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El armenio Mkhitaryan, otra vez en la encrucijada: la final de la Champions se juega en Turquía, enemigo histórico de su país

El armenio Mkytharian ya se perdió la final de la Europa League que se disputó en Azerbaiyán cuando jugaba en Arsenal en 2019 AP

La carrera futbolística del armenio Henrikh Mkhitaryan estuvo repleta de encrucijadas.

Ninguna de ellas fue meramente deportiva.

Por estos días enfrenta una más.

Es el 'cerebro' de Inter, equipo que jugará la gran final de la UEFA Champions League 2022-2023 ante Manchester City y se podrá ver por STAR+

¿Dónde se disputará esa definición? En Estambul. La capital de un país, Turquía, en conflicto geopolítico desde hace décadas con la nación de Mkhitaryan.

Armenia y Turquía son vecinos. Comparten 286 kilómetros de frontera, todos y cada uno de ellos cerrados. No hay comunicación terrestre y, hasta hace poco tiempo, tampoco había vuelos comerciales entre ambos países. Las relaciones diplomáticas son prácticamente inexistentes.

La base del resentimiento es la negativa de Turquía a reconocer el genocidio armenio, perpetrado por el gobierno de los 'Jóvenes Turcos' del Imperio Otomano entre 1915 y 1923 y que consistió en el exterminio o deportación en condiciones infrahumanas de toda la población de origen armenio que vivía en su territorio.

Entre un millón y medio y dos millones de civiles armenios murieron en ese período, la mayoría asesinados por agentes del gobierno otomano. Muchos otros perecieron al ser obligados a salir del país atravesando a pie cientos de kilómetros por regiones desérticas.

El enfrentamiento es profundo, cultural. Insoslayable.

Desde otras latitudes se podría pensar que con enfocarse puramente en lo deportivo, en la final de la Champions, bastaría. Dejar afuera lo político.

Mkhitaryan sabe que esa no es una opción.

No necesita pensarlo. El tema es parte de la idiosincracia de su país.

Los conflictos con sus vecinos no dejan, por ser históricos, de integrar la cotidianidad actual de los armenios.

No son pocos los turcos que admiten odiar a los armenios. El sentimiento es recíproco.

Pero en el caso de Mkhitaryan, hay otra razón tan o más importante que esa: la experiencia personal.

En 2019, cuando era jugador de Arsenal, se perdió la final de la UEFA Europa League ante Chelsea porque la misma se jugó en Bakú, la capital de Azerbaiyán, otro vecino con el cual Armenia está ferozmente enfrentado y que es, además, aliado de Turquía.

El volante sintió que no estaban dadas las garantías para su seguridad y, con mucho dolor, decidió bajarse del encuentro.

Tanto la UEFA como el gobierno de Azerbaiyán dijeron en ese momento que podían protegerlo, que disputara la final sin temor. Pero lo cierto es que, en la previa al partido, la policía local conminaba a los hinchas gunners que paseaban por la ciudad vistiendo la camiseta de Mkhitaryan a que se la sacaran.

Ahora se trata de un país diferente, aunque la situación es similar.

Se trata de ir a disputar un partido de fútbol en 'territorio enemigo'.

Arriesgar la vida por jugar a la pelota.