Repasamos los cinco mejores y peores fichajes del Real Madrid en el mercado invernal.
Top 5 de los mejores:
Sin duda, el mejor refuerzo de todos. El brasileño llegó en el mercado invernal de 2006 y rápidamente se hizo con un puesto en el primer equipo. De ser una apuesta a largo plazo, convenció a todos para ser el gran sucesor de Roberto Carlos. Y no era fácil. Acabó siendo el jugador con más títulos de la historia del Real Madrid y lo seguirá siendo bastantes años más. Su sacrificio, tenacidad, calidad y trabajo le hacen superar a su compatriota Roberto Carlos como el mejor lateral izquierdo de la historia blanca. Y no es para menos después de 16 años seguidos.
Higuaín
El delantero llegó junto con Marcelo en el mercado invernal de 2006. Llegado desde River Plate, el argentino se empeñó en quedarse en el primer equipo del Madrid para demostrar, a base de trabajo y goles, que, no siendo una superestrella mundial, podía ser capaz de asegurar muchos goles. Su escaparate internacional propició que los blancos le utilizaran para hacer caja en su último tramo en el club, pero fue uno de los mejores delanteros de los últimos 15 años sin lugar a dudas.
Adebayor
Llegó sin hacer ruido por las continuas lesiones en el plantel de la temporada 2010/11. Su gran carisma fuera del campo le propiciaron muy buenas críticas que acompañó con un buen rendimiento. Sin alardes, se convirtió en el hombre que aquella campaña necesitaba el equipo: adaptación rápida, trabajo y una sonrisa pública para que todos estuvieran contentos. Y, obviamente, ni una mala cara para empezar los partidos desde el banquillo. Al terminar su cesión volvió a Inglaterra.
Gago
El centrocampista, a pesar de no cuajar una buena era en el Madrid por culpa de las lesiones, siempre fue un jugador interesante. Su forma de ver el juego encandiló a los blancos desde el principio. Ya en Boca Juniors estaba llamado a ser un centrocampista de época. Llegó muy joven al Madrid, en 2006 y a cambio de 18 millones de euros, y no acusó la presión, pero las lesiones se cebaron con él sin darle opción a tener cierta regularidad. A pesar de ser indiscutible de primeras, en cuanto llegó Xabi Alonso fue relegado al banquillo, pero dejó un buen sabor de boca.
Lassana Diarra
Aterrizó en enero de 2008 y fue un jugador que gustó mucho en el Santiago Bernabéu. Su posición de pivot por delante de la defensa reforzó a un equipo que necesitaba su experiencia en la Premier League que, además, le valió para el aplauso general de la afición. Sin embargo, Khedira llegó pronto y le relegó a un segundo plano provocando una salida por la puerta de atrás que pocos esperaban cuando convenció al club de que podía ser un jugador del nivel del Real Madrid.
Top 5 de los peores
Faubert
Llegó del West Ham en enero de 2008. Y ya. Eso es todo lo bueno que podemos decir. Sin tener culpa de nada el jugador, quien fichara a semejante extremo para los blancos debía de haber presentado su dimisión al verle entrenar. Nunca estuvo al nivel, siquiera, de lo peor que tenía el Madrid en aquel equipo. Nunca. De hecho, voces autorizadas de aquel vestuario admiten a ESPN que “bastante tenía con devolvernos la pelota”, apiadándose de un déficit de calidad galopante a todos los niveles.
Cicinho
El Real Madrid pagó 8 millones de euros por un lateral que presagiaba un rendimiento increíble. El brasileño aterrizó en diciembre de 2005 con un presente muy apetecible y con un futuro extraordinario. Sin embargo, se difuminó nada más llegar y acabó siendo una auténtica decepción. El propio jugador confirmaría años después en varias entrevistas que la presión (y otras cosas) pudo con él cuando se vestía con la camiseta del Real Madrid.
Gravesen
Fue otro de los fichajes que nadie entendió. Llegado desde el Celtic de Glasgow en 2005, los habituales portavoces en la prensa del Madrid alardeaban de que era el jugador que otorgaría equilibrio al equipo desde el centro del campo y que sería la pieza que ajustara un sistema táctico hecho por y para él. La realidad es que nadie le había visto jugar y no fue más que un futbolista sin pena ni gloria, y cuyo mayor highlight fue la invención de la Gravesinha, que consistió en hincar la rodilla en el césped en medio de una carrera inútil para no llegar ni a disputar el balón. Zidane, Beckham y compañía no entendían nada de aquel fichaje y, mucho menos, de su comportamiento en el campo.
Cassano
El Madrid fichó al italiano en 2006 por casi cinco millones y medio de euros. En apenas año y medio, disputó 29 partidos en total y marcó 4 goles. De su estancia en el club blanco destacó su amor por los croissants y su exceso de peso, algo que le valió ser objeto de varias bromas por parte de sus compañeros. En el aspecto deportivo, nunca fue importante y su paso fue efímero para volver a Italia en cuanto el Madrid pudo.
Lucas Silva
En 2015, el Real Madrid firmó a este centrocampista brasileño procedente de Cruzeiro. Los 13 millones de euros supusieron una losa desde el principio y la presión terminó por ahogar a un jugador de cuya técnica exquisita hablaba todo el mundo. No pudo ser y, tras varias cesiones, acabó abandonando el club para buscar mejor suerte. Fue uno de los últimos ejemplos de que no todos los jugadores pueden aguantar la responsabilidad de jugar en el Real Madrid.