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Crónica: El día que murió Ayrton Senna

Steve Etherington/EMPICS via Getty Images

Ha muerto un piloto en la pista.

Roland Ratzenberger, un austriaco de 31 años de edad, perdió el control de su auto en la curva Villeneuve del circuito de Imola. El golpe fue brutal y sus consecuencias también.

Era un piloto en su primer año en la Fórmula Uno gracias a la oportunidad que le dio el equipo Simtek-Ford. Apenas su tercer Gran Premio. En la zona de pits golpeó con el alerón delantero el auto de su coequipero David Brabham, pero no le dio importancia, era algo muy leve.

Salió a las prácticas y a 300 kilómetros por hora, en la difícil vuelta que lleva el nombre del mítico piloto canadiense que murió en Zolder, no respondió el auto al viraje y se estrelló contra el muro.

Las autoridades de la pista dijeron que lo sacaron con vida del monoplaza, pero es difícil creerlo después de ver el casco roto como un cascarón de huevo, lleno de sangre.

Su cabeza explotó, pero es evidentemente más conveniente decir que murió en el hospital, porque de haberse dicho oficialmente que Ratzenberger feneció en la pista se habría tenido que suspender la carrera del domingo y por lo tanto deberían devolver el importe de los boleto, afrontar multas y mil problemas.

Desde la muerte de Ricardo Paletti en unos entrenamientos y la de Gilles Villeneuve en el GP de Bélgica en 1982, ningún piloto había perdido la vida en un auto de Fórmula Uno.

En ese entonces un joven brasileño de nombre Ayrton Senna, reinaba con comodidad en la Fórmula Ford 2000 europea. Hasta dos años después llegaría a la Fórmula Uno.

El 30 de abril de 1994, Senna ya es tricampeón mundial y forma una dupla infernal con el equipo Williams, que estrenan patrocinio de los cigarros Rothmans, lo que ahora le da a sus autos un sobrio color azul con blanco que contrasta con la desigual exposición de anuncios publicitarios que era la pintura del coche en años pasados.

Senna y Williams, parece una combinación invencible que estrena la Fórmula Uno, pero no les han ido bien las cosas en el principio de la temporada. Dos carreras, dos despistes y dos triunfos para el joven sensación, Michael Schumacher.

"Magic" como le dicen sus compatriotas paulistas, tiene la pole position, pero ahora también tiene una preocupación y una congoja que nunca había sentido.

El circuito de Imola parece una pista de hielo donde los autos se patinan y chocan fuertemente contra los muros, ya murió un piloto y su paisano Rubens Barrichello, estuvo muy cerca, luego de que su auto hizo un trompo en el aire y golpeó violentamente una barrera de llantas, que le salvó la vida.

Para "Rubinho", no fue más que una nariz fracturada y la imposibilidad de correr.

La cara de Senna al ver en el monitor de su pit, la muerte de Ratzenberger es algo inédito en esa colección de músculos faciales normalmente sin expresión. No se presenta a la conferencia de prensa de los más rápidos del día, pero externa su preocupación por la seguridad en la serie. El incidente no lo deja dormir tranquilo.

Ha quedado en un segundo término su malestar por los resultados en el inicio del año, casi ni se acuerda que el diseño del Williams le incomoda. Sus piernas están oprimidas por la barra de la dirección, pero Patrick Head lo soluciona quitándole espesor al metal y con un recorte.

Ya es domingo 1 de mayo, y está al frente de la parrilla, con la presión de ese niño alemán, que empieza a ser tan molesto como lo fue Alain Prost. La concentración de Senna es única y la tensión de Frank Williams desde su silla de ruedas también.

Sale la bandera verde y se da la arrancada en una atmósfera de la que se puede arrancar un pedazo por su espesura y densidad. El minuto de silencio previo por el piloto muerto en la pista tensa aún más el ambiente, pero eso no es nada luego de ver que el portugués, Pedro Lamy, estrella su Lotus contra el Benetton de JJ Lehto, que no arranca.

El accidente lanza un par de llantas contra la tribuna principal que hieren a un espectador de nombre Antonio Maino, quien tiene que ser llevado de emergencia al hospital con traumatismo craneal.

Antes, Michele Alboreto, no controla su Minardi en los boxes y atropella a tres mecánicos de Ferrari, que sufren fracturas. El ambiente es fúnebre y todavía no se ha dado ni una vuelta del Gran Premio de San Marino en Italia.

Senna domina con exactitud la prueba, aunque sus espejos están llenos del Benetton de Schumacher, como en el pasado estuvieron llenos de Prost, de Mansell y de Piquet. Ahora él es el más grande enemigo a vencer para todos. Su coequipero es un joven caballero inglés, de nombre Damon Hill, que además de ser consistente, es hijo del fallecido Graham, campeón de la F1. Nada para preocuparse, el único peligro fuerte es el alemán.

Cada vez se abre más la ventana entre Senna y Schumi, aunque no lo suficiente como dar como un hecho el triunfo, sobre todo porque apenas es la sexta vez que pasa frente a la meta el Williams de Ayrton en el liderato. Faltan todavía 55 rondas de un Gran Premio que todos quieren que se acabe de una vez.

La primera curva después de la línea de meta es a la izquierda, se llama Tamburello y el número dos de Senna pasa primero, pero no da vuelta, se sigue inexplicablemente de frente.

Aunque el brasileño hace el movimiento hacia la izquierda, no vira el auto. Se rompió la barra de la dirección, que adelgazó Head para su comodidad.

¡El automóvil Williams de Ayrton Senna se ha estrellado contra el muro! Llega una decena de bandereros al lugar, el auto tiene el costado derecho destrozado, la llanta delantera de ese lado sale volando, así como el alerón delantero.

El impacto ha sido a cerca de 260 kilómetros por hora. Ayrton no se mueve, las imágenes de televisión lo muestran inerte dentro del cockpit del coche y sólo se alcanza a percibir una especie de suspiro que lo inclina hacia la derecha del habitáculo.

Los doctores lo sacan de la cabina, le practican una traqueotomía, está lleno de sangre su casco. Llega un helicóptero para trasladarlo al Hospital Maggiore. Tiene muerte cerebral, un soporte de la suspensión del Williams ha entrado por la parte frontal del casco de Senna. Está desfigurado y el daño es mortal. Se declara oficialmente muerto al que se considera el más grande piloto de todos los tiempos a las 18:40 horas (10:40 horas de México). El expiró unos segundos después del momento del accidente.

Inexplicablemente después de un rato se reanuda la carrera y la gana Schumacher.

Ha muerto Ayrton Senna en la pista.