De ser cierto y efectivo el castigo de dos semanas sin poder jugar, entrenar ni cobrar su sueldo, Lionel Messi ya no debería volver a ponerse la playera del París Saint-Germain.
Al equipo rico de la capital francesa le quedó grande tener entre sus filas al mejor futbolista del mundo, nunca fue capaz de dimensionar lo que implicaba contar con el argentino, ni mucho menos le dio un lugar de acuerdo con su jerarquía.
El PSG le entregó las llaves del club y su escasa jerarquía y dignidad a Kylian Mbappé en aras de que renovara contrato y no se fuera al Real Madrid, con lo que sabiéndose ‘todopoderoso’, el delantero ha hecho y deshecho al grado de exhibir públicamente al propio equipo.
Y ahora resulta que Messi se va a Arabia Saudita un día por un compromiso pactado con antelación y en un lunes que originalmente era de descanso —antes de que Galtier cambiara de opinión—, y ¡lo van a sancionar!
Está perfecto, que prescindan de él cuando todavía puede agravarse el pésimo funcionamiento de un conjunto que es todo menos eso. Que prescindan de él y a ver si en una de esas no pierden hasta la Ligue 1.
Tanto afición como técnico y los propios directivos del PSG ya superaron los límites con Messi. A una leyenda no se le da ese trato ni se le pierde el respeto como lo han hecho, por ende no pueden esperar que Leo les responda con agradecimiento.
EL REGRESO SOÑADO
Paralelamente, esta situación en Francia le favorece de alguna manera al ‘10’ para que busque el regreso a casa, que aunque luce complejo por el tema de la masa salarial que exige LaLiga, no es imposible.
El colofón perfecto a una carrera insuperable sería que Messi volviera al FC Barcelona por un par de temporadas y de esta manera cumpliera el sueño de millones, además del propio, pues no es un secreto que su intención es vestirse de nuevo como azulgrana.
Más allá de aquella frase que dicta que “segundas partes nunca fueron buenas”, o de la sentencia del maestro Joaquín Sabina: “Al lugar donde has sido feliz no deberías jamás de volver", Messi está por encima de todo y tiene argumentos para terminar su historia con el Barça en lo más alto.
Hace apenas cinco meses que le demostró al mundo en Qatar 2022 que le queda cuerda para mantenerse en la élite, que es capaz de competir y mantener el rol protagónico que caracterizó a su carrera, además de que estaría mejor arropado en su vuelta al Barcelona.
Dirigido por Xavi Hernández, que lo conoce a la perfección y con quien sostiene una amistad, por lo que con certeza sabría colocarlo en la mejor posición y sacarle el mejor de los provechos con todo y que está próximo a cumplir 36 años.
Messi se encontraría con una plantilla infinitamente superior a la que existía cuando se tuvo que marchar por la puerta de atrás. El club, de a poco se ha reconstruido, sigue en la búsqueda de retomar su filosofía y de regresar al protagonismo.
Con Leo tendría muchos más argumentos para competir y a diferencia del pasado, el peso del equipo no recaería exclusivamente en él. Se encontraría con más y mejores socios.
Ha roto tantos récords y echado abajo múltiples augurios sobre un supuesto declive, que eso de que las segundas partes nunca fueron buenas en lo absoluto representa una presión para Messi.
El verdadero reto lo tiene ahora el Barça para que haga efectivo su regreso. Del resto se encarga Leo y no hay nada de qué preocuparse.