<
>

El camino es cuesta arriba para Baker Mayfield en Cleveland

La situación de Baker Mayfield como quaretrback novato es menos que ideal en Cleveland. AP Photo

Si la situación de Jared Goff con los Carneros de Los Angeles, y la de Carson Wentz en Philadelphia, son indicadores del futuro de un quarterback joven, Baker Mayfield está destinado a sufrir en 2018.

Recordarán que Goff fue la primera selección global de LA cuando su entrenador en jefe era Jeff Fisher, el mismo que impidió el desarrollo de Vince Young en Tennessee. Este es otro caso diferente en el cual Young tuvo buena parte de la culpa, pero ayuda a establecer el argumento de que si el entrenador indicado no está al frente de un equipo con un quarterback joven, el desarrollo de éste puede ser complicado.

Goff llegó a LA cuando Case Keenum, otro pasador que tuvo éxito tan pronto estuvo bajo el tutelaje apropiado, era titular. Goff asumió el puesto titular en la Semana 11, y procedió a sufrir en el terreno de juego. Sabiamente, el gerente general de LA, Les Snead, reconoció que Fisher no era la persona indicada para estar al frente de un equipo con un quarterback joven. Y no sólo era Fisher. Las personas más importantes para el desarrollo de un mariscal de campo con expectativas altas y excelente talento son el coordinador ofensivo y el coach de quarterbacks. Con Fisher, el coordinador ofensivo fue Rob Boras, un amigo cercano de Fisher, y el coach de quarterbacks fue Chris Weinke, con pedigrí limitado en la NFL. El coordinador del juego aéreo fue Mike Groh. Vaya conglomerado de opiniones en la cabeza de un jugador sin experiencia tratando de establecerse en la NFL.

De este grupo, sólo Mike Groh es reconocido por su acumen ofensivo. Por eso es ahora el coordinador de Philadelphia. Las plegarias de Goff fueron escuchadas y llegó Sean McVay, una joven con una gran mente ofensiva quien había sido fundamental en el desarrollo de Kirk Cousins. McVay nombró a Matt LaFleur como coordinador ofensivo y a Greg Olson coach de quarterbacks, pero McVay fue el que mandó jugadas durante la campaña 2017. LaFleur tendrá ese papel ahora en Tennessee y Olson con Raiders.

El caso es que Goff terminó en una situación ideal, con un sistema que explotó sus facultades y que no expuso sus limitaciones. Lo rodearon también de talento con contrataciones en la línea ofensiva y de receptores. Todd Gurley también se benefició de un sistema en el que los pases de pantalla, una forma eficiente de contrarrestar la presión al quarterback, fueron letales para sus rivales y convirtieron a Gurley en un corredor con 64 recepciones siendo seis para touchdown. Wentz tuvo una situación similar en Philadelphia con Doug Pedersen, Frank Reich y John DeFilippo. Reich es ahora el entrenador en jefe de Indianapolis y DeFilippo el coordinador en Minnesota. Keenum también brilló bajo Pat Shurmur en Minnesota.

Creo que el argumento queda establecido de como el entorno de un quarterback joven es fundamental en su desarrollo.

¿Cuál es la situación de Mayfield? Hue Jackson tuvo fama de ser influencia positiva en mariscales de campo con Carson Palmer, Andy Dalton y hasta con Jason Campbell, quien tuvo momentos buenos en Oakland. El problema de Cleveland será Todd Haley, el coordinador ofensivo. Ken Zampese será el coach de quarterbacks y tiene buen historial. Tendrá que ser el mediador entre Mayfield y Haley.

Esta será una situación sumamente volátil. Haley, como muchos recordarán, tuvo discusiones acaloradas con dos de los quarterbacks más tranquilos y profesionales de los últimos tiempos, Tony Romo en Dallas y Kurt Warner en Arizona. Tuvo a Matt Cassel en Kansas City, quien tuvo una temporada de Pro Bowl en 2010, pero que poco después vio bajar drásticamente su rendimiento. Haley fue despedido de Pittsburgh a pesar de tener ofensivas de alto calibre año tras año. Nunca tuvo una buena relación con Ben Roethlisberger. Ahora estará a cargo del ataque de Cleveland y de desarrollar a Mayfield, quien tampoco es una perita en dulce.

Mayfield salió de Texas Tech después de su año freshman, porque tuvo diferencias con Kliff Kingsbury, el entrenador en jefe. Su temperamento y falta de madurez han sido plenamente documentados, a pesar de haber pasado cinco años en el colegial. Ahora se espera que sea el mesías de una franquicia que lleva décadas de mediocridad, con un coordinador ofensivo acerbo y con poca paciencia. Habiendo visto jugar a Mayfield por años, dudo que tenga la capacidad de Goff o de Wentz.

En Texas Tech, con talento mediocre, sufrió una lesión que le costó varios juegos debido a su manera de jugar. Contra defensivas más sofisticadas, como fueron la de Clemson en el 2015, Houston en el 2016, Iowa State y Texas en el 2017, no dio buenos resultados. En la NFL verá defensivas sofisticadas semana tras semana. No tendrá el apoyo moral de su coordinador ofensivo ni tampoco una línea ofensiva de primer nivel. Es probable que Jackson no llegue a una tercera temporada y que John Dorsey traiga a un entrenador en jefe que pueda desarrollar a Mayfield, pero en 2018, no será la respuesta.

Los otros quarterbacks jóvenes del reciente draft parecen haber llegado a situaciones más favorables.

Sam Darnold tendrá a un mentor como Josh McCown, quien es mejor quarterback de lo que se le reconoce. Jeremy Bates, reconocido como buen coach de pasadores, será su coordinador ofensivo, entrenador y mentor.

Josh Allen llega a un equipo de playoff en Buffalo con una defensiva renovada, un excelente corredor y una línea ofensiva de buen nivel. Podrá aprender bajo AJ McCarron quien podría ser una sorpresa en 2018.

Josh Rosen nos prometió que probará que nueve equipos cometieron un error al no seleccionarlo. Su oportunidad dependerá de la salud de Sam Bradford. Bradford ha demostrado ser más que capaz cuando está sano, lo cual ha sido un problema para él. Rosen tiene también una situación favorable con Mike McCoy de coordinador ofensivo y Byron Leftwich de coach de quarterbacks.

Lamar Jackson también podrá aprender en 2018 sin la urgencia de ser titular. Le podría dar vida a una de las ofensivas más previsibles y tediosas del último lustro en Baltimore.

Paso ahora a Pittsburgh, en donde Ben Roethlisberger manifestó su desacuerdo en que le equipo haya usada la selección de tercera ronda para seleccionar a Mason Rudolph. Rudolph podría ser el mejor quarterback de la camada de 2018. También lo vi jugar cuatro años y es un excelente pasador. Al igual que Mayfield, Jackson y Allen, tendrá que adaptarse a un sistema muy diferente y a desarrollar una técnica individual jugando bajo centro y aprendiendo a retroceder con ritmo. Tiene la ventaja de tener un una físico y estilo de juego muy similar a Big Ben. Tiene más movilidad de la que le reconocen y llegará a un equipo con excelentes opciones ofensivas una línea privilegiada.

Ben erró al criticar a su directiva. Los últimos años amenazó con el retiro, y después de la derrota contra Jacksonville en temporada regular declaró que "ya no la hacía". Ahora dice que espera jugar varios años más. Obviamente su cambio de opinión tiene que ver con la salida de Haley y el nombramiento de su amigo, Randy Fichtner como coordinador ofensivo. Queda por ver si Fichtner tiene la capacidad de Haley como coordinador. Haley era un tremendo "hígado" pero fue un excelente coordinador.

Siguiendo con el tema de los quarterbacks, hace unos días Atlanta le dio a Matt Ryan el contrato garantizado más grande en la historia de la NFL. Ryan es un excelente mariscal de campo, pero un nivel debajo de Aaron Rodgers, Tom Brady, Drew Brees, Big Ben, Russell Wilson y hasta Philip Rivers. El contrato fue de 150 millones por cinco años siendo 100 garantizados. La aritmética simple diría que son 30 millones por año, pero la NFL, sobre todo en lo que respecta a contratos y tope salarial, no es nada simple.

En realidad, el acuerdo fue estructurado muy inteligentemente. El impacto de Ryan en la nómina de Atlanta en 2018, será solamente de 17.7 millones y en 2019, de 22.8M, ambas cifras altamente favorables al equipo. En 2020, la cifra sube a 31.8M, pero para entonces el límite de nómina andará cerca de los 200 millones por equipo.

Una semana antes de que se firmara este acuerdo, Tom Brady creó controversia por dos declaraciones que hizo. La primera apelando a la quinta enmienda de la constitución de los Estados Unidos, que evita la autoincriminación, cuando le preguntaron si se sentía respetado por los Patriotas. Fue una manera sutil de comunicar su desacuerdo con el contrato actual que tiene el cual tendrá un valor de nómina de 22 millones de dólares en el 2018 y 2019. Quince quarterbacks tendrán mejor salario que "The GOAT" en 2018. Eso se podría considerar una falta de respeto. Brady ha sido elogiado por su desinterés en ser el pasador mejor pagado a cambio de que la directiva lo rodee de buenos elementos, lo que nos lleva a su segunda declaración criticando las decisiones recientes de Bill Belichick. La primera decisión que enervó a Brady fue la de haber sentado a Malcolm Butler en el Super Bowl, una decisión que impactó tremendamente el desempeño de la defensiva, y la segunda el haber dejado ir a varios jugadores importantes en agencia libre como el mismo Butler, Danny Amendola, Dion Lewis y Nate Solder.

En los últimos días Brady ha sido más positivo demostrando que se está preparando física y mentalmente para la temporada 2018, pero la situación interna de los Pats parece ser problemática.

Veremos cómo reacciona Brady cuando Aaron Rodgers firme el que promete ser un mega contrato con Green Bay.

Sin más por el momento, ¡rumbo a Atlanta!