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La historia de amor entre Paolo Guerrero y Alianza Lima

El miércoles 24 de abril no será un día más para Paolo Guerrero. El futbolista jugará por primera vez ante Alianza Lima, el club que lo vio nacer y crecer. El que le dio las herramientas para ser el goleador que es. Y la persona también. No jugará en el Coloso Victoriano, pero las banderas blanquiazules que flamearán en el Estadio Nacional lo transportarán a su infancia, a sus sueños, a la primera vez que vio el clásico con su papá, a los esfuerzos de su mamá, a su abuelita, a todo. Y a todos.

El goleador peruano, de 35 años, que volvió a las canchas tras su larga sanción de la FIFA, se enfrentará este miércoles al club del que es hincha. Lo hará con el Inter de Porto Alegre por la quinta fecha de la Copa Libertadores. Será el primer partido oficial de clubes que disputa Paolo en Perú. Un Perú que lo tiene como ídolo y máximo goleador de la selección nacional.

Guerrero creció y jugó en Alianza Lima durante casi una década: desde los 7 años hasta los 17. Era el goleador del cuadro aliancista en sus categorías juveniles. Salía corriendo del colegio y se iba a entrenar al estadio blanquiazul donde conoció a su mejor amigo Farfán... aunque a diferencia de La Foquita, Guerrero no llegó a disputar ningún partido oficial en la primera división. El Bayern Munich de Alemania se lo llevó cuando era un adolescente.

Si a Paolo le hicieran un análisis de sangre, ésta sería más azul que roja. Su papá y su tío también fueron jugadores de Alianza Lima. El padre no triunfó debido a una lesión que le truncó la carrera. El tío, en cambio, es el jugador con más presencias en la historia del club. José Gonzáles Ganzoa, mejor conocido como Caíco. El portero Caíco, quien a los 33 años falleció en la tragedia del avión Fokker que se precipitó al mar cuando volvían de jugar un partido.

Una figura importante en la etapa de Guerrero en Alianza Lima fue Constantino Carvallo. Constantino, que falleció en el 2008, le dio mucho a Paolo: una beca para estudiar en el colegio los Reyes Rojos y la confianza de creer que podía conseguir todo lo que se proponía. Lo guió y apadrinó durante la etapa escolar. Consta, como le decía Paolo, le dio la oportunidad de tener una formación más allá de los entrenamientos y el fútbol.

En la película biográfica de Guerrero, que retrata toda su infancia, hay una escena entre Paolo y el padre con el siguiente diálogo:

"¿Tú crees que yo juego bien, papá?"
"Sí”.
“¿Y por qué no me ponen de titular?”
“Te falta pues… que te vean bien plantado”.

Paolo se hizo hombre y se plantó en las canchas más importantes de Europa. Jugó en el Bayern y el Hamburgo de Alemania y después emigró a Brasil donde estuvo en el Corinthians, Flamengo, y ahora Inter de Porto Alegre. También se plantó con la selección a quien empujó con su liderazgo y goles a participar por primera vez en 36 años en un Mundial. El de Rusia 2018.

En todos esos años que estuvo en el exterior, Paolo siempre expresó su amor hacia Alianza Lima. Un amor que tendrá sentimientos encontrados este miércoles cuando salga a la cancha ante una multitud que lo idolatra y que sueña el mismo sueño que Paolo: verlo jugar algún día con la camiseta blanquiazul.

Para Guerrero será sin dudas una tarde especial. Una tarde de nostalgia y alegría. Una tarde en la que se reencontrará con los sueños de su infancia. Varios ya cumplidos, como hacerle una casa con piscina a su mamá y jugar un Mundial. Varios otros aún por cumplir, como salir algún día a la cancha de Alianza Lima sin la camiseta del rival.