Boca Juniors igualó agónicamente por 1-1 ante Fortaleza, y puso en suspenso su futuro en la CONMEBOL Sudamericana. Su pecado fue buscar incansablemente el segundo gol.
Puede sonar contradictorio una crítica hacia un equipo por atacar incesantemente en búsqueda del resultado, pero hay momentos para todo.
El equipo de Diego Martínez colocó ocho futbolistas en el área rival en el minuto 90 con el 1-0 a su favor. De ese tiro de esquina llegó el empate visitante.
La conferencia postpartido reflejó la falta de lectura de este tipo de situaciones. "Hay que leer los partidos. Había que frenar a los defensores para que no vayan”, afirmó Sergio Chiquito Romero.
Como esa tenacidad que caracteriza al equipo de Martínez de buscar hasta el último minuto le dio el triunfo en Paraguay ante Trinidense, lo golpeó fuerte esta noche ante Fortaleza.
Boca jugó bien, por momentos con alto vuelo futbolístico de la mano de su triángulo creativo, conformado por Equi Fernández, Cristian Medina y Kevin Zenón, pero pagó caro no haber entendido a tiempo que era mejor poner el partido en hielo y manejar la pelota haciendo del reloj su mejor aliado.
El viejo refrán bien dice que “la avaricia rompió el saco”; y en el saco de Boca se escaparon dos puntos que puede extrañarlos en el futuro.