El Barcelona que encantó al mundo por su estilo de juego, al que le importaban tanto las formas como los títulos, hoy está convertido en un equipo vulgar, del montón.
El Barcelona es un fantasma. No tiene alma. Desde hace varios ayeres está convertido en un equipo mediocre, predecible, vulgar e inoperante.
La elección de Xavi Hernández como rescatista de un barco que se hundía dramáticamente bajo la desastrosa dirección de Ronald Koeman, lucía como un gran acierto. Era el mejor y único candidato. El ideal.
Sin embargo, más de dos años después la realidad indica que el Barça no está ni cerca de recuperar el ‘ADN’ que históricamente lo hizo distinto al resto de los equipos, el mismo que refrenda por qué es “más que un club”.
Juega a empujones (el 1-1 ante Las Palmas es la mejor muestra), sin estilo, sin respeto a una filosofía, carece de líderes, de ideas y de muchísimo talento, más allá de la incuestionable calidad de algunos de sus jugadores.
Este Barcelona es el fiel reflejo de una interminable lista de malas decisiones a nivel directivo y deportivo que se arrastran desde Josep María Bartomeu, pasando por Ernesto Valverde, Ronald Koeman y hasta llegar a Joan Laporta y al propio Xavi.
¿Las más recientes?
Fichajes de futbolistas arriba de los 30 años con la mejor etapa de sus carreras en el pasado (Robert Lewandowski y Gündogan); otros tantos sin el nivel para vestir una camiseta como la azulgrana (Ferran Torres), por los que se pagó una millonada. Y ya ni qué decir de la aferración de renovar y mantener en el plantel a gente como Sergi Roberto, quien nunca dio ni dará el estirón para convertirse en un futbolista “top” en alguna de las múltiples posiciones en las que lo han colocado.
Xavi está en deuda. Desde luego que no es momento para pensar en cortar su proceso, pero ya es tiempo que se haga cargo de sus responsabilidades y deje del lado los pretextos inverosímiles que no van acorde con su calidad de leyenda.
Sabe muchísimo de futbol, tiene la espalda ancha para soportar la presión y las críticas, pero queda claro que algo está fallando en el proceso, pues su idea y el “estilo Barça” aparece a cuentagotas o de plano ni se asoman durante largas jornadas.
El Barcelona es un equipo inestable en todos los sentidos que sigue sin solucionar sus graves problemas defensivos por más experimentos que ha hecho, entre ellos la errónea selección de refuerzos.
Ronald Araújo tiene que ser el defensa central líder y en quien se finquen las fortalezas del club, pero necesita estar bien acompañado, arropado, y desde luego, sin que lo tengan brincando de una posición a otra.
Era obvio que la salida de Leo Messi iba a pesar durante varios años y el tiempo se ha encargado de reafirmarlo; sin embargo, no ha existido el tino de armar un plantel alrededor de algún referente, por la sencilla razón de que no han fichado a un jugador que sea una apuesta a futuro para brillar 10 o 12 años en el club.
Desde luego que están Gavi y Pedri —ambos lesionados en este momento—, pero no hubo reacción ni un golpe de timón ante la tragedia que representó perder al mejor futbolista en la historia del club. Y no se trataba de buscar a su reemplazo porque no lo iban a encontrar, pero sí debió existir un movimiento estratégico.
De forma fallida se pensó que Robert Lewandowski, contratado a los 33 años, iba a compensar en algo la ausencia de Leo porque el polaco se cargaría al equipo al hombro. ¡Vaya disparate! Se trata de un gran goleador que en el Bayern Munich tenía una máquina a su alrededor que le generaba un sinfín de oportunidades.
Tuvo una primera temporada decente, nada muy distinto a lo que venía haciendo Aubameyang al que echaron por la puerta de atrás, y en esta mitad de la presente campaña se está viendo al Lewandowski actual, un gran delantero que vive el ocaso de su carrera.
Hoy da tristeza ver al Barça, resulta imposible no evocar a aquellos equipos que maravillaron en épocas recientes con Pep Guardiola o Luis Enrique. Se entiende que la generación dorada prácticamente se jubiló, pero es verdad que no se esperaba algo tan doloroso.
Hoy en el Barça se toma como “mala suerte” que en un sorteo de Champions League de Octavos de Final el rival sea el Napoli, cuando hasta hace poco los que temían eran los rivales.
Hoy se sufre ante rivales de nóminas tan modestas como el Almería o Las Palmas, a los que se les ganó de milagro.
Este Barça es un fantasma y Xavi no lo volverá a la realidad a base de pretextos o del ya inválido argumento de que “está en construcción”. Sí, es el actual campeón de Liga y el mérito nadie se lo quita, mas no hay que olvidar que en este club las formas son tan importantes como los trofeos.