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Alexander Robinson; de la suspensión por dopaje a pelear por el título con Saprissa

ESPN

GUATEMALA -- Alexander Robinson pasó de la gloria al infierno en el fútbol guatemalteco cuando, tras salir campeón con Antigua GFC, fue suspendido por haber dado positivo en un control antidopaje. Fue una experiencia difícil para el defensa costarricense, sin embargo eso ya lo ha dejado en el pasado y ahora busca levantar el título con Saprissa, uno de los equipo más grandes de Costa Rica

Fue el capitán de aquel equipo antigüeño, que en el Apertura 2015 logró su primer cetro. Hoy también es uno de los hombres de confianza del técnico Walter Centeno en el ‘Monstruo Morado’, en un campeonato tico que es el único que se ha reactivado en América.

Tras haberse alejado de las canchas por casi dos años, el TAS levantó la suspensión, para él y otros tres compañeros, al determinar que existieron anomalías en el manejo de las pruebas de dopaje. Sobre eso y sobre cómo vive el fútbol en tiempos de Covid-19 conversa el defensor costarricense en una entrevista exclusiva con ESPN.

“Fue un duro golpe en todo sentido, en lo futbolístico y a nivel personal. Pero, más allá de eso me quedó con las alegrías que tuve. Me deja alegre haber dejado huella por allá y también que me casé por allá; tengo muy lindos recuerdos”.

En Costa Rica

Luego de superar ese inconveniente Robinson volvió a su país para jugar en Municipal Grecia, debido a que el torneo ya se encontraba en desarrollo. Posteriormente fichó con el Saprissa con quien ganó la Liga CONCACAF 2019. En el actual torneo el equipo de Centeno pelea por levantar el título número 35 de liga, con lo atípico de jugar sin público y con estrictas medidas sanitarias por la pandemia del Coronavirus.

“Ha sido muy extraño, existieron muchos cambios. Se tomaron un montón de medidas. Previo al retorno a los entrenamientos nos las hicieron ver por varios medios, explicándonos con lujo de detalle lo que tenemos que hacer y lo que no”.

El protocolo es específico desde los entrenos hasta los partidos. “Llegamos a la clínica nos hacen una encuesta, si tenemos algún síntoma, la toma de temperatura. Cada uno tiene su hidratante identificado, nadie puede tocar el de otro. Para ir a la hielera hay que tener el distanciamiento de dos metros. Para los partidos se cumple el mismo procedimiento”.

Todo cambió previo a un juego oficial. El costarricense explica cómo se siente estar en los vestuarios. “En el camerino no se vive un ambiente de partido porque no podemos estar con equipo completo en un solo lugar, ya que en cada cubículo tiene que haber un distanciamiento de dos metros. En un camerino caben los once titulares y los suplentes se van a otro. El apoyo no es completo para los que van a iniciar. La charla la recibimos en un área mixta y todos con cubrebocas”.

Jugar a puerta cerrada es diferente para Robinson, sin embargo, no es tan determinante eso en el terreno de juego. “Sin público es muy extraño, muy diferente. A veces hay un sin sabor, pero bueno, el fútbol sigue siendo fútbol y uno tiene que estar concentrado en el partido y querer ganarlo. Al final influye, pero no es determinante a la hora de jugar bien o mal”.

“Son muchos años de celebrar los goles de una manera o alegrarse por un compañero y abrazarlo, ahora saber que no se puede. Siempre tenemos a una persona que nos está diciendo, cuídense con la celebración. Lo escuchamos y sabemos que en la celebración lo más que se puede es darse el codo, entonces por más que uno quiera celebrarlo emotivamente no se puede”, declaró sobre las celebraciones tan diferentes en estos tiempos.

Se quedó a un paso de fichar por Comunicaciones

Robinson estuvo muy cerca de volver al fútbol guatemalteco luego de su paso por el Municipal Grecia, Comunicaciones era el equipo interesado en hacerse de los servicios del defensa.

“Terminó mi contrato con Grecia, apareció Comunicaciones que era dirigido por Ronald González. Estuve cerca, no habíamos firmado nada aún y en eso se me acercó Saprissa. Fue una decisión muy difícil, pero me alegré de saber que dos equipos grandes de Centro América estaban interesados en mí. Al final por decisión de la familia decidimos quedarnos en Costa Rica y nos estábamos acomodando en el fútbol. Por dicha tuve mucha regularidad y quedé campeón en la Liga de Concacaf”.