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Recordamos al campeón de F1 que México pudo tener

Getty Images

Cuando Ricardo Ricardo Rodríguez tenía al mundo del automovilismo rendido a su talento y su futuro en la Scuderia Ferrari lucía brillante, un trágico accidente impidió que el piloto mexicano tuviera la oportunidad la cumplir los pronósticos: convertirse en una estrella de la Fórmula Uno.

Si el destino lo hubiera permitido, la ahora leyenda del automovilismo mexicano estaría hoy de fiesta para celebrar su cumpleaños 75.

La velocidad marcó la vida del menor de los hermanos Rodríguez. Fue una de las cualidades que lo distinguió en las pistas de renombre del automovilismo y con rapidez, también, se convirtió en uno de los héroes de la época dorada del deporte motor.

Su talento, carisma y audacia fueron sus mejores cartas de presentación y las características que le permitieron colocarse en la mira de los mejores directores de equipo de todo tipo de categorías.

Porque Ricardo lo mismo manejó motocicletas, actividad en la que fue campeón nacional, que autos tipo fórmula y los denominados Sports Cars y en todos fue un fuerte competidor.

Le Mans, Daytona, Nürburgring, Monza, Spa-Francorchamps y Sebring son sólo unas de las pistas en las que se convirtió en protagonista de algunas historias.

Ricardo Rodríguez fue el primer piloto mexicano en ganar una carrera internacional, la de Riverside en 1959; en el legendario circuito de La Sarthe se convirtió en el conductor más joven en subir al podio absoluto de las 24 Horas de Le Mans de 1960, cuando terminó en el segundo lugar a los 18 años; y un año después, en Italia, a los 19 años y 208 días, también fue el más joven en debutar en la Fórmula Uno, récord mantuvo durante décadas.

En ese primer GP de F1, mostró con claridad el tipo de piloto que era, pues con un auto menos potente que el resto, se hizo del segundo lugar de la parrilla de salida. Aunque su halagador desempeño no prosperó y no pudo terminar su primera carrera en la categoría.

En 1962, a los 20 años, el éxito y la gloria le sonrían. Se había comprometido a correr con Ferrari toda la temporada de la F1. Sin embargo, sólo participó en cuatro Grandes Premios (Holanda, Bélgica, Alemania e Italia).

Ricardo murió el jueves 1 de noviembre de aquel año en el Gran Premio de México, una carrera no puntuable de la Fórmula Uno, en el entonces Autódromo de la Magdalena Mixiuhca durante el primer día de actividades.

Ricardo, a bordo de un Lotus, sufrió un grave accidente en la curva Peraltada, en el que murió casi de manera inmediata. Su prometedor camino en el automovilismo fue trágicamente interrumpido para dar paso a la leyenda.