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Osorio, el manual del alquimista

Fue una época que los siglos ya se devoraron. Los alquimistas se encerraban en oscuros laboratorios y buscaban la fórmula para transmutar el plomo en oro. Era un trabajo difícil, basado en acierto y error. Con cientos de libros en los anaqueles, un ingrediente reemplazaba a otro en busca de la llamada piedra filosofal. El conocimiento se compartía y, con los años, el estudio de la química fue hijo de la ciencia.

El futbol no está regido por el método científico, pero ha vivido una serie de procesos que le han dado orden. El histórico técnico del Arsenal, Herbert Chapman, es reconocido como el primer hombre que le dio personalidad al banquillo. Inventó la WM, una formación que más tarde hizo campeona a la Alemania del 54. Ha habido muchos otros puntos de quiebre. La Maquinita de River; el Brasil del 70; la Naranja Mecánica de Mitchells y Cruyff; el Milán de Sachi y el Barcelona de Guardiola, por citar sólo algunos. Toda revolución es, de inicio, una rebelión contra lo establecido. Y en el futbol, después de cambiar el diseño del campo, dejó algo imborrable para la táctica del juego.

La mayoría de los técnicos del mundo respetan las fórmulas numéricas que se han establecido con el tiempo: 4-4-2; 5-3-2; 4-4-1-1 y, los más adelantados de la clase, hacen algunas modificaciones, casi siempre sin alterar lo que se ha aceptado como los “principios del futbol”.

Juan Carlos Osorio se parece más a aquellos hombres que fundaban los principios de la ciencia. Es una especie de alquimista del futbol, un hombre que siempre está en busca de nuevos ingredientes. No importa que la fórmula haya funcionado en un partido y tampoco que el funcionamiento de 11 hombres sea premiado con el resultado. Hay una medicina específica para cada rival, piensa el colombiano. La piedra filosofal siempre parece al alcance en el siguiente pizarrón táctico. Más que un revolucionario, es un hombre que busca la medicina para cada rival.

Osorio, hombre estudioso, se rehúsa a basarse en la libreta del futbol, que, además de varios esquemas tácticos, ha aportado otros principios fundamentales: “el buen equipo se da con el acoplamiento de valores dispares que producen un funcionamiento colectivo”, dijo en los cincuentas Carlos Peucelle, técnico del mejor River de la historia. Chapman, Mitchells y Cruyff apoyaban la misma tesis: la repetición es la única forma de lograr un equipo exitoso.

Las rotaciones viven en la cabeza del alquimista desde que viajó al norte de Inglaterra y anotó en sus célebres libretas las palabras de un antiguo sabio. Alex Ferguson llevó la variación de jugadores a un nivel excepcional: en la temporada 2008-09, por ejemplo, no repitió ninguna alineación en los 66 partidos del Manchester United. El trofeo de ese año está en las vitrinas de Old Trafford. También el recuerdo de que sólo Cristiano Ronaldo, Patrice Evra, Rio Ferdinand y Nemanja Vidic salieron como titulares en más de 40 ocasiones.

Nadie puede negar que Osorio también ha tenido sus éxitos. Julio Gómez trabaja en la cadena RCN Medellín y siguió muy de cerca el trabajo del técnico colombiano en Atlético Nacional, donde nunca mantuvo un equipo de un partido a otro: “Siempre aplicaba tres, cuatro o cinco rotaciones de acuerdo con el rival. El profe siempre se ha preocupado más por lo que hace el contrario”, dice vía telefónica, mientras se queja del invierno colombiano. Al final ganó cinco títulos en Colombia y eso viene a la mente antes que los cambios de hombres y de sistemas.

Sin embargo, su práctica se establecía en un equipo de trabajo diario y juegos dos veces por semana. Muy pocos se han atrevido a hacer variaciones tan drásticas en selecciones nacionales. Incluso en Colombia vieron con desconfianza los ocho cambios que hizo Osorio en el partido de Nueva Zelanda, después de que el equipo sacó un provechoso empate contra Portugal. “El equipo fue inentendible todo el primer tiempo”, dicen. El desorden volvió con otros siete cambios ante Rusia, para volver a un esquema similar al del primer partido.

Osorio rompe algunas otras de sus reglas en el esquema del Tricolor. Un obsesivo de los medios de contención, no incluyó ninguno en su maleta rusa y prefirió adaptar otros jugadores de cancha en esa posición. Además de experimentar en los laterales, en medio campo y, prácticamente en todos los sectores de la cancha.

Hubo muchos alquimistas cuyos nombres se recuerdan con respeto, pero muchos otros fueron considerados como charlatanes. Antes de las derrotas contra Alemania y Portugal, Osorio tenía a las exactas matemáticas de su lado. Pero el futbol no es una ciencia exacta, es un juego cuyos conocimientos se han establecido con el tiempo. El colombiano sigue algunos, aunque experimenta en muchos otros. Es un alquimista del campo y muy pronto sabremos cómo lo juzgará la historia.