El equipo Mercedes AMG F1, actual campeón constructor de la máxima categoría del automovilismo, no ha podido ganar luego de tres carreras de la temporada 2018. Algo que no sucedía desde 2013.
Desde que la era híbrida inició, el fabricante alemán siempre ha ganado al menos una de las tres carreras iniciales. En 2014, cuando las Unidades de Potencia arribaron al serial, Mercedes ganó las seis primeras competencias; luego en 2015, dos; en 2016 triunfo consecutivamente en las primeras cuatro y finalmente el año anterior al menos logró una victoria por dos de Ferrari.
Este año iniciaron como favoritos en Australia y Lewis Hamilton hacía validos lo pronósticos liderando el Gran Premio sin fisuras, hasta que un Safety Car cambió la historia. Ferrari y Sebastian Vettel aprovecharon la contingencia y entraron a pits, mientras que Hamilton iba lento en pista debido al auto de seguridad. Vettel salió primero y luego supo aguantar el ataque del Mercedes número 44 para ganar en Melbourne.
En Bahréin, Ferrari estuvo obligado a reaccionar a la estrategia de una sola detención en pits de Mercedes. Vettel aguantó a Bottas quien lo intentó en las últimas cinco vueltas, pero no pudo con el alemán quien ganó el segundo Gran Premio.
En el Circuito Internacional de Shanghái, sucedió algo parecido a Albert Park: el auto de seguridad perjudicó a Mercedes y fue aprovechado ahora por Red Bull. Los autos de la bebida energética fueron a pits, montaron neumáticos nuevos y de caucho más rápido que sus rivales y comenzaron la cacería. Daniel Ricciardo pasó a los dos Mercedes y a los dos Ferrari y ganó el Gran Premio Chino, tercera fecha del calendario -RB no conseguía un gane en las tres primeras del año, desde el mismo año 2013.
Ahora sigue Bakú, una pista urbana enclavada en las orillas del mar caspio en Azerbaiyán. La organización liderada por Toto Wolff, ganó ahí en 2016 con Nico Rosberg –el año pasado se les fue la victoria a manos de Ricciardo y su Red Bull.