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Raúl Allegre 5y

La Ofensiva en Serie toma un viaje por 16 años de historia de "MNF"

"Todo pasa, todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo camino, camino sobre la mar... Caminante son tus huellas el camino y nada más; caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Los versos de "Cantares" interpretados por Joan Manuel Serrat nos recuerdan, como alguna vez también dijera el inmortal George Harrison, "All things must pass". Todo llega a su final.

La temporada 100 de la NFL será la primera en la que no estaré en la narración de "Monday Night Football", con Álvaro Martín y John Sutcliffe.

Espero los aficionados al fútbol americano de la NFL recuerden la mancuerna que formamos Álvaro y un servidos en transmisiones que fueron inteligentes, repletas de información, didácticas y sobre todo amenas, y los reportes con chispa y con información privilegiada de John. Vi la repetición del Super Bowl LIII, un partido de excelsa estrategia defensiva, pero carente de anotaciones y jugadas espectaculares que al final es lo que entusiasma a los fans. Hicimos un partido que se pudo considerar árido, altamente ameno, y ese será el último recuerdo que les dejamos.

Sin lugar a duda, voy a extrañar "MNF". Una relación de 16 años, 15 con John, no se olvida tan fácilmente. Con esta columna quisiera celebrar una relación de trabajo y amistad que siempre tendrá un lugar especial en mi vida.

Conocí a Álvaro por primera vez en la primavera de 1996, cuando una cadena muy joven, ESPN International que había iniciado operaciones en 1991, me invitó a hacer un casting para narrar "SNF". Cuando llegué a las instalaciones de ESPN en Bristol, Connecticut, me llamó la atención la cantidad de edificios portables que había. Ya tenían cabinas de transmisión y ahí haría el "casting", que es una prueba para ver si "daba el ancho" comentando partidos, algo que nunca había hecho. Álvaro se haría cargo de la narración y yo del análisis.

Cuando empezó el partido me di cuenta que no era tan fácil hacer un análisis inteligente y ameno. Veía el partido y no sabía en qué aspecto del juego enfocarme. Para complicar la situación derramé un vaso de agua sobre mis notas y los instrumentos. Me ayudó que conocía el juego y podía comunicar lo que significaba estar en un vestidor y ser parte de un equipo de la NFL, pero sabía que me faltaba mucho para hacer un buen trabajo.

Días después, me hablaron de "Prime Deportiva", otra empresa que tenía derechos de transmisión de la NFL, para hacer otro casting, esta vez con Enrique Vásquez en Houston. Prime Deportiva me ofreció el doble que ESPN y el viaje sería mucho más corto, por lo que acepté su oferta. Meses más tarde, Prime Deportiva se fusionaría con Liberty Media para crear lo que es ahora Fox Sports Deportes. Antes de la temporada 1996, visité las instalaciones de los Patriotas, cuando Bill Parcells era el head coach, para aprender a ver un partido desde la perspectiva de un coach. Tuve dos días de "curso intensivo" en esquemas ofensivos y defensivos con Romeo Crennel, y también tuve la oportunidad de platicar de varios temas con Bill Belichick.

Esos dos días definieron mi estilo como analista.

Trabajé con Prime Deportiva y luego con Fox Sports en 1996 y 1997. Al terminar esta temporada, Fox Sports decidió hacer la producción de sus partidos desde México, y así terminó esa relación. En los Super Bowls de las temporadas 1996 y 1997, me crucé con Álvaro y Fuad Reveiz en los estadios y centros de prensa. Conocía bien a Fuad, y recordaba a Álvaro del casting. Nunca me imaginé lo que vendría en el futuro.

Pasaron unos años y tuve la oportunidad de narrar Super Bowls de la temporada 1999 en Atlanta con Ciro Procuna, y 2000 con Toño de Valdéz, Enrique Burak y Pepe Segarra. En 2001, estuve otra vez con ellos, y se nos unió el gran Fernando Von Rossum para transmitir un juego de pretemporada en 2001.

En octubre 2002, recibí una llamada de ESPN para hacer un casting para un programa de variedad de la NFL, "NFL Semanal". Mi compañero sería Álvaro quien regresaba a ESPN después de haber estado fuera un tiempo. Recuerdo que tardamos cinco horas en grabar el programa piloto de media hora, pero el resultado final gustó y la gente de ESPN decidió lanzarlo al aire en noviembre.

La relación con Álvaro no fue fácil. Ambos somos de telas diferentes pero cortados con la misma tijera. Nos gusta prepararnos, quizás en exceso, y llegábamos a las transmisiones con tanta información que a veces era una lucha tratar de introducir todos los temas que habíamos preparado. A los dos nos gusta liderar y tener la iniciativa. Fuimos, sin temor a exagerar, la pareja de comentaristas de la NFL con la mayor preparación académica. Álvaro tiene títulos de Gobierno y una maestría en administración (MBA) de Harvard. Yo, carrera en ingeniería Civil y también maestría en administración (MBA) de la Universidad de Texas. Aunque nunca dijo nada, estoy seguro que a Álvaro le frustraba saber que mis diplomas eran de UT y los de él tan solo de Harvard.

Álvaro no tiene pelos en la lengua. Todos saben de su aversión a hacer pronósticos. En una ocasión hice un comentario al respecto, EN BROMA, que no le pareció y decidió escribir un email presentando la queja. Los emails de Álvaro son legendarios. No escatima palabras usando todos los recursos que ofrece la Real Academia de la Lengua Española, y se los envía a todos los ejecutivos de la empresa incluyendo al mismo Mickey Mouse. Hablamos al respecto, y una situación que pudo haber provocado el final de la relación, sirvió para fortalecerla.

Poco a poco, empecé a ver más el lado humano de mi colega.

En 2005, la NFL decidió jugar su primer partido oficial fuera de Estados Unidos siendo México el país elegido. Álvaro le pidió al Vicepresidente de Producción de ESPN que la narración la llevara Lalo Varela, mexicano de nacimiento. La relación entre Lalo y Álvaro era incómoda, porque éste había tomado su lugar en las narraciones de "SNF". El VP no aceptó el ofrecimiento, pero Lalo se enteró y quedó agradecido por el gesto. A partir de entonces son colegas que se aprecian y respetan. Para ese partido, le sugerí al VP que invitara a Fernando Von Rossum, ya retirado de los micrófonos, a la transmisión por lo que su legado representaba para los fans del fútbol americano en español, en particular de México. Aceptaron mi propuesta y Fernando nos acompañó. Álvaro le cedió la narración durante el segundo cuarto y fue en ese momento que los tres cimentamos una relación profesional y amistosa que aún perdura. Gracias a ese partido Fernando regresó por un tiempo a las narraciones y durante varios años, antes de su retiro final, nos juntábamos a desayunar los viernes antes del Super Bowl. Hablábamos del partido y de la vida por varias horas. Esos recuerdos valen oro.

En 2005 y 2006 narrábamos desde los estadios. Fue en esos años cuando empecé a conocer a John. John me llevaba de chofer a los partidos y me platicaba de sus aventuras. Álvaro por lo general se iba por su parte. Al final de cada partido, John y yo compartíamos un tequila (o dos), pero Álvaro siempre se disculpaba. Eso cambiaría.

En el Super Bowl en Miami, después de la temporada 2006, nos tocó narrar en una cabina improvisada en los lugares más recónditos del estadio. Esa era la situación en ese entonces para las transmisiones internacionales. Como mencioné antes, Álvaro se preparaba al por mayor para cada juego, pero más para cada Super Bowl. Llegaba con un altero de notas que en ocasiones alcanzaba los 10 cms de espesor. Esa noche, en el primer Super Bowl con lluvia, las notas se empaparon y no sirvieron de nada, pero la narración de Álvaro fue impecable.

Después de 2006, volvimos a narrar desde el estudio. Ahí compartimos situaciones personales complicadas. El fallecimiento del padre de Álvaro, el fallecimiento de mi madre "adoptiva", con quien viví mi año de intercambio en USA, y del cual me enteré DURANTE el partido. También del rescate de un ser querido que había sido secuestrado y cuya liberación se negoció también DURANTE el partido. No se diga de gripas, catarros, gargantas inflamadas y otros males que tuvimos que superar.

Hablando de gripas, durante el Super Bowl XLVII en Indianapolis tuve una muy severa. John hizo hasta lo imposible para introducir tequila al estadio, pero no se pudo. Me la tuve que llevar con miel y limón. Recuerdo el apagón de New Orleans. Para enfriar ese cavernoso y enorme recinto se usan cuatro ventilas situadas en las esquinas del estadio. De ahí surgen vientos huracanados y helados para confortar a 75,000 fans. Ese día, nuestra cabina estaba en una de esas esquinas en la parte más alta del estadio exactamente debajo de una de las ventilas. Los vendavales volaban nuestros apuntes y, lo peor, nos despeinaban. Álvaro y yo recibimos con gran alegría y alivio el apagón del tercer cuarto. Sin ese incidente, habríamos quedado sin voz para terminar el partido.

En 2014, jugaba Washington en Dallas. Colt McCoy llevó a los Pieles Rojas a un resurgimiento anotando el touchdown de la victoria. Al final de partido, después que la reportera de cancha de la transmisión en inglés habló con Colt, John se acercó para tomar su turno en la entrevista. El VP de Comunicaciones de Washington, se enfureció y negó en ese momento la entrevista haciendo comentarios poco apropiados que se escucharon a nivel nacional.

Al día siguiente, este VP declaró públicamente que John no había seguido el protocolo oficial para solicitar entrevistas. Yo sabía que mi Johnny hacía las cosas al pie de la letra y hablé con él. Estaba devastado y frustrado porque parecía que su reputación sufriría. Afortunadamente, yo conocía bien al VP y ofrecí interceder. Al VP se lo estaban comiendo vivo los medios de comunicación y redes sociales por los comentarios que había hecho. El VP habló con conmigo y me pidió que intercediera para limar asperezas con John. Lo hice con gusto y ahora son “uña y mugre”. Ese incidente provocó que la liga reaccionara y declararan que John tendría todo el acceso disponible después de partidos, y los resultados no tardaron en llegar. Ya vimos que hasta Bob Kraft lo invitó a la fiesta post Super Bowl.

Para entonces la relación entre los tres se hacía más estrecha. Álvaro empezó a bajar la guardia. Quedé convencido que era otra persona, para bien, cuando accedió a cantar "El Rey" con mariachi en "La Coyoacana". Por ahí anda ese video. Si lo encuentro lo subiré a mi cuenta de Instagram.

Una crítica que seguido recibíamos era que nuestras narraciones eran "muy técnicas" y sofisticadas, que le "pasaban por encima a la mayoría de los fans". Nos pedían que fuéramos más coloquiales, en particular un servidor. ESPN me pidió que trabajara con un coach de comunicaciones, el mismo que ayudó a Tony Romo a hacer la transición del campo a la cabina. Accedí, pero sugería que Álvaro participara conmigo, al fin, éramos equipo.

Nos juntamos con el coach, y hablamos, como se dice "a calzón quitado". Mencioné detalles que no me gustaban del todo y Álvaro también. Ambos hicimos sugerencias. Los dos hemos estamos felizmente cazados por muchos años, pero me imagino que así deberán ser las sesiones de matrimonios con problemas. A partir de entonces, noté una gran diferencia en las narraciones. Seguimos dando la información más completa, el análisis más atinado, pero parecíamos más dos amigos que dos colegas. No sé si los fans lo percibieron también así. Empezamos a ir a los estadios al partido inaugural y Álvaro nos acompañaba con un tequila e iba a cenar con John y yo después del juego. Después de los dos últimos Super Bowls, en la celebración del grupo de trabajo, Álvaro dio cátedra de como bailar salsa y también debutamos como pianista/cantante.

La última vez que vi a Álvaro en persona fue en la celebración de mis 60 años. Álvaro tiene aversión a dar pronósticos, pero eso no quiere decir que no sepa que equipo vaya a ganar. Mi cumpleaños fue el 15 de junio. El séptimo partido de las Finales de la NBA entre Toronto y Golden State habría sido el 16. El miércoles 12, con la serie 3-2 a favor de Toronto, Álvaro me mandó un mensaje diciéndome que ya había comprado su boleto para volar a Austin el día 14. Dicho y hecho, llegó ese día y me acompañó el siguiente en la reunión que duró hasta las 2:30 a.m., y que terminó con una sesión musical en la que hicimos un dueto el cantando y yo en el piano. Ese momento quedará como uno de los más especiales que haya tenido en mucho tiempo.

Álvaro, John y yo estamos en el mejor momento de nuestras vidas, personal y profesionalmente. John seguirá como reportero de cancha en "MNF" repartiendo tequila a dueños, ejecutivos y jugadores de la NFL y dándonos sus inigualables reportes. A Álvaro le sobran las opciones de trabajo y dejaré que él las haga públicas en su debido momento. Por mi parte, recién me asignaron a "SNF" con otro gran amigo, Ciro Procuna, y a programas de estudio como "NFL Live", "NFL Esta Noche" y otros. "MNF" queda en buenas manos con los excelentes comentaristas y mejores amigos, Lalo Varela y Pablo Viruega que se unirán a John. Estoy seguro que disfrutarán de esas transmisiones y de las de Ciro y mías en "SNF".

Llegó así el final de una era que fue especial en mi vida y que fue posible gracias a ESPN a quien le estaré eternamente agradecido por permitirme ser parte un grupo especial que incluye también a productores y asistentes que se desvivieron por hacernos brillar.

Caminante no hay camino, trazaremos otros caminos en nuestro futuro andar.

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