Parece que cada vez que se corona en la Fórmula 1, Max Verstappen le debe un 'pequeño' favor a su compañero en Red Bull, el mexicano Sergio Pérez. El domingo en Suzuka el festejo fue posible gracias a que Checo logró quedar, en la última vuelta como segundo lugar del Gran Premio.
No es que Verstappen no pudiera asegurar el bicampeonato de F1 en Austin o México, ya que su ventaja es muy amplia, pero Checo Pérez fue clave para que esto se diera en Japón porque con el celo y furia que atacó a Charles Leclerc en la última vuelta de la carrera se quedó con el segundo lugar y, por ende, Verstappen tuvo 113 puntos de diferencia con él y el título en la bolsa.
Ya había sucedido en 2021, en mayor medida que ahora, porque fue en una situación extrema, que Checo Pérez había sido nodal en la consecución del campeonato para Verstappen, cuando en Abu Dhabi aguantó, con llantas viejas, durante dos vueltas a Lewis Hamilton para que Max lograra acercarse y le negaran al inglés la posibilidad de hacer una parada en pits, que, al final, fue una de las razones por las que el británico no consiguió su octavo título mundial.
Ahora, Checo Pérez venía en tercer lugar en el GP de Japón, que tardó más de horas en reiniciarse por la lluvia. Luego de que toda la parrilla largó con neumáticos de completos de lluvia, poco a poco todos se cambiaron a intermedios, pero una parada más en pits significaba perder muchas posiciones, así que la mayoría de los que entraron en los puntos se mantuvieron con los 'inter' más de 26 vueltas.
Verstappen volaba en la punta, su triunfo era prácticamente inevitable, pero con el Ferrari de Leclerc en segundo puesto y sin la vuelta rápida, una vez que cruzaran la meta la diferencia sería de 111 puntos con 112 por disputarse, es decir Max no podía decirse campeón, al menos, no en Japón.
Pero luego de 12 giros, la degradación de los neumáticos comenzó a ser muy fuerte en el F1-75 de Leclerc, tanto que sus 7 segundos de ventaja sobre el tercer lugar que era Checo Pérez comenzaron a reducirse dramáticamente.
A cinco vueltas del final, Checo Pérez llenaba los espejos de Leclerc, pero sin la ayuda del DRS, que propoprciona unas 10 millas por hora (16 kilómetros por hora) de empuje al auto que va atrás en una persecución, el mexicano no lograba capitalizar el ataque, sobre todo en el 'hairpin' donde trataba de adelantar al monegasco por dentro.
Pérez lo intentó una y otra vez, pero Leclerc, quien optaba por la línea más abierta para tomar esa curva casi en 'U' lograba la velocidad de salida suficiente para mantener a raya al tapatío.
Fue cuando se anunció que el tiempo se había terminado y que la 29 sería la última vuelta que Checo Pérez se tiró con todo: finta por fuera y movimiento hacia dentro en la misma curva y casi se puso delante de Charles Leclerc, pero el Ferrari hizo una defensa heroica.
Faltaba solamente pasar por la chicana que antecede la curva 18, última antes de la meta y ahí vino el error o la claudicación de los neumáticos de Leclerc que lo hicieron seguirse de largo sin tomar las curvas 'derecha-izquierda'. Obviamente, al cortar camino Leclerc mantuvo la posición y luego bloqueó a Pérez quien trató de pasarlo unos metros antes de la línea final.
La maniobra del monegasco significó una penalización de cinco segundos porque tomó ventaja de cortar pista, una sanción muy clara, aunque el jefe de Ferrari, Mattia Binotto ahora se diga sorprendido, casi como todos lo aficionados se han sorprendido de las estrategias de la Scuderia durante la temporada.
El reclamo de Binotto fue que la FIA no tardó nada en quitar el segundo lugar a Leclerc y dárselo a Pérez, cuando en el Gran Premio anterior en Singapur, deliberaron mucho tiempo para penalizar al mexicano por no guardar distancia con el Safety Car, pero aún así Checo consiguió el triunfo.
Lo deseable es, contrario a lo que piense Binotto, que luego de las muy tardadas deliberaciones del control de carrera y comisarios en Singapur y Monza, que ahora sí la FIA fuera expedita en su resolución sobre un incidente de carrera que afecta directamente algo tan relevante como la coronación de un campeón.
Sí fue un poco raro ver a Johnny Herbert recibir la noticia de la sanción justo luego de entrevistar para la TV a Verstappen y cuando ya tenía Checo Pérez el micrófono en la mano, pero la sanción era justa y clara, para desventura de Leclerc, Binotto y todos los hombres de rojo en el paddock.
El empuje de Pérez sólo adelantó o precipitó algo que se iba a dar en Austin que fue la coronación de Verstappen, pero para el mexicano significa ponerse segundo en la clasificación del Campeonato de Pilotos, un punto arriba de Leclerc, y ahora como dijo Christian Horner tras la carrera, el objetivo de Red Bull es que el piloto mexicano termine ahí.