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Clattenburg, un cuervo en Milán

Mark Clattenburg dirigió la última final de la UEFA Champions League Getty Images

MILANO -- Mark Clattenburg cortó la llamada y apoyó su teléfono todavía incrédulo. Pierluigi Collina, referente en el Comité arbitral de la UEFA, acababa de anunciarle que sería el árbitro de la final de la UEFA Champions League 2016, que este sábado Atlético y Real Madrid definirán en el estadio Giuseppe Meazza de Milán.

Mike Riley, jefe de los árbitros en la Premier, se mostró orgulloso por la designación y elogió la cualidades de Clattenburg. “Mark tiene el respeto de los jugadores, los directivos y sus pares”, aseguró en público. En privado, sin embargo, la dirigencia arbitral británica hubiera preferido que eligieran a su favorito, Martin Atkinson.

A los 41 años, y sin el apoyo de su federación, Clattenburg entiende que esta oportunidad es única. “Estaba pasmado cuando me llamó Collina”, contó. “Pasmado pero absolutamente encantado. Será un gran desafío pero uno que estoy esperando con fuerza. Voy a representar a mi país y a los 27 mil árbitros en Inglaterra, y lo genial es que lo puedo compartir con mi equipo arbitral”.

Clattenburg le debe mucho a Collina. El mítico árbitro italiano, pese a su calva reminiscencia a Nosferatu, es más un ángel que un demonio para Mark. Lo considera uno de los mejores de Europa y ha sido uno de los impulsores de su carrera. Ya lo hizo dirigir la Supercopa europea de 2014, entre Sevilla y Real Madrid, y también lo convocó para la Eurocopa Francia 2016.

En Inglaterra, la figura arbitral de Clattenburg es controversial. Siempre lo ha sido. En 2008 fue expulsado del arbitraje acusado de tener grandes deudas en sus negocios privados. Lo reincorporaron en 2009, con una suspensión de ocho meses. En 2012 tuvo un fuerte cruce con John Obi Mikel. Lo acusaron de racismo y estuvo un mes sin arbitrar hasta que lo exoneraron. En 2014, Adam Lallana dijo que lo insultó. La temporada pasada, Manuel Pellegrini lo criticó con fuerza tras los dos duelos de Premier entre Tottenham y Man. City. Y, ahora, su boleto para Milán llega justo después de un polémico arbitraje en el 2-2 entre Spurs y Chelsea, que consagró campeón a Leicester.

Además, Clattenburg es un confeso hincha de Newcastle. “Prefiero ver al equipo en la final de la FA Cup antes que a mí”, dijo en 2015. Que un árbitro admita su pasión es algo inusual en todo el mundo y le generó pocas simpatías entre los hinchas ingleses. Su ídolo es Alan Shearer y arbitró su partido despedida. “Entrar a St. James Park fue cumplir un sueño de la infancia”, contó. Nunca dirige a los Cuervos pero tampoco a su clásico rival, Sunderland, el equipo de su hermano.

En todas estas polémicas, la dirigencia arbitral hizo poco por respaldarlo. En 2014, cuando fue por su cuenta a un partido para regresar a tiempo para asistir a un concierto, lo suspendieron una semana por violar el protocolo de desplazarse con sus colaboradores. Tampoco cayó bien que Clattenburg se haya hecho un tatuaje, no vinculado a Newcastle aseguran, en uno de sus brazos. Por eso ahora, no importa la temperatura, dirige con mangas largas.

En cambio, el prestigio de Clattenburg, que comenzó en el arbitraje a los 16 años y a los 25 estaba en la Premier, se apoya en los elogios de sus colegas, que lo ubican entre los mejores. “¿Cuándo lo ves cometer un gran error?”, dice el exárbitro Mark Halsey. “Su forma física es excelente por eso nunca está mal parado, su comunicación con los jugadores es la correcta y su capacidad para reconocer lo que es falta y lo que no es de primera clase. No solo lo tiene todo, además lo hace muy bien en cada partido”.

También lo destaca el cuidado con que prepara cada partido. “Miramos las tácticas de los equipos y la velocidad de su juego. Cualquier pequeño detalle que pueda ayudarnos. Si hago mi investigación mi trabajo en la cancha será más fácil”, suele decir. Cuando dirigió aquella Superfinal europea entre españoles se preocupó por aprender unas pocas palabras para la ocasión. Le vendrán muy bien este sábado.

De todos modos, tanto Atlético Madrid como Real Madrid no son desconocidos para Clattenburg. En esta misma edición de la Champions, donde fue juez en seis partidos, ya los arbitró a ambos. Siempre en Madrid. Estuvo en el 0-0 del equipo de Simeone ante PSV, en 8vos, que se resolvió con penales, y en el 1-0 ante Bayern en semis. Al conjunto de Zidane los dirigió en la cuarta fecha del grupo A, el 1-0 ante PSG.

Clattenburg llegará a Milán este viernes, en la jornada previa a la gran final. Como es su costumbre, comerá algo saludable la noche anterior e intentará dormir bien. El sábado por la mañana sus asistentes se reunirán con los finalistas. Luego él y su equipo tendrán su propia charla previa, para repasar lo bueno, lo malo y lo nuevo. Unas horas después, ingresará al Meazza. Detrás irán Cristiano, Griezmann, Zidane, Simeone y el resto. Tomará la pelota y la pondrá en el círculo central. Un pitazo suyo y comenzará la fiesta. Su deseo es pasar desapercibido, como un cuervo que vuela alto y al que nadie ve.