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El proyecto de Kyle Shanahan en San Francisco requiere paciencia

La paciencia es una virtud, pero es difícil desarrollar esta cualidad sobre todo cuando se es fan de un equipo de fútbol americano como San Francisco.

Durante años, esta franquicia dominó la NFL. Eran los Patriotas de New England de los '80s y buena parte de los '90s, pero en los últimos cinco años han sido una comedia de errores que frustra a sus fieles seguidores.

Antes del inicio de la presente temporada, las expectativas eran de calificar a playoffs. Cuando hice mi análisis del equipo, mi conclusión era que serían un equipo de 7-9, o quizás 8-8, el segundo mejor de su división, pero a un año de ser contendiente. La reacción de los fans de 49ers no tardó en llegar. Me tildaron de “hater” de dicha franquicia, pero no hay nada más lejos de la verdad. Busco ser objetivo en mis evaluaciones sin dejar que mi afección por un equipo nuble mi juicio. Por ejemplo, determiné que los Gigantes de NY, equipo en donde jugué seis años, y los Potros de Indianapolis, franquicia en donde inicié mi carrera en la NFL, serían mediocres. Nada personal contra ninguno de estos equipos, sólo fue resaltar la evidencia presentada.

En 2017, la directiva de SF firmó a Kyle Shanahan, el prospecto mejor cotizado en la NFL en ese entonces. Entiendo la frustración de los fans de 49ers porque Los Carneros de Los Angeles contrataron a Sean McVay y llegaron a playoffs inmediatamente. Fueron situaciones diferentes. LA era un equipo con excelente talento ofensivo que no era aprovechado por su coach Jeff Fisher. El gerente general, Les Snead, tenía años en la organización y había obtenido jugadores trascendentales en el draft como Aaron Donald, Todd Gurley y Jared Goff.

La directiva de San Francisco tuvo tres entrenadores en jefe antes de Shanahan y eran en realidad un desorden. Jed York, el dueño que maneja el equipo, fue por Shanahan primero y Shanahan decidió que John Lynch fuera su gerente general. Normalmente es al revés. Lynch era analista de la NFL en televisión. Siempre se distinguió por su inteligencia como jugador y al final de su carrera en Denver, John Elway le sugirió que pensara en tener una carrera como directivo en el área de personal. En una entrevista con Shanahan previa a un juego, este le indicó que, de llegar a ser entrenador en jefe, necesitaría tener un gerente general compatible. Cuando San Francisco contrató a Shanahan, Lynch le habló y se ofreció como opción.

Con dos selecciones en la primera ronda de 2017, seleccionaron a Solomon Thomas y Reuben Foster. Al final de 2017, hicieron el canje por Jimmy Garoppolo. Este año, la primera selección fue Mike McGlinchey, tackle ofensivo que en el futuro tomará el lugar de Joe Staley. Han encontrado jugadores en agencia libre y en selecciones bajas del draft que están jugando mejor de lo anticipado como Matt Breida, Marquise Goodwin, Kyle Juszczyk y George Kittle, pero el talento del equipo no es todavía el de un equipo de playoff.

Sufrieron, como se sabe, la dura baja de Garoppolo en el tercer partido. C.J. Beathard ha sido inconsistente. Contra Green Bay dio un gran partido durante 58 minutos y para luego desplomarse. A pesar de que su talento no está a la altura de otros equipos, han sido competitivos en la mayoría de sus partidos. Ganar es un hábito como también perder lo es. Se necesita romper una mentalidad derrotista que en este momento prevalece en el equipo y una tendencia a cometer errores costosos en momentos cruciales de partidos. Pero a los fans de San Francisco les digo: tengan paciencia. Calma y nos amanecemos. Veo muchas cosas positivas en Shanahan, la más importante el haberse ganado el vestidor y lograr que sus jugadores no se den por vencidos. Shanahan tiene que crecer y mejorar como head coach y enfatizar los detalles pequeños que les han costado varios partidos. Por ejemplo, un pase forzado de Beathard le dio el balón a Aaron Rodgers para la serie ofensiva de la victoria, y un castigo de Richard Sherman prolongó esa misma serie. Shanahan aprenderá de sus errores. No tarda el momento en que, superadas varias lesiones, los 49ers se convertirán en el equipo que nadie quiere enfrentar.


El resultado más sorpresivo de la jornada seis fue la paliza que le propinó Dallas a Jacksonville. Una ofensiva que promediaba menos de 17 puntos por partido le metió 40, a la que se proclamaba como la mejor de la liga. Los Jags han permitido 70 puntos en las dos últimas semanas, 30 a Kansas City, que se pueden justificar con las cinco entregas de balón que tuvo su ofensiva, pero los 40 de Dallas, no hay manera que se pueden explicar.

Cole Beasley fue una pesadilla para le secundaria de Jags, sobre todo en el primer tiempo. En el segundo lo cubrieron individualmente y no tuvo el mismo rendimiento. Los problemas de Jacksonville coinciden con la lesión de su tackle izquierdo Cam Robinson contra New England. Han perdido tres de los cuatro partidos que han jugado en su ausencia. Blake Bortles ha sido capturado trece veces desde entonces, y no han podido establecer el ataque terrestre. Blake Bortles depende de jugadas de finta y pase (play action). Sin Robinson, y con la lesión de de Leoanard Fournette, no han podido correr. Esta ha producido una reacción en cadena que ha afectado también a la defensiva.

Con la victoria antes Kansas City, Tom Brady se convirtió en el único quarterback en la historia de la NFL con 200 victorias en temporada regular. Enhorabuena. En ese partido, Pat Mahomes se portó a la altura. Cometió algunos errores, pero demostró su talento, preparación y desarrollo en el sistema de Andy Reid. Lo vi jugar en el colegial, y aunque el talento era indiscutible, la mentalidad y su disciplina dejaban mucho que desear. Gran mérito de Reid de canalizar ese talento dentro de un esquema con jugadores de excelente nivel y que tiene mucha creatividad.

Por su parte, Brady y los Pats, después de unos partidos mediocres, empiezan a tomar su paso. Tal y como lo hacen tan pronto se acercan a la mitad de la temporada.


Pensé que el juego de Chicago vs Miami sería el mejor de la semana. Estuvo a la par del Kansas City vs New England. Brock Osweiler fue el titular en lugar de Ryan Tannehill y llevó a su equipo a la victoria con una actuación más que aceptable. Miami venía de una racha de dos derrotas y Chicago de una con tres victorias, ambos equipos como líderes de sus respectivas divisiones.

Mitch Trubisky continúa mejorando. Cuando lo vi las dos primeras semanas, era un quarterback errático e inseguro, pero poco a poco se está consolidando. Tiene nueve touchdowns en los últimos dos partidos. Tenía nueve en sus quince anteriores.

Por su parte, Adam Gase diseñó un plan ofensivo que contuvo a Khalil Mack el cual le permitió a Osweiler accionar. Parece ser que la lesión de hombro de Tannehill es más seria de lo que parece, o por lo menos eso es lo que anunciaron. Gase le querrá dar a Osweiler, un fracaso en Houston y Cleveland, otra oportunidad de demostrar que puede ser mejor opción que Tannehill.

Finalmente, ser árbitro en la NFL es un trabajo muy complicado. La acción en el terreno de juego es muy rápida. En realidad, hacen un excelente trabajo, pero como humanos que son, cometen errores. La liga tiene que ayudarlos. Bill Belichick alguna vez pidió que TODA jugada debe tener la opción de ser revisada. Estoy de acuerdo. Sí, retrasaría algo el juego, pero se podrían corregir errores que son difíciles de detectar y que impactan el resultado final de partidos.

El touchdown de la victoria de Antonio Brown debió ser anulado por un bloqueo ilegal. Fue un pase de pantalla en la que Justin Hunter, alineado al lado de Brown, bloqueó más allá de una yarda de la línea de golpeo, y ANTES de que Brown recibiera el ovoide. Si fuera fan de Cincinnati, estaría furioso. Otra jugada que debió ameritar castigo fue el golpe que recibió Amari Cooper contra Seattle y que le causó una conmoción. Dicha falta no fue penalizada. Creo que hasta ameritaba expulsión.

Esta temporada ha estado llena de controversia por la regla de protección a los quarterbacks, que en mi opinión es positiva, pero que ha estado mal aplicada. La NFL dice buscar proteger a sus jugadores, pero fallaron garrafalmente en la jugada de Cooper.

Sin más, ¡rumbo a Atlanta!