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El mundo se cita en San Siro

MILANO -- Solo faltan unas horas. Casi 500 millones de personas en todo el mundo lo verán por TV pero cientos de miles de hinchas de Atlético y Real están en Milán para ver la gran final de la Champions con sus propios ojos. Para ellas y ellos la cercanía temporal no es consuelo sino un motivo más para acelerar su ansiedad. Llegan de Madrid, la mayoría, y de todos los rincones del mundo que se puedan imaginar. Quieren ver campeón a su equipo y lo quieren ver ya.

“Vinimos en motorhome desde Madrid, tuvimos 24 horas de viaje”, cuenta Carlos, un veinteañero hincha de Real. Hace dos años no pudo estar en Lisboa y ahora no dudo en hacer lo que fuera necesario para acompañar a su equipo en la final. Viajó con dos amigos, Fernando y David, durante un día entero mientras se turnaban al volante. “Salimos sorteados como socios del Madrid y pagamos la entrada 160 euros”, relatan. Están en la ciudad con un motivo preciso: “Venimos a ganar la Undécima”.

Una historia similar es la de Raúl y Diego, miembros de una peña de Atlético en Burgos y dueños de una empresa de transporte. En su caso, el vehículo elegido es de los más llamativos que recorren Milán estos días. "Teníamos diez entradas para toda la peña, sorteamos y nos tocaron dos, así que nos vinimos sin dudar en el camión", explican. Un semi con que transportan mercaderías por toda Europa, ploteado con escudos de Atlético y una bandera del Niño Torres, los trajo a San Siro en 19 horas.

Li Xiu Ying llegó desde China con una bandera similar en su espalda. Hace días se pasea por la ciudad con la camiseta de Atlético con el número 9 en la espalda. Torres en su ídolo, Atleti su pasión. Elegante y brava, como lo implica su nombre, la pequeña colchonera de Oriente fue a recibir al equipo de Simeone al aeropuerto y hoy estará también junto a ellos en el estadio. Ella, nos hace entender en inglés, no podía faltar.

Nick y dos amigos, todos londinenses de turismo en la ciudad, no tuvieron la misma suerte. A horas para el partido siguen sin conseguir entradas y se pasean por la Piazza del Duomo con carteles de cartón escritos a mano que dicen: “I need tickets” (“Necesito entradas”). Lo mismo le pasó a Alex, un colombiano que reside en Milán. Lamenta amargamente que la UEFA no haya vendido entradas para los ciudadanos milaneses, quiere que juegue James pero le gustaría ver campeón al Atlético.

Para Carlos, un veterano hincha madrileño que perdió el pelo viendo al Atleti, estar en esta final era una doble obligación. “Llevo desde los 6 años yendo a todas las finales de la Champions y si juega Atlético Madrid mas todavía”, explica. “Venimos a ver, a ver si ganamos”, dice hasta que lo interrumpe Neris, la mujer un par de décadas más joven que lo acompaña. “¡A ver al Atlético campeón!”, afirma subrayando su belleza morena. Carlos toma valor: “Venimos a ver a un Atleti campeón”, aunque, conocedor de la historia del club, aclara: “pero hasta que no se termine el partido no se sabe”.

La esperanza para todos los albirrojos, y para muchos otros que no lo son, es que Diego Simeone es el técnico del equipo. Gabriel, que no es un habitual fanático de Atlético, viajó desde Buenos Aires para bancar al cholismo: “Apoyo al Cholo, el número uno. El futuro entrenador de la Selección argentina”.

También desde América del Sur, de Santa Cruz de la Sierra, llegaron cuatro amigos merengues. Richard, Juan, Mario y José Luis están en Milán desde el jueves y no ven la hora de que comience el partido. Planean este viaje desde hace tres meses y sacaron los pasajes apenas sonó el silbatazo final en el Bernabéu, en la revancha de la semifinal.

Todos ellos sueñan con celebrar la Undécima esta noche en la coqueta zona de Navigli, pero saben que no será fácil. “Espero un Atlético bien cerrado atrás y el Real tocando la pelota -anticipa Richard-. Imagino un partido muy cerrado pero que ganará Real Madrid, con doblete de Bale”. La mujer de Mario, el único casado en el grupo, le pidió un diamante de una famosa joyería italiana para dejarlo viajar. Él le prometió que si Real Madrid ganaba le llevaría dos. Ahora teme tener que cumplir.

San Siro se prepara para abrir sus puertas. Miles de hinchas hacen los últimos metros de este peregrinar. Pronto, todas estas historias estarán reunidas en un mismo lugar. Han viajado mucho y solo tienen que esperar un poco más. Ningún sacrificio será en vano. Su cita con la gloria de la Champions es en un rato.