¿Qué has hecho por mí últimamente? Es la sentencia que la afición en la NFL, y en cualquier deporte, manifiesta cuando un jugador cae de su gracia y el último en sufrir la frialdad de ese monstruo de mil cabezas es Mac Jones, quien está, o estaba, llamado a ser el nuevo rostro de los New England Patriots.
Si la NFL es fría en la toma de decisiones, en New England esa frialdad es congelante con un coach como Bill Belichick, quien mandó a la banca a Jones después de que el pasador sufrió una intercepción en el duelo ante los Chicago Bears para darle su lugar al novato Bailey Zappe, quien ganó los dos juegos que inició como titular mientras Jones se reucperaba de una lesión en el tobillo.
Tras la derrota del lunes por la noche, Belichick dijo que no sentó a Jones como resultado de la intercepción y si en realidad fue por otro motivo, el coach de los Patriots eligió el peor momento para dejar en la banca a Jones, quien tras ser exhibido, también tuvo que soportar la ovación con la que fue recibido Zappe en el Gillette Stadium.
Esos son duros y secos golpes al ego de cualquier jugador y ponen a prueba el carácter de quien los sufre y con Jones no será distinto. Si lo sucedido ante los Bears significa el final de sus días como quarterback titular de los Patriots, Jones tendrá que hacer uso del temple que le hizo dejar una buena imagen en 2021, su primer año en la NFL, para estar listo para reanimar su carrera en New England o donde sea que el destino lo lleve.
Tal es el anhelo de la afición de los Patriots por recuperar la estirpe ganadora que disfrutaron durante dos décadas con Tom Brady, que la paciencia les duró prácticamente lo que un suspiro con un quarterback en pleno desarrollo apenas en su segundo año en la NFL.
La memoria de la afición es muy corta y con la ovación a Zappe cuando entró al campo en el duelo ante los Chicago Bears, fue claro que la de los Patriots olvidó cómo respondió Jones en 2021 en escenarios complicados para cualquiera y más para un novato, como el regreso a New England de Brady al frente de unos poderosos Tampa Bay Buccaneers o el duelo en Foxoborough ante un contendiente en la NFC como los Dallas Cowboys.
Cuando la mayoría predijo que esos duelos serían demasiado para Jones y exhibirían su novatez, el pasador llevó a los Patriots cerca de vencer a los Bucs y obligó a los Cowboys a ganar en tiempo extra para, luego, montar una racha de siete victorias que impulsó a New England a Playoffs.
Nada de eso importó la noche del lunes y la afición de los Patriots está lista para respaldar incondicionalmente a su nuevo quarterback favorito con la esperanza de que Zappe sea su nuevo Brady.
A su estilo, Belichick dijo que aún no decide quién será el quarterback titular para el próximo juego de los Patriots, pero será difícil remar contra la corriente luego de la forma en que los aficionados de New England recibieron a Zappe.
Belichick no suele tentarse el corazón para tomar decisiones que considera en beneficio de los Patriots; en 2001, dejó a Brady como quarterback titular pese a que Drew Bledsoe estaba recuperado de una grave lesión en el pecho y todos conocemos el resto de la historia; en 2003, cortó al safety Lawyer Milloy, pieza clave de su defensiva y favorito de la gente en New England, y en 2008, dejó ir a otro jugador importante en su esquema defensivo, el liniero defensivo Richard Seymour, por mencionar algunos ejemplos.
En la que es la recta final de su carrera, Belichick está en una nueva encrucijada y la decisión de mantener a Jones como titular o darle el trabajo a Zappe marcará el rumbo de los Patriots en el corto y mediano plazo.