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Por cuarta ocasión, México definiría al campeón

MÉXICO -- Nico Rosberg tendrá que acelerar a fondo, sin miedo a nada y con la mente casi en blanco, con el objetivo firme de liderar el Gran Premio de México y alzar por vez primera el cetro que durante diez años se le ha negado, aquel que su padre, Keke Rosberg, conquistó hace más de tres décadas en las Vegas.

El historial le beneficia: tres campeones han sido definidos sobre el asfalto del Hermanos Rodríguez y en caso de culminar en primer lugar, y en combinación de un descalabro de Lewis Hamilton, cumpliría su más grande sueño.

A la fecha, el piloto tiene 26 puntos de ventaja sobre su más cercano perseguidor; restan 75 en disputa y en caso de llevarse la competición en suelo azteca podría estrechar su leyenda. Para que eso ocurra basta cuando menos un décimo puesto del más dominante de los últimos tiempos, su coequipero.

La primera ocasión en la que la Ciudad de México fue territorio de campeones ocurrió en 1964, cuando John Surtees remontó la ventaja conseguida por Graham Hill e izó la bandera de Ferrari por todo lo alto, asegurando un total de 40 puntos y el único título mundial de su historia.

En 1967 México volvió a ser el punto más importante del automovilismo; en ese año, Denny Hulme honró a su natal Nueva Zelanda corriendo para Brabham con la que sumó 51 unidades y se aseguró el primer sitio del Gran Premio más importante en toda su vida.

La revancha para Graham Hill se presentó hasta 1968, de nueva cuenta en México y donde consiguió su tercera victoria, que le llevó a los 48 puntos y a Lotus a una posición de gloria, la segunda de su carrera y para el último campeonato mundial acontecido en el país tricolor.

Con dos Subcampeonatos en el historial y la mejor temporada de su vida en la puerta, Nico tiene la indeleble comitiva de emular a su padre y convertirse en monarca absoluto del automovilismo, ya a la espera de su nuevo mandamás.

El único título de Keke Rosberg, padre del ahora protagonista de la F1 llegó en 1982, con 44 unidades y tras el Gran Premio de Las Vegas; a poco más de 2800 kilómetros de distancia, el menor de la dinastía podría ensalzar la leyenda Rosberg.