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Llegada de Jeison Murillo reabre el debate del abandono de la cantera del Barcelona

BARCELONA -- El Barcelona despedirá el año 2018 con un partido frente al Celta de cuyo resultado no dependerá su cierre anual como líder, asegurado como tiene el primer puesto, y que tendrá en Jeison Murillo a su protagonista inesperado.

El fichaje del defensa colombiano, apuesta personal de Valverde y concesión de la directiva azulgrana, ha provocado contestación alrededor del Camp Nou, donde en las últimas horas se multiplicaron las críticas por la decisión del club, que no impuso el ascenso de ningún futbolista de la cantera.

Indiscutible como se supone la titularidad de Piqué y Lenglet, la baja de Vermaelen hasta la segunda mitad del mes de enero y la duda que despierta la recuperación total de Umtiti provocó que el entrenador azulgrana trasladase al club un discurso alarmista, dando por hecho que la exigencia en esta segunda mitad de curso no permite ninguna clase de experimentos y que la inexperiencia de los jugadores del filial obligaba a acudir al mercado de fichajes.

En los despachos, tal como ocurrió en verano con el caso del lateral izquierdo (cuando se catapultó a Miranda a pesar de las reticencias del técnico), los gestores del Barcelona pretendían que Valverde eligiera entre Chumi, Mingueza o Cuenca, centrales del Barça B, para ocupar esa plaza de urgencia... Pero el entrenador, absolutamente alejado de los parámetros románticos de dar empuje a la cantera, se mantuvo inalterable en su opinión.

De mala gana el club trasladó al área deportiva su visto bueno a fichar a bajo precio y con fecha de caducidad en verano a un central “de rendimiento inmediato”... Pero fue el propio Valverde quien puso sobre la mesa el nombre de Murillo, apostando por él a pesar de su nulo protagonismo este curso en los planes de Marcelino en el Valencia.

Siendo su apuesta, personal, el área deportiva entendió que el colombiano no pasará por la misma situación de irrelevancia que padeció su compatriota Yerry Mina y que será utilizado. Para la directiva es un parche poco agradable de digerir, para el área deportiva de Pep Segura un jugador fiable pero con fecha de caducidad, para Valverde la solución única a sus problemas en defensa... Y para el club la evidencia de un fracaso.

Justo la semana en la que Pep Guardiola hacía debutar en el Manchester City al joven de 17 años Eric García, que abandonó el Barça en verano del pasado año ante la sospecha de lo que se está confirmando, el club azulgrana daba otra señal del abandono al que está condenando a su fútbol base.

A Jorge Cuenca, de 19 años, le fichó el Barça al Alcorcón en el verano de 2017 por 600 mil dólares, imponiéndose a otros clubs en la pelea por el jugador y era considerado un valor de primer orden, tal como Mingueza o Chumi, productos de la cantera desde edad cadete. A la hora de la verdad, sin embargo, el lema de ‘La Masia no se toca’ queda en una frase vacía.

Poniendo el acento en Aleñá y cruzando los dedos con el futuro de Riqui Puig, la pasarela que une el Miniestadi con el Camp Nou está cada día más deteriorada. Y Murillo, sin responsabilidad personal alguna, es el último ejemplo de este abandono.