SAN PABLO (Enviado especial) -- El destino sigue encaprichado en negarle a Lionel Messi lo único que le falta a su magnífica carrera: un título con la Selección Argentina.
La deuda pendiente no es una exigencia del periodismo ni un reclamo de los hinchas. Forma parte del deseo más profundo del propio Leo.
Por eso insiste, no baja los brazos. Renunció por un ratito y volvió. Se sintió parte del problema y recapacitó. Se llamó a silencio durante meses y volvió a hablar sin callarse nada.
El Messi que se quejó de los campos de juego, que cargó contra el arbitraje y que acusó a la CONMEBOL es el líder que muchos querían ver. En el país de las comparaciones y a las dicotomías, siempre se le pidieron gestos "maradonianos", sin respetar su estilo, su personalidad ni sus tiempos.
El capitán levantó la voz y el resto lo siguió. Incluso la AFA lo citó en su extensa y fuerte carta en la que expuso cómo se sintieron perjudicados por la tarea del ecuatoriano Roddy Zambrano y otras cuestiones durante la Copa América.
Al cantar el himno desactivó una carga que lo acompañó durante toda su carrera. Al chico que a los 16 años decidió jugar para Argentina, cuando la tentación de España era grande, le pedían una muestra de "patriotismo". Una enorme estupidez.
Ese joven ya tiene 32 y hoy es la bandera de la nueva generación. El espejo a seguir. El líder que toma la palabra en momentos difíciles. Pero también es el único capaz de marcar la diferencia dentro de la cancha.
El 10 tuvo un torneo con altibajos. Un par de buenas conexiones con Agüero y un gol errado abajo del arco en el debut ante Colombia. El 1-1 de penal contra Paraguay. Un buen pase que no pudo aprovechar Kun y un remate impropio de él frente a Qatar. Poco en 4tos. con Venezuela y su mejor versión en la semi perdida ante Brasil, con un remate al palo y un tiro libre bárbaro que atrapó Alisson.
No fue su torneo soñado, está claro. Muchos futbolistas y el técnico llegaron sin experiencia de Selección a Brasil. El equipo fue de menor a mayor y los múltiples cambios sobre la marcha le dieron forma a un once al que no le faltó mucho para dar el zarpazo en el Mineirao.
Carece de sentido común aquel que pueda verlo como parte del problema. La búsqueda del objetivo siempre tiene que contar con Lionel Messi como bandera. Aunque el destino se encapriche en evitarlo.