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Un estadio, dos identidades

MILANO -- La manera más fácil de distinguir a un hincha de AC Milan de uno de Inter es preguntarle cómo se llama el estadio que comparten. Los apasionados rossoneros apelarán a la tradición y dirán San Siro. Mientras que los fanáticos nerazzurros, más pragmáticos, recordarán a una vieja gloria, también compartida, y afirmarán Giuseppe Meazza. Los dos, de alguna manera, están en lo cierto.

El estadio comenzó a construirse a fines de 1925. Fue un regalo que Piero Pirelli, fundador de la famosa fábrica de neumáticos, quiso hacerle al AC Milan, el club que presidía hacía más de una década. Se lo bautizó San Siro, el nombre del barrio donde está ubicado, a seis kilómetros del centro de la ciudad.

Desde el comienzo el estadio se caracterizó por su estilo inglés: forma rectangular, sin pista de atletismo, y cuatro tribunas desconectadas, originalmente para 35 mil espectadores, bien cerca del campo de juego. Lo construyeron 120 trabajadores en apenas 13 meses y medio. Su costó fue de unos dos millones de euros actuales.

Se inauguró el 19 de septiembre de 1926 con un partido amistoso entre AC Milan e Inter, el derbi de la ciudad. Los nerazurros, que en aquellos años eran locales en el coqueto estadio Arena Cívica, ganaron 6-3 y arruinaron la fiesta de los rossoneros. El primer partido oficial, el 6 de octubre, tampoco fue bueno para Milan, que perdió 2-1 ante Sampierdarenese, por la Serie A. Italia jugó allí su primer partido recién en 1927, fue empate 2-2 ante Checoslovaquia.

En 1935 el municipio le compró a Milan el estadio e Inter comenzó a compartir la localía de San Siro en 1947. Durante años se realizaron sucesivas obras de ampliación. Se conectaron las tribunas y se construyó un segundo anillo. La capacidad se amplió hasta llegar a más de 100 mil espectadores. Luego, en los años 50 y 60, su aforo se redujo por razones de seguridad hasta unos 85 mil.

Por entonces, San Siro dejó de ser exclusivo escenario futbolístico. En los 60 fue cuadrilátero habitual de multitudinarias peleas de boxeo. A partir de los 70 se celebraron grandes conciertos, tocaron allí Bob Marley, Bob Dylan, Bruce Springsteen, Madonna, David Bowie, Michael Jackson y The Roling Stones, entre otros. La selección italiana de rugby disputó varios test match y en los 90 llegó a tener una discoteca con vista al campo de juego.

El 2 de marzo de 1980, meses después de la muerte de Giuseppe Meazza, el estadio fue rebautizado con su nombre. El milanés Meazza, que jugó en Milan pero fue ídolo en Inter, había sido protagonista de la Italia campeona mundial en 1934, en San Siro la azzurra clasificó a la final, y en 1938. Símbolo futbolístico supremo de la ciudad, era lógico que el estadio llevase su nombre.

Ese año Italia organizó la Euro. Allí se jugaron tres partidos. En ese estadio también se disputaron tres finales de la Champions League y dos Copas del Mundo, tres partidos en 1934 y seis durante el Mundial de Italia 90, el debut con derrota de Argentina ante Camerún y todos los partidos de Alemania, el campeón, hasta Cuartos de final.

Para esa Copa del Mundo se realizó la última gran reforma del estadio, que le dio esa admirada línea arquitectónica que hoy lo distingue. Se construyó un tercer anillo en tres de las cuatro tribunas, se colocaron once torres cilíndricas de hormigón, que funcionan como rampas de acceso helicoidales, y se cubrió a los espectadores con un techo apoyado sobre cuatro vigas tramadas de hierro, de más de 200 metros de largo y entre mil y dos mil toneladas de peso, que están a 75 metros de altura.

De cara a la fiesta de este sábado, la cuarta gala de campeones europeos, se realizan mejoras en el Meazza desde 2012. La UEFA lo tiene catalogado como estadio Categoría 4, la más alta, y su capacidad actual supera los 80 espectadores sentados, es el 6to más grande de Europa. En números, se trata de 1000 toneladas de cemento, 3500 metros cúbicos de arena, 150 mil kilos de hierro u 80 kilos de tiza para marcar el campo. Pero San Siro, el Meazza, o como lo quieran llamar, es mucho más que eso. Es la catedral del fútbol en Italia. El argentino Hernán Crespo, que jugó en Inter y en Milan, afirmó alguna vez: “San Siro es la Scala de fútbol. Cuando debuté Ancelotti me dijo que ahí juegan sólo los grandes y tiene razón. Dan ganas de meterse a jugar de smoking”.

Cada vez falta menos para la gran final del sábado, entre Atlético Madrid y Real Madrid. Vístanse de gala, el mejor escenario nos espera.