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Georgia sobrevivió a Oklahoma y a sí mismos en el Rose Bowl

En ocasiones, vale dejar que las cosas por su propio peso caigan.

Este fue el caso de unos Georgia Bulldogs que tardaron en percatarse que lo más sencillo para ellos era lo más difícil de defender para una ofensiva de Oklahoma que, como todas las de la Big-12, suele ser frágil.

Pese a contar con el dúo de corredores más prolífico en la historia del juego --Nick Chubb y Sony Michel entraron al partido solamente por detrás de Eric Dickerson y Craig James (8,193) en yardas terrestres combinadas, cifra que superaron a inicios del tercer periodo para quedarse con el primer sitio histórico-- Georgia no comenzó el partido insistiendo en el juego terrestre.

Es más, pese al éxito temprano que tuvieron Chubb y Michel en el inicio del partido por tierra, Georgia no insistió lo suficiente con sus corredores estelares.

Con una de las ofensivas más explosivas del país en la banca de enfrente, liderados por el ganador del Trofeo Heisman, Baker Mayfield, la estrategia de los Bulldogs de inicio pareció intentar igualar golpe a golpe las jugadas grandes de los Sooners con un genuino freshman como mariscal de campo Jake Fromm.

Sólo en el segundo periodo, Chubb y Michel se combinaron para dos acarreos --sí, dos acarreos-- para 120 yardas. El resto de las oportunidades ofensivas de los Bulldogs fueron en otra dirección, alejándose de sus mejores hombres.

De ahí la duda: ¿por qué no imponer un juego de poder que es prácticamente imparable para el rival y que, además, limita los minutos que tienes que defender a Mayfield sobre el campo? No son muchos los equipos que presumen dos corredores con altas proyecciones de NFL en el mismo backfield.

Incluso dentro del minuto y medio final del partido, y abajo por un touchdown, los Bulldogs estaban colocados en la yarda 24 de Oklahoma con dos tiempos por pedir, pero se seguían negando a correr el ovoide. Eso hasta que una interferencia de pase puso el ovoide en la yarda 1 para Georgia, momento en el que optaron por un centro directo para Chubb, quien anotó sin muchos problemas.

En el primer Rose Bowl de la historia que se define en la prórroga, los Bulldogs sobrevivieron a una potente ofensiva de Oklahoma, pero también a sí mismos.

Chubb y Michel se combinaron para solamente 25 acarreos en el partido, pero con esas oportunidades limitadas, cosecharon 326 yardas terrestres --cortesía de un promedio superior a las 13 yardas por intento-- y cinco touchdowns, incluyendo el del triunfo. Eso sin contar las cuatro recepciones para 41 yardas incluyendo otro touchdown para un total de cuatro en el duelo para Michel, quien pudo redimirse de un balón suelto --su único de la campaña-- que fue devuelto para touchdown y dio ventaja a finales del cuarto periodo a Oklahoma, con el touchdown del triunfo en la prórroga.

El par de estelares dejó la marca combinada para dos corredores del mismo equipo en sus carreras hasta las 8,284 yardas terrestres, con un partido más por disputar en la campaña.

Con esos números, ¿cuál es la justificación para pedirle a Fromm poner el balón en el aire 29 veces? Está bien, completó 20 de esos envíos para 210 yardas y dos touchdowns sin intercepciones, pero la pregunta persiste: ¿por qué no recargarte en la que claramente es tu fortaleza?

No solamente acumularon más yardas los Bulldogs por acarreo que por cada intento de pase (7.2), sino también terminaron con más yardas por acarreo que por cada pase completo (10.5).

Georgia consiguió la mayor remontada en la historia del Rose Bowl al borrar una desventaja de 17 puntos, y para ellos es momento de celebrar. Habrá tiempo de revisar las cintas --incluyendo las decisiones que se mandaron desde la banca--, pero han pasado más de tres décadas desde que los Bulldogs estaban en las primeras planas nacionales del fútbol americano universitario.

Si Georgia desea replicar el éxito de su último equipo campeón, habrá que repetir la fórmula de aquellos Bulldogs. En 1980, Herschel Walker se puso al equipo al hombro con 36 acarreos --muchos de ellos después de sufrir una separación de hombro-- para derrotar a Notre Dame en el Sugar Bowl y completar una temporada perfecta.

En un juego donde se emplea tanto la trillada frase de "colocar a los jugadores en la mejor posición de éxito" por parte de los coaches, en Georgia no cumplieron esta noche en Pasadena.

Si los Bulldogs no se ponen en las manos --o en las piernas-- de sus mejores jugadores, Chubb y Michel, será un milagro que se coronen campeones nacionales por tercera vez en su historia.