No contaban con su astucia. Desde los tiempos en que Roberto Gómez Bolaños alias 'Chespirito', bautizó a todos sus héroes televisivos con palabras que empezaban con "Ch" (Chapulín Colorado, Chavo del Ocho, Dr. Chapatín, Chómpiras, Chanfle, Chaparrón Bonaparte, etcétera) no se veían tantos mexicanos 'chidos' que sobresalieran en el deporte con una CH en el pecho, ya sea en el nombre de pila o el apellido.
Algo inexplicable pasa con ese dígrafo --porque según la Real Academia de la Lengua la "ch" no es letra sino un sonido compuesto por dos letras-- que se asocia y checa con algunos de los mejores atletas del país de los 'charros'.
Ahora mismo, el delantero del Napoli de la Serie A, Hirving 'Chucky' Lozano y el piloto de la Fórmula 1 con Red Bull, Sergio 'Checo' Pérez son las muestras más fuertes de casualidad pero hay un "chorro" además de ellos.
'Chucky' es un jugador que emociona, que transmite, que tiene 'chispa' desde que era del Pachuca. Algo similar pero todavía sin llegar a los niveles que tuvo en clubes y selección Javier 'Chicharito' Hernández, que con carisma y goles hacía la chamba con la bandera tricolor bien en alto.
Hernández sigue ahora con el LA Galaxy, pero está lejos del 'Chícharo' que fue y lamentablemente hoy parece estar más cerca del Eduardo 'Chofis' López, un ejemplo no virtuoso o chafa de la correlación Ch-mexicanos exitosos.
Chicharito tiene tiempo para redimirse y aunque así no fuera, su trayectoria ya lo pone como un futbolista de excepción y no por nada es el máximo goleador de la Selección Mexicana.
Checo Pérez hace lo propio en las pistas de la Fórmula 1. Ningún mexicano antes había terminado en el cuarto lugar general del campeonato de pilotos y el jalisciense lo labró en piedra en 2020.
Checo no sólo aguantó la presión de quedarse sin equipo para 2021 y contraer covid-19, sino que en la pista ganó y "obligó" a Red Bull a ofrecerle un contrato.
En el taekwondo, y yo diría en el deporte mexicano en general, no hay trayectoria más meritoria (salvo el caso de Joaquín Capilla) que la de María Espinoza, tres veces medallista olímpica en el mismo número de Juegos consecutivos.
¿Y dónde está la ch de María? Pues en que es conocida cariñosamente como 'Chayo' por su segundo nombre, Rosario, aunque sus más cercanos la conocen como 'Chay'.
Otro ejemplar de esos que 'chutan', o sea un futbolero, es Guillermo Ochoa, arquero cuatro veces mundialista y único que ha probado suerte en el balompié europeo.
En equipos, el más querido de México, uno de los dos más populares y el segundo con más títulos es, por supuesto, Chivas de Guadalajara.
Para no ir muy lejos, el más grande jugador que haya nacido en México es Hugo Sánchez, de quien toda mención de sus logros inéditos y todavía inigualados suena una redundancia y obviedad, porque todos los sabemos y es simplemente un genio que salió de una lámpara para tirarse 'hughinas' que sacudían redes.
Otro Sánchez, de los muchos que hay fue Salvador Sánchez. Púgil que murió muy joven pero que ya era el rey de los Plumas.
Sin salir del ring encontramos al 'Gran campeón mexicano' Julio César Chávez, quien logra el consenso para ser nombrado el mejor boxeador azteca de todos los tiempos.
Un chilango de nariz chata que también hizo las delicias de los aficionados al deporte de fistiana es Humberto 'Chiquita' González.
Seguro hay chorros más que hacen honor a la coincidencia de la CH, algunos como estos, verdaderos ching...es, pero aquí le paramos para que el lector no diga: "Ya chole".