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Actuaciones contrastantes en las primeras semanas de la temporada

BRISTOL -- Para que las estadísticas sean aceptadas, es necesario que una muestra sea lo suficientemente amplia, en proporción al tamaño de la población. En la NFL, obviamente, no se puede tener una muestra muy grande. Se juegan sólo 16 partidos. Hoy en día en que la pretemporada pasa desapercibida para los jugadores titulares, es necesario tener por lo menos cuatro partidos para poder dar una opinión calificada acerca de un equipo.

Dos partidos de temporada regular no son suficientes.

Después de la primera semana, tres equipos me habían llamado la atención en particular: Dallas, Green Bay y Minnesota. Me gustó el trabajo de las defensivas de los Vaqueros y Empacadores, y el desempeño ofensivo de los Vikingos. Después del segundo partido, fue claro que los sinodales que tuvieron no fueron de buen nivel. Minnesota tiene el beneficio de la duda ya que esta semana enfrentaron a Pittsburgh sin Sam Bradford y se notó la diferencia, pero las defensivas de Dallas y Green Bay demostraron que todavía tienen mucho camino por recorrer para poder contender.

En Dallas salió a relucir lo que he mencionado todo el verano: el carácter y la disciplina importan en la NFL. El caso de Ezekiel Elliott ha dominado los encabezados y recién recibió un fallo a su favor. Nadie pone en tela de duda su talento, pero sí su carácter y entrega. El mismo LaDainian Tomlinson lo criticó duramente por su apatía y falta de entrega en el partido contra Denver. La defensiva de Denver dominó a la ofensiva de Dallas, sobre todo a la supuesta mejor línea de la liga. Pusieron la muestra de cómo defender a Dallas, pero no todos los equipos de la NFL tienen una defensiva como la de los Broncos. Dallas aprenderá de esta derrota, pero dudo que en los momentos de presión tengan el temperamento necesario para superar situaciones adversas.

La situación es menos apremiante en Green Bay. El ataque de Atlanta, especialmente cuando juegan en pasto artificial, es abrumador. Los Empacadores pudieron haber contestado fuego con fuego, pero no hubo protección para Aaron Rodgers debido a la baja de los tackles ofensivos titulares, Bryan Bulaga y David Bakhtiari.

Lo que queda claro y transparente es que dos equipos que fueron a los playoffs en el 2016, Seattle y los New York Giants, y que fueron sinodales de Green Bay y Dallas, no irán muy lejos si no encuentran un tackle ofensivo en las próximas semanas. La pregunta es si hay opciones de canje. Dos posibilidades podrían ser Joe Thomas de Cleveland y Duane Brown de Houston. Ambos están firmados hasta el final de 2018. El impacto de nómina de Thomas este año es de 11.5 millones de dólares y el de Brown de 9.4 millones. Tanto Seattle como NYG tienen aproximadamente 4.5 millones de espacio en el tope salarial, por lo que tendrían que despedir o incluir algún jugador, o jugadores, si llegaran a hacer un canje. La situación es complicada, pero ambos equipos tienen mariscales de campo que han llegado cada uno dos veces al Super Bowl. Este es un lujo en esta época de quarterbacks mediocres. Además, los están exponiendo a lesiones que podrían poner en peligro sus respectivas carreras.

Hablando de los Gigantes, su entrenador en jefe Ben McAdoo despotricó contra Eli Manning en su rueda de prensa, con justificada razón. Eli merece las criticas porque un QB ganador de dos Super Bowls no puede dejar que se termine el tiempo en el reloj de la jugada estando en la yarda 2 de su rival. De la misma manera, McAdoo debe aceptar públicamente que tanto Jerry Reese, el gerente general, como él, erraron rotundamente cuando decidieron que Ereck Flowers y Bobby Hart estarían listos para ser los puntales de la línea ofensiva. Erraron también cuando designaron a Paul Perkins como el corredor principal sin buscar mejores opciones. Wayne Gallman fue seleccionado en la cuarta ronda del draft, pero fue desactivado en los dos primeros partidos. Eli está fuera de ritmo. Es evidente que no tiene confianza en el elenco que tiene a su alrededor. Ningún pasador en esas condiciones jugaría mejor que él. Lo vimos con Rodgers contra Atlanta.

Tenemos hasta el momento ocho equipos con marca de 2-0: Baltimore, Pittsburgh, Denver, Kansas City y Oakland en la Conferencia Americana, y Detroit, Atlanta y Carolina en la Conferencia Nacional. De todos, el que se ha visto mejor es Kansas City por los rivales que ha enfrentado. Dominaron completamente a los Patriotas en su casa y vencieron al que podría ser el campeón de la división Este de la Nacional en Philadelphia. Es una pena la lesión de Eric Berry, porque con él se habrían perfilado como favoritos en la conferencia. Denver sería el siguiente en el orden actual. Sufrieron contra los Cargadores, pero dominaron completamente a Dallas. Están ganando con la fórmula de los años 70 y 80, defensiva sofocante y buen ataque terrestre. Oakland también se ha visto bien lo que le da validez a mi comentario de hace unas semanas de que esta división, y la Sur de la Nacional, serían las más competitivas.

En la NFL no hay rivales pequeños ni juegos fáciles, pero hay equipos que pasan por mejores momentos que otros. Las victorias de Baltimore y Pittsburgh son merecidas, pero los rivales no están todavía en su mejor nivel. Ambos vencieron a un equipo de Cleveland que pelea, tiene jugadores de calidad, pero que todavía no le alcanza para mucho. Baltimore venció a un Cincinnati que se ha visto desarticulado y desangelado. A este paso, Marvin Lewis no termina la temporada. Baltimore sigue con suerte en el calendario. Su próximo rival es Jacksonville. Lástima que Minnesota no tuvo a Sam Bradford como su pasador. Habríamos aprendido más de Pittsburgh. Bradford tiene la mejor oportunidad de su vida esta temporada con un equipo que reforzó su ofensiva. Fue decepción como la primera selección global del draft en San Luis. No dio resultados en Philadelphia en una situación inestable, y llegó de emergente en el 2016 a Minnesota. Tiene la reputación de ser frágil y parece que es justificada. Para Sam, es ahora o nunca.

Carolina gana pero no convence. Cam Newton volvió a verse errático. Fue capturado en seis ocasiones y recibió siete golpes. Tuvieron la suerte de enfrentar a dos rivales con entrenadores en jefe novatos, pero ganaron. Muchas veces toma tiempo entrar en ritmo y hay más presión cuando se empieza mal la temporada. Atlanta fue un equipo diferente jugando en su estadio. Su ofensiva no se vio tan rápida y contundente contra Chicago, jugando en un campo de pasto natural, pero en casa impresionaron. La defensiva es quizás la más rápida de la NFL y el regreso de Desmond Trufant ha estabilizado a la defensiva contra el pase.

Detroit es mejor que su versión 2016 que avanzó a los playoffs la temporada pasada porque su defensiva está forzando errores de sus oponentes y porque están tratando de establecer el juego por tierra para complementar el talento de Matthew Stafford. Aún así, considero que el Minnesota de la primera semana es mejor. Siempre le han dado la pelea a Green Bay, pero a pesar de su marca actual, los veo como el tercer mejor equipo de la división.

De jugarse el Super Bowl esta semana, los equipos de cada conferencia serían Kansas City y Atlanta. Falta mucho camino por recorrer y los equipos cambian, pero un buen comienzo no le perjudica a nadie.

Nota personal: esta no es la mejor nota que he escrito. De hecho, no me gustó. Decidí seguirla escribiendo mientras llegaban mensajes, fotos y videos de la devastación causada por el último temblor, este con un epicentro más cercano a la Ciudad de México que el que me tocó vivir el 7 de septiembre. La terminé con la esperanza de que a alguien le sirva de distracción. Fue difícil escribir recibiendo mensajes de mis hermanos, a los que les tocó muy duro, pero que afortunadamente están bien. También de mis compañeros de ESPN confirmando que estaban bien.

Mis oraciones y deseos positivos para todas aquellas personas que no fueron tan afortunadas. México no es un país perfecto, pero somos fuertes, resistimos, y en situaciones adversas nos apoyamos los unos a los otros y salimos adelante.

¡México fuerte y unido!