Llegamos a la mitad del camino. Técnicamente no es la mitad debido a que no todos los equipos han jugado ocho partidos pero, ¿quién se fija en pequeñeces? Por cuestiones de tema, llegamos al punto medio de la temporada 2016-17 de la NFL con una que otra sorpresa, y con los mismos sospechosos de siempre amenazando avanzar otra vez si no al Juego de Campeonato de Conferencia, definitivamente lejos en la postemporada.
La mayor sorpresa del año, con disculpas para los fans de Raiders, la están dando los Vaqueros de Dallas. Confieso que fui uno de muchos que les enterró en vida cuando se lesionó Tony Romo. Este domingo vimos un partido entre Philadelphia y Dallas en el que dos novatos, que eran la tercera opción de sus respectivos equipos, pelearon por el liderato de la División Este de la Nacional. ¿Quién lo hubiera pensado? Dak Prescott dio destellos de lo que podría venir, pero era LA PRETEMPORADA. Equipos no usan a sus jugadores estrellas y coordinadores defensivos no desarrollan planes de juego con la intención de neutralizar a sus rivales. Hoy en día, Prescott es el titular indiscutible de Dallas.
Ningún entrenador en sus cinco sentidos, ni ningún dueño tan ignorante que sea, van a mandar a la banca a un QB que tiene a su equipo como líder de LA CONFERENCIA después de seis victorias consecutivas. Dak no jugó bien la mayoría del partido contra las Águilas, pero al final, donde los grandes crecen y los mediocres se arrugan, logró descontar una ventaja de Philadelphia de 10 puntos en el último cuarto y posteriormente ganar el partido en tiempo extra con una serie que culminó en TD.
Tony Romo estará bien próximamente y tomará su lugar en la banca. Siendo el tipo de persona y compañero que es, ayudará en todo lo que le sea posible a Prescott. Y cuando llegue su momento, que estoy seguro va a llegar, va a entrar al rescate y demostrar que es un QB élite a pesar de las dudas y críticas de muchos fans del mismo Dallas.
Hablando de los Vaqueros, vale mencionar que una gran parte del éxito de Prescott se debe al desempeño de Ezekiel Elliott. Como se dice, él y Dak van “junto con pegado” y se complementan a la perfección. No hagan caso a aquellos que dicen que “cualquier corredor tendría éxito jugando con esa gran línea ofensiva”. Es quizás la mejor de la NFL, pero se necesita un gran corredor para dar los resultados que está dando Elliott, lo que da pie, al siguiente tema.
La NFL está investigando las acusaciones de violencia doméstica que tuvo Elliott en el estado de Ohio y que fueron descartadas hace unas semanas. El fiscal a cargo de ese caso decidió no presentar cargos contra Elliott por no tener pruebas suficientes ni testigos que corroboren las acusaciones, pero declaró que considera que hubo actos violentos de Elliott contra la acusadora. Como dije, la NFL está metida ya en el caso.
Para la NFL, no es necesario que existan pruebas, ni que haya culpabilidad para imponer un castigo. ¿Han oído hablar de un tal Tom Brady que fue suspendido cuatro semanas por Roger Goodell? Estas nuevas revelaciones han producido una nube gris, que se podría tornar negra y de tormentas para los fans de Dallas en los próximos días. Tienen a un buen corredor suplente en Alfred Morris, pero Batman y Robin ya no estarían juntos. Sin el dúo dinámico tengo dudas sobre el rendimiento de la ofensiva de Dallas.
Hablando de dudas, otra agradable sorpresa la están dando los Raiders. En efecto, aunque pensaba que serían mejor equipo en 2016, no pensé que estarían 6-2 y al frente de su división después de ocho partidos. No sé si soy sólo yo, pero la NFL es más interesante cuando los Vaqueros de Dallas, los Acereros de Pittsburgh y los Raiders de Oakland son relevantes. Tan relevantes son que los tres están al frente de sus respectivas divisiones.
Derek Carr, como decíamos en los años de nuestra infancia es “de a debis” que es lo opuesto a ser de “a mentis”. Carr es un gran talento y tienen a una excelente ofensiva, pero la defensiva deja mucho que desear. Equipos corren con relativa facilidad en su contra, permiten pases de muchas yardas y no aplican mucha presión a QBs rivales. Han sido efectivos en tercera oportunidad, regulares defendiendo adentro de la yarda 20 y tienen 13 robos de balón, pero ninguno de sus rivales tienen marca ganadora este año.
Arriesgando incurrir la ira de la nación Raider, este es un equipo que no está a la altura de su marca actual. De hecho los considero debajo del resto de los equipos de su división incluyendo a San Diego. En la segunda mitad de la temporada tendrán suficientes oportunidades para demostrar si estoy equivocado. Espero estarlo porque la NFL necesita a los Raiders en primer plano y a sus aficionados satisfechos después de 13 años de frustración.
Este martes se cumplió la fecha límite para hacer canjes en la NFL. El período no culminó sin otro canje sorpresivo por parte de los Patriotas. Tal como lo ha hecho en su historia, Bill Belichick se desprendió de un jugador defensivo de primerísimo nivel. Jamie Collins era, debatiblemente, el mejor jugador defensivo de los Pats. Collins está en el último año de su contrato. Después del canje salieron notas tratando de explicar la lógica, si es que existe, de por qué Belichick lo descartó. Un rumor, y enfatizo que es rumor, decía que Jamie estaba, o está, buscando, un contrato similar al que recibió Von Miller en Denver. Sabemos que los Pats no ofrecen ese tipo de contratos, ni al mismo Tom Brady. Otro rumor decía que recientemente había estado distraído y que no cumplía con sus asignaciones defensivas. Contra Buffalo faltó a muchas jugadas.
La realidad es que Jamie Collins era un jugador que hacía prácticamente todo para la defensiva de Matt Patricia: presionaba, cubría, defendía el ataque terrestre y rivales lo tenían que neutralizar. Dudo que la razón de su salida haya sido por cuestiones de rendimiento. Más bien, fue otro mensaje de Belichick que el equipo va primero antes que el individuo. Es el mismo mensaje que mandó al dejar ir a Lawyer Milloy, Ty Law, Richard Seymour, Chandler Jones y muchos otros.
Belichick no la brinca sin huarache. Toma decisiones fríamente calculadas. Antes de la temporada hizo un cambio, también con Cleveland, y obtuvo a Barkevious Mingo. La semana pasada hizo otro con Detroit y trajo a Kyle Van Noy de Detroit. Ambos jugadores son de características similares a las de Collins y ambos fueron selecciones altas, Mingo una de primera ronda en 2013, y Van Noy una de segunda vuelta en 2014, que no justificaron su selección. Belichick se especializa en tomar a este tipo de jugadores y convertirlos en baluartes. Además, el novato Elandon Roberts ha jugado bien cuando ha tenido la oportunidad.
Tanto Dont’a Hightower como Malcolm Butler están en el último año de sus respectivos contratos. En esta era del tope salarial, haber firmado a Chandler Jones, Jamie Collins, Hightower y Butler en el mismo año habría desestabilizado la nómina de los Pats. Bill Belichick siguió con su filosofía y de paso le mandó un mensaje claro y sonoro al resto de sus jugadores.
Finalmente, ¿Qué onda con tantos empates? Estuvimos cerca de tener dos en una semana y llevamos dos en total. NUNCA en la historia de la NFL ha habido tres empates en una temporada y vamos apenas a la mitad. ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la solución?
No soy partidario del sistema del colegial que pone el balón en la yarda 25 y cada equipo tiene una serie ofensiva. Si persiste el empate, cambian el orden e intentan de nuevo. De continuar empatados, después de cada TD hay que ir por dos puntos.
En mi opinión, con este sistema se pierde la integridad del juego. Hay varias razones: con excepción de los goles de campo, se elimina el aspecto de equipos especiales. Se reduce también la estrategia de juego porque es diferente empezar una serie ofensiva en tu propia yarda 25 que en la 25 del rival. Nuestra compañera, Miroslava Montemayor, sugirió que se fueran a duelos de goles de campo, como en el soccer, después del tiempo extra. No me desagrada la idea. Empezaría con goles de campo de 40 yardas y retrocedería hasta que hubiera ganador. Esto, enfatizando, al terminar los quince minutos adicionales que tendrían ambos equipos.
Con este sistema de paso se le daría algo de importancia a la posición de pateador que ha sido menospreciada y minimizada por la NFL recientemente.