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El sueño Champions del Shakhtar Donetsk ha terminado, pero la resiliencia convirtió al club ucraniano en un triunfador

El Leipzig alemán terminó con el sueño del Shakhtar en la Champions, mediante una paliza por 4-0 en el partido de vuelta que le dió el pase a octavos de final. EPA/Leszek Szymanski

VARSOVIA, Polonia -- "Queríamos ganarnos la lotería, pero no fue así", expresó el técnico del Shakhtar Donetsk Igor Jovicevic después de la victoria 4-0 del RB Leipzig privara al equipo ucraniano una plaza en eliminatorias de la Champions League.

"Es irreal lo que hemos tenido que hacer. Entrenamos, después pensamos en refugios y búnkeres, en nuestras tropas que luchan por nosotros. Y después, tenemos que pensar en el Leipzig".

Son aproximadamente 1,500 kilómetros de viaje desde Donetsk hasta Varsovia; pero éste es un camino poco transitado en estos tiempos tan sombríos, que obligan al Shakhtar debe jugar sus partidos de local de la Champions en la capital polaca. Es notable el hecho de que el Shakhtar sea capaz de disputar la competición de clubes más importante del fútbol mundial, considerando los estragos causados por el conflicto contra los invasores rusos en Ucrania; sin embargo, verles superar las increíbles dificultades con las que se encuentran diariamente para enfrentarse al RB Leipzig en la sexta fecha (y con posibilidades de clasificar a octavos de final) es un testimonio de la notable determinación y firmeza de un equipo que lleva ocho años sin hogar.

En el sentido deportivo, el Shakhtar representa las alteraciones y desplazamientos sufridos por la población ucraniana desde que la invasión rusa de febrero pasado dejó a su país luchando por su existencia, una lucha que persiste hasta la fecha.

Hasta 8 millones de ucranianos abandonaron el país en las semanas posteriores al estallido de la guerra, con 5.5 millones de personas huyendo por la frontera occidental con Polonia. 1.3 millones de ucranianos se mantienen en Polonia. Por ello, cuando el Shakhtar juega Champions en Varsovia, el equipo es un referente para quienes han establecido un hogar temporal en un nuevo país, esperando volver a casa. Al igual que el Shakhtar, que perdió 15 jugadores de su primer equipo cuando estalló la guerra, obligando al club a sustituirlos por jóvenes sin experiencia.

"Soy de Járkov y mi equipo es el Metallist; pero aliento al Shakhtar porque están mostrando a Ucrania al mundo", afirmó a ESPN Daria, que reside en Varsovia desde marzo pasado.

Otro grupo de hinchas proveniente de Lviv, al otro lado de la frontera con Ucrania, viajó a Polonia. Los cuatro seguidores estaban desesperados por ver al Shakhtar imponerse al RB Leipzig para quedarse con el segundo puesto del Grupo F y una plaza en octavos de final. "El Shakhtar es nuestro equipo, teníamos que venir", dijo Maxim.

A fin de cuentas, el joven plantel de Jovicevic no pudo repetir su triunfo 4-1 sobre el Leipzig, obtenido en Alemania durante la primera jornada. El equipo de la Bundesliga se mostró demasiado fuerte y con un despliegue físico excepcional para ganar 4-0 en Varsovia. No obstante, el equipo ucraniano se mantiene con vida en competiciones europeas, ya que su tercer puesto les aseguró un cupo en los playoffs de Europa League de febrero próximo, junto al Barcelona, Ajax y tentativamente Manchester United.

"Después del partido, le dije a los jugadores que mantuvieran ‘la cabeza en alto’", indicó Jovicevic. "Concluimos seis partidos, perdimos [aquí], pero hicimos nuestro mejor esfuerzo en este momento. Tuvimos un obstáculo tremendo frente a nosotros. Le ganamos una vez al Leipzig, ganarles dos veces nos habría hecho sentir como campeones del mundo. Por eso, no permito que nos sintamos molestos. Es increíble estar en la Europa League. El Barcelona, el Ajax juegan en ella. El Atletico Madrid no lo hará, pero nosotros sí. Así que debemos mirar hacia adelante: con la cabeza en alto".

"Nuestro reto era hacer posible lo imposible. Para tener éxitos así, debes tener jugadores con personalidad, pero ellos aumentan el nivel a diario. Es increíble ver cómo crecen cada día".

De no haber sido por un gol del Real Madrid que igualó el marcador 1-1 en el minuto 95 en Varsovia el mes pasado y el remate fallido de Danylo Sikan en otro pacto 1-1 contra el Celtic de Glasgow la semana pasada, la historia podría haber sido distinta. Cierto, los márgenes son pequeños, pero el éxito del Shakhtar radicó en estar presente, luchando por lo imposible.


El Shakhtar no ha jugado en Donetsk desde abril de 2014. En marzo de ese año, irrumpió un conflicto entre Ucrania y el movimiento separatista apoyado por Rusia en las regiones de Dombás y Luhansk, que permanecieron como zonas de conflicto hasta que se produjo en febrero de este año la invasión rusa de Ucrania a gran escala. Durante los últimos ocho años, el Shakhtar ha vivido como nómada, jugando de local en Lviv (a 1200 kilómetros de distancia), Járkov (305 km) y Kiev (725 km).

Su estadio, el Donbass Arena, fue construido en 2009 a un costo de $400 millones por el dueño del Shakhtar, el multimillonario ucraniano del sector minero Rinat Akhmetov y fue sede de cuatro partidos de la Eurocopa 2012, incluyendo la semifinal entre las selecciones de Portugal y España. Fue designado como estadio Categoría 4 por la UEFA (la calificación más alta posible). Sin embargo, se encuentra abandonado desde 2014.

"El estadio se mantiene en buena forma, considerando el conflicto en Donetsk", expresó a ESPN el ejecutivo del Shakhtar Yuri Shrivdov. "Pero tiene un estacionamiento subterráneo; así que la razón por la que creemos que ha evitado sufrir daños excesivos es que puede estar siendo utilizado por los rusos para almacenar su armamento".

Actualmente, Donetsk se encuentra al corazón del conflicto en la región del Dombás. La ciudad fue sometida a la ley marcial por parte del presidente ruso Vladimir Putin el mes pasado, luego de que ocurriera lo que varios gobiernos occidentales califican de "anexión ilegal" de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón. Gran parte de la ciudad está en ruinas y una porción importante de su población previa a la guerra de 920.000 personas ha buscado refugio en el oeste de Ucrania o en países como Polonia, Moldavia y Rumanía. Pero el nombre de Donetsk sigue siendo representado por el Shakhtar en la Champions League y para el capitán del equipo Taras Stepanenko, es vital que su club mantenga vivo el nombre de la ciudad.

"El nombre de nuestro equipo es Shakhtar Donetsk y representamos a nuestra ciudad y a nuestra región", expresó Stepanenko a ESPN durante una entrevista sostenida en el hotel de Varsovia donde el equipo mantiene su concentración. "Hemos hecho esto desde 2014, pero ahora representamos a toda Ucrania porque sólo un equipo juega al máximo nivel en Europa y ese es el Shakhtar".

"Hemos tenido buenos resultados (todos saben que el Shakhtar y Ucrania tienen buenos jugadores), pero también envía un mensaje a otros países sobre nuestra situación y que todavía tienen que ayudarnos a protegernos de la Federación Rusa".

Stepanenko, de 33 años, juega con el Shakhtar desde 2010. Nació y creció en la región del Dombás y lleva ocho años sin volver a casa. Habla inglés con fluidez y es un hombre racional en sus respuestas, poco propenso a la retórica emotiva o iracunda. No obstante, los calcetines que vistió para nuestra entrevista nos dan un claro indicio con respecto a sus opiniones sobre la invasión rusa. Tienen el dibujo de una mano con el dedo medio alzado y la frase, en ucraniano, que podría traducirse como "Barco de guerra ruso, vete al ca----", que fue la última comunicación de varios guardias fronterizos ucranianos durante un ataque ruso a la Isla de la Serpiente en el Mar Negro en febrero pasado.

"Mi pueblo, Velyka Novosilka [al suroeste de Donetsk] ahora está casi totalmente destruido", dijo Stepanenko. "Mis padres se mudaron a Zaporiyia, pero también debieron irse de allí porque se volvió demasiado peligroso, a sólo 65 kilómetros de la línea de frente".

"Los rusos... no sé qué quieren demostrar, lanzaban cohetes constantemente hacia los edificios, plantas eléctricas. Por eso, mudé a toda mi familia a Kiev. Pero allí, la situación es similar. Esta semana, hubo dos o tres ataques con misiles cerca de mi casa, sin agua ni electricidad por dos días. Pero esta es la historia de nuestro tiempo".

A pesar del conflicto en Ucrania, la temporada 2022-23 de la Premier League ucraniana inició su actividad competitiva en agosto pasado. Todos los partidos se escenifican a puerta cerrada en distintos estadios al occidente del país. El Shakhtar juega "de local" en Lviv y Kiev, pero ambas ciudades han sido impactadas por ataques con misiles en semanas recientes. El fútbol, al igual que el resto de la vida diaria en Ucrania, se mantiene bajo la constante amenaza de los ataques. Durante el encuentro disputado el sábado en Lviv que terminó en empate 2-2 entre Shakhtar y FC Oleksandriya, ambos equipos se vieron obligados a pasar una hora y 40 minutos refugiados dentro del estadio, luego que sonara una sirena de ataque aéreo que obligó a la suspensión temporal del cotejo.

"Fue la primera vez que fuimos al sótano por un ataque aéreo", afirmó Stepanenko. "Fue extraño: somos futbolistas, sólo pensamos en fútbol, por lo que no pensábamos en un ataque. Estábamos en desventaja 1-0, así que sólo hablábamos sobre cómo cambiar el resultado. Decíamos ‘hay que ganar este partido’, así que nadie pensaba en la situación tan peligrosa".


La plantilla del Shakhtar llegó a Varsovia en la noche del domingo. El vuelo 1605 de SkyUp Airlines, cuyo avión lleva pintado el escudo y colores del Shakhtar, acababa de completar los 40 minutos del trayecto iniciado en la ciudad polaca de Rzeszów. Previamente, el autobús del equipo acababa de desplazar a los jugadores de Igor Jovicevic por los 177 kilómetros de distancia desde Lviv debido al cierre del espacio aéreo ucraniano como consecuencia del conflicto.

Con carreteras difíciles de transitar y controles fronterizos (los jugadores del Shakhtar deben hacer fila como el resto de los ciudadanos), el trayecto de 402 kilómetros entre Lviv y Varsovia que tomaría menos de 50 minutos en tiempos de normalidad ahora tarda hasta diez horas. Todos los viajes por carretera en Ucrania son así (hechos en autobús entre Kiev y Lviv), pero cuando juegan la Champions, deben hacer el mismo viaje arduo hasta Polonia para tomar un vuelo hasta donde su fixture los lleve.

Esta temporada, el Shakhtar ha viajado a Madrid, Glasgow y Leipzig para disputar encuentros de fase de grupos contra el Real, Celtic y RB Leipzig, jugando todos sus partidos de local en el Estadio Marshall Jozef Pilsudski del Legia Varsovia. Ningún viaje ha sido fácil.

"Psicológicamente, te puede destruir", indicó a ESPN el técnico Jovicevic. "Después del partido contra el Leipzig, tenemos un viaje de 10 horas de vuelta a casa".

"Para los demás equipos es un descanso. Pueden ir al jacuzzi, darse un masaje, ir a un asado con sus familiares. Ningún otro equipo en Europa tiene que hacer lo mismo que nosotros, estamos viajando todo el tiempo. Por eso, hay una verdadera acumulación de fatiga física y mental. Pero todo es relativo. Jugamos la Champions y todos mis jugadores están listos para volar a todos los partidos, bien sea si nos mantenemos en la Champions o vamos a Europa League. Ambos son logros increíbles".

Lunes y martes fueron dos raros días de descanso para Jovicevic y sus jugadores. Entrenaron en el complejo del Legia, pero no tuvieron que preocuparse por un viaje largo. Por el contrario, tuvieron la oportunidad de relajarse y disfrutar de la tranquilidad del Hotel Regent de Varsovia, donde estaban concentrados. Fue la clase de tedio y normalidad que frecuentemente puede hacer mella en la vida de un futbolista. En este caso, con su país que sigue luchando por su existencia, Stepanenko confiesa que ya no se preocupa por las cosas "ordinarias" en las que suele pensar un futbolista.

"Los chicos piensan: ‘mira, la situación en casa es mucho peor’", afirma. "Por eso, estamos contentos de viajar. Probablemente, quizás solía tomar 100 vuelos al año, desde y hacia Kiev, para jugar de local, para jugar en la Champions. Ahora, debemos tomar el avión y el autobús y usualmente tardamos entre 9 y 10 horas para llegar a una ciudad europea. Es un poquito difícil y una nueva experiencia para mí".

"Como futbolista, debes pensar en tu forma física y tu recuperación. Por eso, hay momentos en los que debes ser mentalmente fuerte, porque es difícil mantener esta situación. Pero ahora es la normalidad. Es nuestra vida".

"Sabemos que muchas personas en Ucrania se encuentran en la peor situación. No nos quejamos y no he oído a los chicos quejarse de la situación. No. Estamos aquí y es nuestro deber por Donetsk, por nuestro país. Y seguimos luchando por ello".


¿Qué viene ahora? El Shakhtar seguirá ondeando la bandera de Ucrania y se mantiene como un símbolo de Donetsk, presente en la Europa League cuando la competición se reanude en febrero próximo. La próxima ronda coincidirá con el primer aniversario de la invasión rusa y el simbolismo del Shakhtar como representante de Ucrania en la élite del fútbol europeo, un año después, no pasa desapercibido para Stepanenko.

"Por supuesto, es importante para nosotros poder jugar en Europa en febrero próximo", indicó. "Mostrará nuestra rebeldía, nuestro espíritu".

"Hablo con varios amigos militares dos o tres veces a la semana y ellos quieren que juguemos, que ganemos por todas las regiones de Ucrania. No luchamos en la guerra por nuestros ciudadanos, pero podemos jugar al fútbol e intentamos ser su símbolo en lo que es una situación horrorosa, terrible, increíble".

Dentro del club existe la creencia, quizás ingenua, de que el Shakhtar volverá a Donetsk en un futuro para regresar al Donbass Arena. "Quizás no sea pronto, pero creo que volveremos a Donetsk", dijo Shrivdov. "Nos enteramos de que nuestras tropas han hecho progresos, así que veremos el próximo año. Volveremos".

Por su parte, Stepanenko se niega a abandonar su sueño de volver a jugar en la cancha del Shakhtar. Si bien él y su familia actualmente consideran que su hogar está en Kiev, sus raíces se mantienen en Donetsk. "La fortaleza de Ucrania es la unidad de su pueblo. Todos seguimos unidos contra esta agresión y por ello creo que ganaremos, ciento por ciento", indicó.

"Y cuando ganemos, mi mayor sueño es volver al estadio y jugar. He pensado en ello desde que salimos de Donetsk. Quizás ya no sea futbolista activo cuando volvamos, pero jugaré como veterano, como un viejo".

"Y cuando ganemos, mi mayor sueño es volver al estadio y jugar. He pensado en ello desde que salimos de Donetsk. Quizás ya no sea futbolista activo cuando volvamos, pero jugaré como veterano, como un viejo".

Ese es un sueño con miras al futuro. Pero primero, hay que tomar un vuelo de regreso a Rzeszow y luego tomar un bus hacia Lviv. Otro viaje de 10 horas, listos para hacerlo una vez más cuando llegue la hora de jugar Europa League.