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Messi, con otro récord entre ceja y ceja en el Trofeo Joan Gamper

BARCELONA -- Leo Messi es el máximo goleador de la historia del Barcelona. Y también de la Liga española. A Messi no hay record que se le resista. ¿O sí? Uno de los pocos que aún no posee, sin ser trascendental, es curioso porque este miércoles podría caer: máximo anotador de la historia del trofeo Joan Gamper.

Este miércoles, el Camp Nou acogerá la 51ª edición del torneo que glosa al fundador del Barça con un duelo entre el equipo azulgrana y la Sampdoria, como homenaje a los 25 años que se cumplen esta temporada a la primera Copa de Europa del club lograda en Wembley en 1992 frente al conjunto italiano. Y será Messi, una vez más, el centro de la atención.

Por partes. Para el líder espiritual, y futbolístico, del Barcelona el Joan Gamper es una cita de sabor especial.

De entrada porque anotando dos goles este miércoles se catapultaría al trono relizador de la historia del torneo con siete dianas en total e igualando a Stoichkov, Begiristain y Asensi. De salida, por una cuestión mucho más sentimental.

“A los 25 minutos de partido me acerqué a Rijkaard y le pedí la cesión de Messi para la Juventus. Sabía que tenía problemas burocráticos que le podían impedir empezar la temporada en el Barcelona y se me ocurrió llevarlo a Turín”. Son palabras de Fabio Capello, recordando en una entrevista a Mundo Deportivo la noche del 24 de agosto de 2005, la jornada en que un joven Leo explotó en toda su plenitud.

“Frank me sonrió y me contestó que en cuatro meses todo estaría solucionado… Pero aquella noche descubrí a un tipo de futbolista que nunca había visto. Nunca había visto a un jugador de tal calidad a esa edad (18 años) y con una personalidad tan fuerte en un equipo como el Barcelona” rememoró Capello, en aquel momento entrenador de la Juve que acudió invitada al Gamper.

ESPANYOL: LA CESIÓN QUE NO FUE

Aquel 24 de agosto el futuro de Messi quedó atado al Barcelona de forma ineludible. Su exhibición ante la Juventus de Capello concluyó las dudas que a su alrededor se mantenían porque siendo un jugador llamado al estrellato no se consideraba segura aún su permanencia en el primer equipo… Y una de las salidas que se contempló fue su cesión al Espanyol.

Josep Colomer, por entonces director del fútbol base del Barcelona, llamó por deseo del padre de Leo a Josep Manuel Casanova, que lo era del Espanyol ofreciéndole la posibilidad de contar con Messi como cedido la siguiente temporada.

“Por aquel entonces, Leo no era tan conocido. Yo sí le conocía bien, porque lo había sufrido desde que era infantil... Sin desconectar el móvil me presenté en una reunión que mantenían el presidente Sánchez Llibre y el entrenador Miguel Ángel Lotina” descubrió años después Casanova.

Aquello ocurrió a finales de julio de 2005. El Espanyol ni se lo pensó, aceptando de inmediato una propuesta que había nacido de forma indirecta de José Pekerman, seleccionador argentino en la época y que hizo saber a Messi que contaba con él para el Mundial de 2006… Siempre que jugase de forma habitual durante la temporada. Leo no quería separarse de su familia y aprovechando su amistad con Zabaleta, jugador entonces del Espanyol, evaluó con su padre la opción de ir cedido al club blanquiazul.

“Yo hablé con su padre, explicándole que le recibiríamos con los brazos abiertos aun conociendo las circunstancias, y él, Jorge Messi, lo hizo con Txiki Begiristain” explicó Casanova, admitiendo que en los despachos del Espanyol se confió ciertamente en conseguir la cesión del jugador…

“Pero entonces llegó el Gamper ante la Juve de Zambrotta, Cannavaro y compañía. Rijkaard alineó a Messi de titular y cuando vi lo que hizo me di cuenta que el sueño se había acabado” resumió el antiguo dirigente del Espanyol.

“Apenas empezar ya me dejó alucinado. Que un futbolista de su edad jugara de aquella manera, ante 90.000 espectadores, sin dejarse intimidar por Balzaretti, el lateral que le marcaba y con esa personalidad, calidad, dribling, fantasía… Agarraba el balón y se iba directo a portería con un descaro inusual” explicó Capello.

El italiano fue testigo presencial de la explosión de Leo Messi una noche de agosto en un Gamper que, de forma involuntaria e inesperada, pasó a la posteridad. Quizá por eso, a pesar de los años transcurridos, para la Pulga este no sea un simple partido amistoso de pretemporada. Es su fiesta personal.