy difícil de vencer. Una cosa es ser fanático, sentado en las gradas pero bebiendo una limonada fría o una cerveza de barril, e intentando buscar sombra bajo del techo del estadio. Pero otra muy diferente es aguantar el calor como jugador, especialmente con el implacable tejido que compone los uniformes de Grandes Ligas.

"Pienso que es una de esas cosas que la gente no se da cuenta. Luego que jugamos, incluso luego de cada entrada, lo sentimos, incluso dentro del dugout", le dijo Pérez a ESPN.com. "Agarramos una toalla fría, la ponemos en nuestras piernas, nos echamos agua fría [en el cuello]. Durante un partido, me puedo llegar a cambiar la camiseta unas cuatro veces - adentro, en la jaula, porque uno tiene el acondicionador de aire encendido - así que uno se siente un poco mejor".

Una camisa de uniforme llena de sudor le añade más peso a Pérez, que mide 6-3 y pesa 240 libras. Y eso es encima de todo el equipo que debe utilizar, incluyendo protector de pecho, las espinilleras y una máscara - y todo eso se siente más pesado en días calurosos.

"Pesa más. Es un poco pesado. Por eso siempre ando cambiándome la camiseta", dijo Pérez. "Yo sudo bastante. Todo el equipo que tengo que usar, las máscaras. Algunas veces tengo que hasta cambiar la máscara [durante un juego], porque agarra mal olor".

Durante un juego particularmente caluroso, podría llegar a tomar hasta 10 botellas de agua. Y eso lo mezcla con el Gatorade que está disponible entre entradas.

Algunas veces, eso no es suficiente, así que Pérez recurre a la hidratación en forma de fluidos intravenosos [IV , por sus siglas en inglés] antes de los partidos para evitar la deshidratación, aunque en esta temporada se le ha dificultado un poco más el lograrlo que en temporadas anteriores.

"El año pasado fue más fácil conseguir los IVs. Creo que es una nueva regla", dijo Pérez. "Así que [el cuerpo médico] tiene que pedir permiso y justificar que realmente te hace falta, y entonces el personal viene y te lo da. Ahora, es un poco más difícil conseguir los IV".

Una fuente le confirmó a ESPN.com que aunque no ha habido un cambio oficial en la regla, el supervisor médico de la liga recientemente clarificó, mediante una guía escrita a todos los equipos, las situaciones en las que la hidratación mediante IV es considerada la mejor práctica.

Aparte del sudor estándar y el olor, el calor puede tener otras manifestaciones más serias a nivel físico, como nausea y calambres en los músculos. La parte más exigente de todas, dijo Pérez, es la carga mental que pesa sobre los jugadores que ya están sujetos a los rigores de un calendario de 162 partidos.

"Pienso que eso es lo más duro", dijo Pérez. "Si uno piensa que vas a estar canado, entonces sí vas a estar cansado".