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Dembélé en la fiesta de Messi

Dembélé sirvió la asistencia con la que Luis Suárez hizo el quinto gol para el Barça. EFE

BARCELONA -- El fichaje más caro de la historia del FC Barcelona comenzó el derbi, su presentación, en el banquillo. Dembélé, el chico de los 105 millones de euros, acudió al césped cuando el partido estaba ya sentenciado y aún tuvo tiempo de asistir a Luis Suárez en el 5-0 además de mostrar su rapidez.

Brilló en pocos minutos… Pero asistió, antes, a la enésima exhibición de Leo Messi, líder indiscutible e incansable de este Barcelona que suma fechas, meses, temporadas con renovaciones y fichajes para seguir, siempre, agarrado a la magia del crack argentino.

A Dembélé pudo pasarle como a Evaristo de Macedo el día que se presentó por primera vez en el campo del Barcelona. “No sé para qué me han traído. Puede que me hayan fichado para barrer el vestuario” expresó, entre asombrado y simpático, aquel delantero brasileño el uno de mayo de 1957, minutos después de que el Barcelona golease por 8-1 al Atlético de Madrid en un partido de Copa y Eulogio Martinez marcase siete de aquellos goles.

“No me pesa mi precio” sostuvo el joven delantero francés el día de su presentación, en una rueda de prensa en la que mostró que su juventud no le provocaba nervios. Puede que, sentado en la última fila del banquillo del Camp Nou descubriera certeramente el lugar en el que ha aterrizado.

Aquel Barcelona al que llegó hace 60 años Evaristo, autor años después de un gol legendario contra el Real Madrid, no tiene nada que ver con este actual. ¿O sí? Allí mandaba un tal Kubala como hoy lo hace Messi y no mucho después se marchó un crack llamado Luis Suárez como ahora lo hizo otro llamado Neymar.

Aquel Kubala y este Messi mantienen un peso providencial en el equipo azulgrana y a este Barça de 2017 se ha sumado Dembélé soportando una presión de la que dio por hecho no estar preocupado. Recibido con todos los honores por la afición, al son de La Marsellesa, el joven francés mostró sin perder tiempo sus credenciales.

Vertical, atrevido y rápido, muy rápido, Dembélé disfruto de casi 25 minutos para enseñar de qué es capaz y cerró su presentación con una excelente cabalgada que desembocó en su primera asistencia de gol para que Suárez cerrara el derbi en manita.

Una manita que llevó, por encima de todo, la fima de Leo Messi, quien lideró al equipo en el momento oportuno, llevándole a una victoria que acabó en goleada y a la que se sumaron todos, pero que fue por obra y gracia del ‘10’. Porque hay cosas que en el Barça no cambian.