BARCELONA -- El FC Barça ha variado, absolutamente, el modus operandi en el fichaje de Arturo Vidal. Si por un lado traslada un mensaje de absoluta normalidad e indudable confianza en su estado físico, por el otro ni ha publicado una imagen del chileno con la camiseta azulgrana, ni ofrecerá la típica fotografía junto a la bandera del club en la puerta de las oficinas ni le dará el carácter de oficial hasta que supere, como se espera, la revisión médica a la que será sometido este lunes en Barcelona.
Si Valverde ha dado ya la bienvenida a su “guerrero” desde Estados Unidos y, de paso, ha lanzado un mensaje inequívoco de que espera todavía algún que otro fichaje de impacto, desde el club se ha cambiado todo el protocolo con Vidal a la vez que en el entorno del Camp Nou un tal Riqui Puig, imberbe jovenzuelo de 18 años, se gana el derecho a ser tenido en cuenta a empujones.
Bueno, en realidad, se lo ha ganado, por ahora, a base de fútbol. Daniele Massaro, una leyenda del Milan de funesto recuerdo para el Barça, se apresuró a pedir para su colección particular la camiseta del canterano y le presentó como “el nuevo Iniesta”, reconociendo que el juego de Puig “me encantó”.
“Es un espectáculo ver cómo trata el balón; me maravilla y tengo un poco de envidia de esa escuela”, resaltó, mientras, Genaro Gatusso, entrenador rossonero y que, al margen del habitual choque de discursos que se repite en Barcelona, dejó claro su pensamiento.
Valverde, por ahora, echa el freno al referirse a Riqui Puig y se sospecha que, de momento, no le tiene en cuenta para la disputa de la Supercopa de España. Más ocupado en ensamblar sus piezas indiscutibles de la plantilla, el entrenador reclama “paciencia” y repite que “no hay que tener prisa y la idea es estar tranquilos porque nos emocionamos todos rápido”.
Esa declaración de intenciones, sumada a la espera de más fichajes, añadida a la especulación respecto a la opción de buscar un lateral zurdo con bagaje para ser suplente de Jordi Alba y no dar ocasión a Miranda o Cucurella o la forma en que se sigue confeccionando la plantilla traslada la duda de hasta qué punto el área deportiva del club, encabezada por Pep Segura, está dispuesta a dar ese empuje que se reclama desde muchos ámbitos a la cantera.
Johan Cruyff, en su momento, no tembló a la hora de meter en el equipo a un joven flaco, desgarbado y desconocido Guardiola, de la misma forma que años después hizo Van Gaal con Xavi, Rijkaard con Messi o el propio Guardiola con Busquets.
Y de una u otra manera sucedió con Iniesta, con Valdés, Celades, Puyol, Víctor Vázquez, Oscar, Bojan, Reina, Ferrer, Thiago, Gio, Jordi, Tello, Quique, Jofre, Sergi, Mario, Roger, Crosas o Gabri. No, no todos triunfaron como azulgranas. Algunos ni tan solo llegaron a asentarse en el primer equipo… Pero con todos ellos, y varios más, existió en su día un paso adelante.
Es el paso adelante que no se dio con un Samper que pelea hoy contra un destino que juega en su contra, el que lucha Rafinha, el que esperan Oriol Busquets o Aleñá y personaliza por derecho propio después de solo tres apariciones fugaces en Estados Unidos Riqui Puig.
El Barça ha dejado de ser un simple ‘Más que un Club’ para convertirse en una marca global idealizada por un lado y exigida por otro. No solo debe competir… Necesita vencer, ganar y convencer. Y el camino, tortuoso y difícil, le obliga a elegir.
Entre el carácter ‘guerrero’ de Arturo Vidal, que también es factible, como personalización de una apuesta; y el ‘pelotero’ de los Riqui Puig que reclaman un lugar. No para ser indiscutibles… pero sí, de momento, para demostrar si, al menos, valen para ser los sucesores de Xavi, de Iniesta, de Guardiola, Thiago, Busquets y demás.