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Cristiano y LeBron: Entre dioses y reyes

Cristiano Ronaldo y LeBron James, conquistaron los títulos de la Euro y la NBA de manera reciente. Getty Images

CIUDAD DE MÉXICO -- En la sociedad actual no hay más héroes que los deportistas. Ellos tienen cabida en todo el mundo, unen continentes, razas… Unen seres humanos. Las emociones nos igualan a todos.

Para disfrutar del deporte en toda su plenitud hay que querer a un equipo y hay que odiar un poco a otro, y lo mismo pasa con los atletas: los amas y admiras o los rechazas y cuestionas. En el deporte cabe todo: las mayores miserias y las mayores grandezas.

Dos titanes de nuestro tiempo que ejemplifican de forma perfecta lo antes mencionado son Cristiano Ronaldo y LeBron James. Ambos dominantes en sus disciplinas, situación que los ha llevado a tener fama, poder social y dinero, mucho dinero.

Sin embargo, el camino no fue fácil, todo lo contrario. ’CR7’ y ‘The King’ tienen historias paralelas con la adversidad como común denominador. El presente que hoy gozan lo construyeron a fuerza de curtirse la piel en cada paso que dieron, con una persistencia inclaudicable.

RONALDO: EL FUTBOLISTA QUE JUEGA A SER DIOS

Nació en Quinta do Falcao, uno de los barrios más pobres de Funcha, capital de la isla portuguesa de Madeira.

Fue bautizado como Ronaldo porque su padre, José Diniz Aveiro, jardinero de profesión, admiraba al actor y expresidente de Estados Unidos, Ronald Reagan.

Su progenitor era alcohólico y pocas veces estaba en casa, por lo que Cristiano creció sin la imagen de una figura paterna. De su padre solo heredó el nombre.

Fue Dolores, la madre que se ganaba la vida como cocinera en un restaurante, la que procuró al niño y lo ayudó a construir su camino, más allá de que Cristiano Ronaldo es un hombre hecho a sí mismo.

En la escuela lo apodaban ‘El llorón’ por los berrinches que solía hacer cuando no le pasaban el balón o erraba un gol, y también era conocido como la ‘Abejita’, porque no paraba de correr por todo el campo.

A los 15 años cuando estaba en el Sporting de Lisboa le detectaron un problema de corazón que pudo poner fin a su sueño. El club le pidió permiso a su mamá para operarlo, ésta accedió, y todo salió bien. En cuanto estuvo consciente, el chico ya quería volver a las canchas.

Tras superar el obstáculo de la salud, Cristiano estaba listo para todo. Empezó a llamar la atención por su talento, la potencia que tenía y un idilio con el gol que se remontaba casi a su nacimiento.

En aquel tiempo un visor del Liverpool fue a observarlo, pero decidió volver a Inglaterra sin ficharlo, ya que lo vio muy joven. Meses después, persuadido por lo que se hablaba del joven Ronaldo, Alex Ferguson lo buscó y a él no se le escapó.

En la cantera del Sporting le pagaban 5 euros por partido, en ocasiones alcanzaba los 50 mensuales, pero cuando llegó a Primera División le subieron el sueldo a 2000. Tan pronto lo fichó Ferguson para el Manchester United, de un día para otro cobró 150 mil euros.

Fue el gran salto para su carrera, pues el Manchester le abrió las puertas a las grandes ligas: lo conoció Europa, lo conoció el mundo. Ganó ligas, Champions, infinidad de reconocimientos individuales hasta que, tras años de intentos fallidos, el Real Madrid logró contratarlo.

Relatar sus grandes momentos como merengue resulta un ejercicio ocioso, pues son tan conocidos como descomunales; basta con mencionar que junto con Lionel Messi es considerado el mejor futbolista del mundo, y ahora el atleta mejor pagado: de acuerdo con la lista más reciente de Forbes, Cristiano gana 88 millones de dólares anuales entre salario y patrocinadores.

Es una marca, una imagen mundial, ídolo, referente, empresario y sobre todo un futbolista total. Un futbolista que juega a ser dios, que compite consigo mismo, se reta, y en ello radica su éxito, pues no se permite relajarse.

“A un tipo al que el futbol le ha puesto en las manos todas las tentaciones imaginables y las rechaza por sentirse jugador, solo puede aplaudírsele. Incluso antes de empezar el partido.

“Cristiano Ronaldo representa un futbol modelo siglo XXI. El superhéroe con condiciones futbolísticas que parecen creadas en un laboratorio. Desde su aspecto androide, pasando por una gesticulación más mecánica que artística, hasta llegar a esa zancada, ese salto y ese tiro de potencia sobrenatural. Todo en Ronaldo nos remite al futuro”, relata Jorge Valdano en su libro ‘Futbol: el juego infinito’.

Por si hiciera falta reafirmar o dimensionar la influencia deportiva y social de Cristiano, el propio Valdano cuenta una anécdota que lo dice todo…

“Voy caminando por mi ciudad de origen, en Argentina, y un chico de unos 12 años que habrá oído hablar un poco de mí, se me acerca en bicicleta y me pregunta si soy futbolista. Le contesto que lo fui y para resaltar mi figura, saco la carta que creo definitiva: ‘Jugué con Maradona’.

“Pero el pibe no parece impresionado por el pasado y me da una muestra implacable de la globalización: ‘¿Y lo conocés, a Cristiano Ronaldo?’. La fuerza del presente, la desaparición psicológica de las fronteras, la universalidad de los ídolos. Todo nos remite a la figura descomunal de Ronaldo”.

Más allá de su figura portentosa, y en ocasiones hasta soberbia y arrogante, está la del ser humano, la del hombre altruista, la del tipo que no lleva tatuajes porque dos veces al año dona sangre.

Y ese espíritu de Cristiano empieza en casa, con sus afectos: ayudó a su hermano Hugo a rehabilitarse de la drogadicción y alcoholismo, y gracias a ello hoy dirige una fábrica de pinturas con 15 empleados.

A su madre le compró una mansión en la isla, y a su hermana Katia la ayudó a conseguir su sueño de ser cantante de música pop, al grado de contratar al productor de Lady Gaga para que trabajara con ella. Katia utiliza el nombre artístico de ‘Ronalda’. Otra de sus hermanas, la mayor, Elma, también vive gracias a una tienda llamada ‘CR7’ que está ubicada en un barrio de Funchal.

Cuando ocurrió el tsunami del 2004 en el Océano Índico, vio a un chico con su camiseta y viajó hasta las zonas afectadas, se reunió con el presidente del país para recaudar fondos y donó de su bolsillo 120 mil euros.

En 2011, luego de los bombardeos de Israel a la Franja de Gaza subastó su ‘Bota de Oro’ para ayudar a construir escuelas para los niños palestinos. Prometió a los niños huérfanos que haría saber al mundo lo que había ocurrido y en 2013 se negó a intercambiar su camiseta tras un partido amistoso con Israel.

Hace varios años, Carlos Martins, entonces futbolista del Granada, solicitó públicamente ayuda para su hijo enfermo de leucemia. Hubo indiferencia de La Liga y de los futbolistas de los distintos equipos, pero no de Cristiano, quien se hizo donante de médula y desde entonces decidió invitar a niños enfermos a la entrega del Balón de Oro.

Son innumerables las acciones que lleva a cabo el jugador del Real Madrid fuera de las canchas y que hablan más que su posible egoísmo en los partidos o la escasa felicidad cuando no es él quien anota los goles de su equipo.

Por otro lado, ha recibido buena asesoría e invierte bien su dinero: tiene un imperio hotelero llamado ‘Pestana CR7’, con sedes en Madeira, Lisboa y próximamente Madrid y Nueva York.

Es la imagen de Nike, que invierte más de 20 millones de euros anuales para cuidar a su estrella.

Es un ‘boom’ incomparable en el mercado asiático, donde sus ganancias superan los 10 millones de euros al año. Kuala Lumpur, la capital de Malasia, está llena de sus fotografías comiendo alitas de pollo de Kentucky Fried Chicken.

La marca de coches Toyota y el shampoo Herbalife también han contado con él como imagen en el mercado asiático. Samsung rodó un anuncio en el que aparecían las grandes estrellas del futbol, entre ellos, Cristiano; además, ha sido embajador de Emirates, que lo eligió “por su ambición y sus ganas de mejorar”.

Aparte de ser el emblema y capitán de la selección de Portugal, es la imagen del banco más importante de su país: el Banco Espirito Santo.

Por si fuera poco le saca partido a su físico: desde 2010 es imagen de la línea de ropa interior de Armani, y le tomó tanto el gusto a este tipo de prendas, al grado de que creó su propia marca de ‘underwear’ masculino, y por supuesto, la imagen es él mismo.

Habla portugués, inglés y español, bebe poco alcohol, odia el cigarro y disfruta de la tranquilidad que encuentra en su casa bajo la luz de las velas. Todo lo relatado y más es Cristiano Ronaldo.

JAMES: EL NIÑO TÍMIDO QUE SE CONVIRTIÓ EN REY

El destino de LeBron James estaba en el deporte. Se dice que pudo ser un gran receptor en el futbol americano, pues de niño practicaba distintas disciplinas por diversión y para escapar de una infancia con muchas carencias.

Nació en 1984 en los barrios marginales de Akron, una ciudad de más de 200 mil habitantes en Cleveland. Sus padres eran muy jóvenes cuando lo concibieron y creció sin una figura paterna que lo abandonó porque se trataba de un alcohólico.

Con 16 años, Gloria James, su madre, lo criaba sola hasta que buscó ayuda y estar acompañada. Primero fue Eddie Jackson, un joven que tenía buena relación con el pequeño LeBron, hasta que fue encarcelado por tráfico de cocaína.

Posteriormente apareció Frankie Walker, considerado su mentor y el hombre que más influencia tuvo en James, pues lo motivó para no faltar al colegio, lo guio en el basquetbol, además de que vivió mucho tiempo en su casa y ayudaba económicamente a Gloria James con la renta del departamento que alquilaba con LeBron.

Los hijos de Walker fueron los primeros amigos que tuvo el ahora basquetbolista, pues ellos lo ayudaron a perder la timidez con la que creció. Por ello, tiempo después pudo destacar en el baloncesto, en Cleveland, y pasó de ser un niño desconocido a un referente la ciudad.

En 2003 fue elegido en el primer puesto del draft de la NBA por Cleveland Cavaliers, equipo de Ohio, su estado natal, y en los primeros años como profesional cumplió con las expectativas, pues comandó a su escuadra para llegar a las primeras finales en su historia en 2007, ante los Spurs de San Antonio.

Sin embargo, LeBron y los suyos fueron barridos. Pese a ello, la leyenda de ‘The King’ tomaba forma, pues pasaron tres temporadas y su nivel cada vez era más alto, al grado de ser elegido el MVP de la Liga en 2009 y 2010.

James ya era el mejor jugador de la NBA, pero dicha condición no la reflejaba con títulos, y entendió que si quería estar entre los grandes de la historia en este deporte, debía conseguir anillos de campeón, por lo que tomó una de las decisiones más difíciles y controvertidas de su vida.

En la temporada 2010-2011 llegó como agente libre a Miami Heat, una franquicia importante donde formaría un tridente de miedo con Dwyane Wade y Chris Bosh, pero tan pronto anunció su salida de Cleveland, generó molestia, desilusión e incluso repudio.

La gente lo insultaba y muchos aficionados quemaron sus camisetas, pero el tiempo le daría la razón: En Miami consiguió lo que tanto anheló, levantar el trofeo de campeón en 2012 y 2013, además de ser finalistas en 2011 y 2014.

Los Cavaliers sufrieron de sobremanera la ausencia de LeBron durante cuatro años, pues ni siquiera lograron clasificar a los Playoffs, pero para la temporada 2014/2015, ‘El Rey’ sacudió a toda la NBA al anunciar su regreso a Cleveland. Tenía una deuda pendiente: darle a los Cavs el primer campeonato de su historia.

El dueño del equipo, Dan Gilbert, le garantizó una gran inversión y lo rodeó de figuras como Kyrie Irving y Kevin Love. En el primer año llegaron a las finales, pero sufrieron las lesiones de Irving y Love. LeBron lo intentó, pero no fue suficiente y cayeron ante los Golden State Warriors.

Un año más tarde volvieron por la revancha, pero lo Warriors arrasaban en la fase regular, con la mejor marca en la historia de la liga (73-9) y con un Stephen Curry incontenible que se adjudicó el MVP. Los Cavs llegaron a la final pero no eran los favoritos y la meta se complicó más cuando se pusieron 1-3 en la serie, resultado al que ningún equipo había podido darle vuelta en la historia de las finales.

Entonces apareció la figura legendaria de LeBron James en todo su esplendor. Por primera vez en la historia, un jugador lideró en puntos, rebotes, asistencias, robos y tapas por partido, en una misma serie. Fue determinante, tanto en ataque como en defensa, y redondeó su gran momento en un séptimo juego memorable, donde logró un triple doble (27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias), fue el más valioso de la Final y por fin saldó su gran deuda otorgando a los Cavaliers el primer título de su historia.

Para entender la trascendencia de LeBron James basta con decir que cuando lo comparan con Michael Jordan acepta tener influencia del legendario basquetbolista de los Chicago Bulls, pero no para imitarlo… Su deseo es superarlo.

Lebron James gana 77.2 millones de dólares anuales entre salario y patrocinios. Nike firmó con ‘The King’ el primer contrato de por vida en los 44 años de historia de la compañía a finales de 2015, el cual potencialmente pagará más de mil millones de dólares dependiendo de las ventas futuras de los zapatos exclusivos de James.

Es un ‘monstruo’ de las duelas, pero también una imagen, referente y sobre todo un tipo generoso.

Tiene acuerdos con Coca-Cola, Upper Deck, Kia Motor y Beats, además de que es inversionista original en Blaze Pizza y posee 11 franquicias en Miami y Chicago.

Está en Hollywood con su compañía de producción SpringHill Entertainment, cuyo gran proyecto es un documental de varias partes sobre Muhammad Ali; además, tiene una compañía de medios multi-plataforma Ininterrumpida.

Hizo su debut en la pantalla grande en el verano de 2015 en la cinta Trainwreck, y también fue elegido para protagonizar la secuela de ‘Space Jam’, película de 1996 en la que apareció Michael Jordan.

Además, es uno de los atletas más activos con respecto a la filantropía. Su fundación donó 2.5 millones de dólares al Museo Nacional de Historia Afroamericana, y apoya a más de mil 100 niños de su natal Akron, con garantías de cuatro años de becas universitarias, un programa que le costó a su organización 40 millones de dólares.

LeBron James y Cristiano Ronaldo confirman que en la sociedad actual no hay mayores héroes que los deportistas. Estos atletas ejemplares y descomunales le hacen creer al mundo que el esfuerzo es un valor. Y lo es.