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Luis Suárez, sudamericano destacado en octavos

BUENOS AIRES -- Luis Suárez es crack porque, entre otras virtudes, tiene una ajena a la mayoría de los buenos jugadores. No carga con ninguna herencia emocional tras haber cometido un error grave. Él invierte muy poco tiempo en volver a enfocarse para intentar de nuevo el gol.

El cada día mas grande uruguayo de Salto admitió su testadurez en varias ocasiones, pero la cualidad que destacamos no tiene que ver con la cabezonería. En realidad se relaciona con su firmeza para fijar el pensamiento en el objetivo real, tenacidad para apartar fantasmas de su mente, y necesidad de ganar, amén de sus calidades como jugador.

Vivió un sábado aciago frente a Real Madrid en el superclásico del Camp Nou por la 31ra jornada de La Liga, con un fallo memorable incluído. Pero este martes, contra Atlético de Madrid, pocas horas después, en el juego de ida por los cuartos de final de la UEFA Champions League, en el marco de otro partido-batalla de esos que se diseñan a su medida, lució descomunal.

Ganaba el cuadro colchonero porque hacía mejor las cosas y porque se sentía suelto. Dominador del tempo y los espacios. Con un muy buen gol de Fernando Torres a los 25’, más por el pase tiralíneas de Koke (y el paso delante de Piqué, que descubre el fondo del equipo de Luis Enrique), que por su remate cruzado para batir al alemán Marc-André Ter Stegen.

El punto es que, más allá de la expulsión del propio Torres (diez minutos más tarde como consecuencia de haber recibido dos tarjetas amarillas en ese lapso), el mérito posterior de Barcelona y del mismo Suárez es aún mayor.

¿Por qué? Porque si bien la acción por la que Torres es expulsado resulta inadmisible, fue la coartada perfecta para que Atlético ya sólo defendiera su área como Aníbal y sus cartagineses intentaron blindar Cartago contra el ejército romano. Precisamente lo que mejor sabe hacer el elenco rojiblanco. Sólo fallaron en el segundo gol culé, por seguir la trayectoria de la pelota y desentenderse del hombre.

Luis Suárez emerge de ese tute como ariete rompedor. Estrella del Oriente que sirve como referencia a los laterales para buscar el gol cada vez que perforan al rival por los costados.

Así, no es caprichoso, ni tirado de los pelos, ni oportunista, revisar cómo Barcelona consigue los dos goles que le permiten dar vuelta el marcador en el combate versus los gladiadores de Diego Simeone. Jordi Alba, lateral zurdo azulgrana, le busca en el primer gol con una asistencia a los 63’ que se percibe casi como un buscapié desesperado. Dani Alves, lateral derecho, le sirve con un guante a los 74’ un balón templado a la cabeza, para que atente contra la resistencia de Oblak y un Atlético siempre difícil de conmover.

Hacer, hizo de todo Luis Suárez. Hasta recibir una tarjea amarilla a los 70’, en un encuentro en el que Barcelona tuvo una posesión del 68%, mientras que Atlético sólo un 32%. Luisito no tocó tantas pelotas, aunque al Atlético las suficientes como para dejarlo aturdido. El uruguayo completó 16 pases de 18 intentos de pasada de pelota (89% de eficacia en la tenencia). Disparó 3 veces, dos acabaron en gol y en la otra el remate salió desviado. Dos veces cayó en fuera de juego; cometió una falta y le hicieron otra. Fue el integrante de la MSN que menos entró en contacto con la pelota (Messi completó 68 de 76 pases y Neymar, 41 de 48). Pero no le importó. Lo fundamental pasaba por ganarle el duelo a Diego Godín, su compañero en la selección uruguaya. Atacar el espacio. Ofrecerse siempre. Pivotear en busca de una descarga, un buscapié o un centro templado.

Luis Suárez cumplió de forma brillante con lo que le piden desde que Barça le fichó. Por eso es el sudamericano destacado en la UEFA Champions League.