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Boca no cambió el chip

BUENOS AIRES -- Empezó el segundo semestre para Boca. Esperado, muy esperado luego de la gran frustración del primero. Claro, la eliminación de la Copa Libertadores ante el humilde Independiente del Valle fue el detonante para que se dieran cambios profundos.

Pero no sólo la eliminación de la Copa fue un duro golpe para el xeneize: el pésimo rendimiento en el torneo local, la goleada ante San Lorenzo por la Supercopa , que le impidió jugar esta edición de la Copa Sudamericana y tener una chance más para meterse en la Libertadores 2017, la renuncia de Arruabarrena fueron ingredientes que marcaron un semestre para el olvido.

Ahora, en el arranque del nuevo torneo, da la sensación de que Boca no cambió el chip. Por supuesto, se trata del primer partido del certamen, donde jugó con el último campeón, y habrá que esperar para ver cómo evoluciona el conjunto de Guillermo.

Pero por lo visto ante Lanús, no hay mejoras en relación a lo ocurrido en la primera parte del año. Boca sigue siendo un equipo sin reacción. Con poco carácter, sin una idea clara de juego más allá de lo que, se sabe, busca proponer el entrenador.

¿A qué juega? Dicen que los partidos se ganan en la mitad de la cancha. ¿Quiénes son los referentes de ese sector? Contra el Granate, fueron Bentancur, un juvenil que todavía no terminó de explotar, y Pablo Pérez... Ah, y jugó Castellani, quien aún no sabe si seguirá o no en el club. Los refuerzos pueden aportar soluciones en esa parte del terreno: el colombiano Sebastián Pérez, seguramente, tendrá un lugar. Pero son muchas las dudas.

Tras la partida de Orión y el Cata Díaz, Carlos Tevez se convirtió en el único gran referente. Lo es por lo que representa, pero no por lo que viene demostrando: el Apache está lejos de su nivel en este 2016. Y nada cambió en el debut contra los de Almirón. Carlitos ya no puede quejarse: vino el 9 esperado (al menos un jugador que es centro delantero) y él puede jugar donde más le gusta.

El Mellizo cuenta con jugadores de sobra y de primer nivel, aunque no se ven referentes como para hacerse cargo de los momentos difíciles. Llegaron 10 refuerzos para el único torneo que el xeneize tiene por delante. Sin embargo, el DT corre un riesgo: con tanto a disposición, puede terminar sin definir un equipo titular, o tardar demasiado en encontarlo. Algo parecido le pasó a Arruabarrena cuando, a comienzos del 2015, se embarulló entre tantas opciones.

Este, sí, es el equipo del Mellizo. Ya no hay excusas: dejó de ser el equipo heredado del Vasco, que a pesar de todas las críticas hace menos de un año ganó dos títulos. Ahora, es el turno de Guillermo.

Los aciertos o los errores serán su responsabilidad.