MADRID -- Morata se quitó la presión del gol, James calló críticas y Mariano se estrenó en el Bernabéu para calmar la preocupación por la sequía goleadora de los atacantes que no pertenecen a la ‘BBC’, de cara al debut liguero del próximo domingo, en la victoria del Real Madrid 5-3 ante el Stade de Reims en el Trofeo Bernabéu.
El encuentro amistoso de este martes en Madrid incluyó un discreto homenaje express a la conquista de la primera Copa de Europa hace 60 años y la ofrenda de la ‘Orejona’ y la Supercopa de Europa a la afición.
Discreta fue también la asistencia del público al amistoso ante un equipo de la Segunda División francesa cuyo único atractivo era haber sido el rival en aquella primera final europea merengue en la que Raymond Kopa, mítico merengue, militaba en el cuadro francés. Fue la octagenaria leyenda, acompañado por Paco Gento, el encargado de realizar el saque de honor, antes de que el Real Madrid se metiera en problemas nada más empezar el encuentro.
Apenas transcurridos siete minutos llegó el mal de siempre. La lentitud y desconexión en la transición, el verse sorprendidos en un contraataque. Sin Casemiro, en la banca, y con los mediocampistas de ataque de mayor rango en la cancha – incluido el siempre discutido James– no hubo quien frenara un contragolpe que, por lo demás, ni siquiera calificaría como fulminante, pues el rival emprendió la carrera casi con respeto al Campeón de Europa.
Sergio Ramos se había quedado solo defendiendo y no llegó para bloquear el disparo de Pablo Chavarría, que con un tiro de frente al marco puso en ventaja a la visita. Sorprendió a locales, que habían arrancado en cámara lenta.
Al Madrid le había costado poco llegar a la puerta de Carrasso, con Asensio, Morata y Bale como hombres más adelantados. En ningún momento mostraron la esperada aplastante superioridad y aún así, daba la impresión de tratarse poco más de una práctica a puerta abierta para los hombres que, a falta de Cristiano y Benzema, lesionados, serán previsiblemente los encargados de llevar el peso del ataque en Anoeta.
Pero verse abajo en el marcador los obligó a tomárselo un poco más en serio y apretaron hasta encontrar el empate pocos minutos después con un furioso cabezazo de Nacho en un cobro.
Madrid volvió a la pasividad propia de un amistoso ante un rival menor, pero con mayor cautela atrás y más ahínco en la búsqueda del gol que rompiera el empate. Lo encontró al minuto 38, en un cobro de esquina más con un testarazo de Ramos el que subió al marcador. De nuevo, un defensa sacaba al equipo del atolladero.
Morata, que había empezado a preocupar por su falta de gol, se perdía por momentos, demasiado estático dentro del área esperando el pase que medio equipo intentaba ponerle una y otra vez, hasta Bale que, aún teniendo un buen ángulo, optaba por buscar el servicio al 21’.
Hasta que lo encontró Marcelo con uno de sus centros al área pintados. Álvaro saltó aprovechando que la marca cuidaba a Bale, cerró la primera mitad con un cabezazo limpio.
Como en todos los amistosos hasta el momento, Zidane dio juego progresivamente a los canteranos y suplentes dando por resuelto el trámite. Solo así vieron acción Kovacic e Isco, más candidato a abrir espacio en el plantel que el colombiano.
Pero para los rivales, que se sabían en un escaparate único, el asunto estaba lejos de quedar resuelto. Aprovechando un descuido de Nacho, Oudin puso el 3-2 con un disparo desde el área chica.
Con medio equipo titular fuera, James fue quien sacó la casta por el Madrid para aumentar la cuenta local a cuatro.
Prácticamente en su última acción antes de salir de cambio, James marcó en un contrarremate después de que Carrasso le tapara el primer intento. Ya con el el equipo completamente reformado, el partido se vio aún más nivelado, facilitando la situación para el rival, que marcó el tercero por conducto de Kyel.
Los jóvenes del Madrid apuraron para no perder más terreno y pusieron su suerte en los pies de Mariano Díaz, que marcó un golazo que desató la locura en el Bernabéu e inmediatamente después una rechifla, tras ser anulado. Pero el dominicano repitió la dosis un minuto después, aprovechando un pase de lujo de Mateo Kovacic para poner el 5-3 definitivo.