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Conte recupera estilo Mourinho y resucita a Helenio Herrera en el Inter

BARCELONA -- Antonio Conte, despedido de mala manera en el Chelsea en el verano de 2018, descartó una oferta “irrechazable” de Florentino Pérez para sustituir a Zinedine Zidane en el Real Madrid (que acabó fichando en puertas del Mundial de Rusia a Julen Lopetegui) y decidió, desatendiendo cualquier llamada, tomarse un año de vacaciones, hasta que el 31 de mayo de 2019 el Inter de Milán le conquistó para la causa.

Futbolista legendario primero y entrenador triunfal después en la Juventus, Conte se pasó a uno de los enemigos acérrimos de la Vecchia Signora, a un club descabalgado de la grandeza desde la marcha de Mourinho en 2010 y al que debía recuperar. Y al que le ha costado apenas un par de meses recolocar en la cúspide del Calcio y ganarse respeto y temor a partes iguales.

El Inter ha encadenado seis victorias consecutivas en el comienzo de una Serie A que no se recordaba desde hace 53 años, cuando enlazó victorioso las primeras siete jornadas de la temporada 1966-67 (que acabaría siendo ganada por la Juventus) bajo las órdenes de Helenio Herrera, el entrenador fetiche de la historia del club y ligado a lo largo de los años con Mourinho y Conte, llamado a devolver esa grandeza del pasado. Reciente con el portugués y antiguo con el argentino.

Lo va haciendo dejándose de estrafalarias o atrevidas apuestas por cambiar su verdadero adn y regresando a su personalidad de siempre, la que personalizó por última vez Mourinho y que trata de un fútbol quizá alejado de la brillantez pero absolutamente atado a la competitividad, donde todos y cada uno de sus jugadores saben perfectamente cuál es su labor en el césped y en el que el control del entrenador es total.

La personalidad arrolladora de Antonio Conte se descubre viéndole gesticular frente al banquillo pero se transmite durante toda la semana, en la intimidad de los entrenamientos, en las reuniones diarias con sus ayudantes y futbolistas, en la preparación exhaustiva de cualquier partido, ya sea frente al Lecce, con el que comenzó la temporada o ante la Juve a la que se enfrentará el domingo intentando igualar la marca de Helenio Herrera.

REVANCHA Y RECUERDO
Entre medias le toca el visitar un Camp Nou en el que buscará paliar el mal inicio continental (empate en casa ante el Slavia de Praga) y sacarse la espina de su última visita, cuando al mando del Chelsea fue aplastado por 3-0 en los octavos de final de la Champions en una noche, otra, especial de Leo Messi, futbolista al que no ha dudado nunca en calificar “diferente” y que considera “marca la diferencia” entre dos equipos.

Entre la revancha personal y el recuerdo de Mourinho, quien conquistó plaza en la final de 2010 tras perder por 1-0 en el Camp Nou en la que ha considerado “la mejor derrota de mi vida”, Antonio Conte acude a Barcelona con la intención de que Europa vuelva a mirar con ojos temerosos a un Inter rocoso, duro, ambicioso e intenso como en sus mejores días.

La seña de identidad de un equipo histórico al que la Italia futbolística ve capacitado para acabar con la dictadura de la Juventus en la Serie A (ocho Scudettos consecutivos) y recuperar el pulso en Europa.

Ese Inter que fue un gigante bajo el mando del legendario Helenio Herrera (quien llegó al club tras ser despedido por el Barcelona) en la década de los 60 del pasado siglo y que vivió su última gran era a las órdenes de José Mourinho (de quien no hace falta refrescar su relación con el Barça). Hoy, con la dirección de Antonio Conte, cualquier reto se aventura posible.