LOS ÁNGELES -- La FIFA, con la credibilidad apestando a muerto en genocidio, y el TAS, apestando a meretriz cincuentona de callejón, indultan a Lionel Messi. Hubo más honestidad en Judas, quien devolvió las 30 monedas y se columpió de una corbata atada a una higuera.
Palabras más, palabras menos, aducen que Messi sí dijo lo que dijo, pero no lo dijo como dicen que lo quiso decir cuando lo dijo. Inocente pues. Puede jugar y además, no deberá pagar multa. La impunidad absoluta.
Me recuerda este escenario a Michael Corleone: "Mi padre le hizo una oferta que no pudo rechazar... Luca Brasi le apuntó a la cabeza con un arma y mi padre le aseguró que sus sesos o su firma estarían en el contrato".
Encima, cuando Messi decide no acudir a respaldar y fortalecer su acto de defensa, hacía suponer que era causa perdida. Parecía que claudicaba. En realidad, la AFA y sus abogados ya sabían que sería exonerado.
Es evidente que Messi no acude, porque ya sabía que no era necesario. Había sido consumado el atraco. Claro, algunos bobalicones aseguran que la inasistencia del jugador fue un acto valiente y gallardo. Esos zopencos no usan sombreros: la cornamenta se los impide.
Y la mejor estafa es aquella en la que el estafado termina más contento que el estafador. Así de pulcra fue la operación de la AFA, considerada en el FIFAGate de Loretta Lynch, como la federación más corrupta del mundo.
Lo más lamentable son las consecuencias de esta absolución descabellada, tomada por un montón de mentecatos, quienes, curiosamente pertenecen al tercermundismo del futbol. De los 13 integrantes del Comité de Apelaciones sólo dos saben lo que es su país acudiendo a un mundial: Austria y México, lo que los hace doblemente sospechosos.
Ahora, que lo sepa el mundo, la FIFA y el TAS han autorizado a todos los futbolistas a que impune e inmundamente escupan en el rostro de los cuerpos arbitrales insultos como los que profirió Messi y que fueron asentados con prueba de video y con testimonios de los afectados.
La autoridad de los árbitros ha sido abaratada, prostituida. Y a nivel mundial. A partir de hoy, en la Liga Premier, o en España, o en las Ligas del Congo o del Vaticano o en la República de las Maldivas, cualquier jugador pelagatos o cualquier crack puede ir a certificarles a los silbantes que sus señoras madres se dedicaron a la profesión más antigua del mundo y que tienen un taxímetro lascivo entre las piernas.
Dice el comunicado que no hay pruebas suficientes de que Messi ordenó para el desayuno de los árbitros "la concha de su madre", cuando el mismo jugador aclaró públicamente que si lo dijo, pero que no a lo jueces, cuando, el video lo muestra interactúa con ellos. A menos claro que el jugador tenga estrabismo y nadie en el mundo lo haya notado.
Y entre la serie de consecuencias, la FIFA y el TAS han cavado la tumba de su incompetencia. Hoy el discurso de un mudo, es más creíble que el de estas organizaciones.
1.- ¿Cómo puede atreverse FIFA o TAS a castigar a todos aquellos países con aficiones que desde las tribunas lanzan el grito homofóbico?
2.- ¿Qué es más grave, el insulto directo y puntual a la autoridad en la cancha o el alarido folclóricamente incorrecto desde la tribuna al portero?
3.- Esto autoriza a que, de inmediato, entonces, cualquier jugador del mundo que se sienta afectado, clasifique a la señora madre del presidente de FIFA, Infantino, como Messi clasificó a las progenitoras de los silbantes, y no sea castigado.
4.- Agreguemos a esto las decisiones del TAS sobre Pablo Aguilar y Enrique Triverio, condonados ambos, aunque medió la torpeza dolosa, sospechosa, corrupta de Decio de María y sus secuaces.
5.- ¿Los árbitros vejados, sobajados, humillados por Messi deberán quedarse callados, resignados y dispuestos a confrontar nuevamente otro alud de escandalosos vituperio?
6.- ¿Es mejor esta FIFA infame de Infantino que la FIFA cínica de Blatter? ¿Quién audita al TAS? ¿Quién puede certificar las certificaciones amorales del TAS?
Decía Jane Fonda: "Trabajar en Hollywood da una cierta experiencia en el campo de la prostitución".
Queda claro que deshonrarse en la FIFA y en el TAS, también.