Max Verstappen, mientras seguía a los Mercedes y Ferrari, vio su estropeada de hacer una buena cantidad de puntos luego de que su Red Bull quedase varado en el camino -apenas era la vuelta cinco del Gran Premio de Hungría.
“Que mie… de broma, todo el pin… tiempo con esta mie…”, explicó el joven holandés cuando le ordenaron detenerse.
Otro que no pudo ocultar su frustración fue el director deportivo del equipo, Chrsitian Horner: “Pagamos millones por un producto de alta calidad y pueden ver que está claramente debajo de ello. Dejaré que Cyril venga con sus excusas después”.
Y Cyril Abiteboul, encargado del proyecto deportivo de Renault, habló… pero sin excusas.
“Nuestros jefes dejaron de leer lo que Christian Horner decía de nosotros, desde 2015. Es muy claro no que queremos tener ningún trato con ellos. Es muy claro que se hizo”, dijo el francés.
Red Bull ha decidido no seguir con el motorista que los impulso durante su dinastía –de 2010 a 2013; cuatro campeonatos de constructores y piloto seguidos. A partir del año siguiente trabajarán a lado de Honda, que desde que regresó a la categoría en 2015, no ha podido atinar con la Unidad de Potencia, más complicada que en aquellos cuando llevó a la gloria a McLaren y Ayrton Senna.
“Tendrán a su socio de motores que pagarán mucho dinero para tener su producto a bordo, y les deseo buena suerte. No tengo nada más que decir”, concluyó Abiteboul.
A la temporada le quedan nueve competencias incluidas Monza, Spa, Suzuka y el Hermanos Rodríguez, pistas que demandan mucho de la planta de poder. Red Bull es sólidamente el tercer mejor equipo, pero difícilmente puede atacar las posiciones de Mercedes y Ferrari y en Milton Keynes, desde que la era híbrida inició, siempre han señalado que es por el déficit de potencia.