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Miguel Herrera y la crisis más 'piojosa' de sus 22 años de carrera como técnico

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Miguel Herrera: "Jugar en este horario es inhumano" (1:52)

La declaración del DT de Xolos en referencia a la hora en la que juega los Pumas de locales. (1:52)

El 'Piojo' Herrera vive el peor momento de su carrera como entrenador, con 15 partidos sin ganar al frente de Tijuana y en medio de cuestionamientos sobre sus posibles métodos obsoletos para dirigir.


LOS ÁNGELES -- La piojosa debacle del ‘Piojo’. En su mayor crisis en 22 años de carrera, Miguel Herrera sólo ha ganado tres de sus últimos 22 partidos y suma 15 consecutivos sin victoria, en su segunda etapa dirigiendo a los Xolos de Tijuana.

Lejos están sus momentos dulces. Tan lejanos que corren el riesgo de convertirse más en mitos que en leyendas. A su declive viviente con Xolos, se agrega su triste paso por Tigres, con un plantel al que declaró casi decrépito y más digno de un geriátrico que de una cancha de futbol. Esos mismos jugadores, después de esas críticas, terminaron campeones y se han mantenido vigentes.

Son tiempos en que Miguel Herrera debe replantearse su futuro, y debe hacerlo lejos de Tijuana. No sólo reconsiderar la vigencia de sus sistemas de trabajo, sino, también, aprender nuevas lecciones sobre ese desdoble de personalidad, en el que el Doctor Jekyll de Miguel Herrera sucumbe ante el Doctor Hyde de ‘El Piojo’.

Herrera había conseguido gestiones muy respetables, aunque sin títulos. A Atlante y Rayados los hizo jugar con esa exquisitez que emanaba el ya extinto Lavolpismo, pero en los momentos determinantes, sus rencillas y eternos conflictos con el arbitraje, le pasaron factura, acuchillándolo en liguillas y finales. Incluso, recientemente, estar en esa lista negra del arbitraje, llevó a César Ramos Palazuelos a tomar decisiones que favorecieron la coronación de Rayados sobre América en la Final del Apertura 2019.

Más allá de llevar a cuestas el descenso de Veracruz y una horrorosa gestión con los Tecos, su gran oportunidad llegaría con el América, justo después de su segunda era con el Atlante, y todavía conservaba la capacidad de conformar una idea alegre, ofensiva, agradable, de un futbol que logró que la afición americanista se identificara de nuevo con el equipo.

Y el encumbramiento llegaría el 26 de mayo de 2013, cuando en la Final más emotiva en la historia del futbol mexicano, en desventaja numérica, con un diluvio en el Estadio Azteca, El Nido consigue el empate de último minuto, tras un cabezazo de Moisés Muñoz que es desviado y envía el desenlace al fatídico manchón. En los cobros de penal, América se corona sobre Cruz Azul.

Ese momentum le llevaría al ‘Piojo’ a ser relevista de emergencia en una Selección Mexicana, que había sido enviada al repechaje mundialista para Brasil 2014, tras una pésima gestión del Chepo de la Torre, con brevísimos interinatos de Luis Fernando Tena y Víctor Manuel Vucetich.

Herrera no convoca a jugadores europeos, cita a lo mejor de su América y a lo mejor del León del hoy satanizado Gustavo Matosas, y en el repechaje aplasta a la modesta Nueva Zelanda.

En Brasil, México vence a Camerún y empata sin goles ante el anfitrión, luego de una imponente actuación de Guillermo Ochoa. Enseguida, en una de las mejores exhibiciones del Tri, golea a la misma Croacia que cuatro años después sería subcampeona del mundo.

Ante Países Bajos, Miguel Herrera se queda a dos minutos del Quinto Partido. México ganaba 1-0 con gol de Giovani dos Santos, pero al ’88 empataría Sneijder y al ’94, Huntelar tras el histórico #NoEraPenal a Robben, regresa al Tri a su realidad.

Pero, no había dudas entonces: ‘El Piojo’ debía hacerse cargo del próximo ciclo mundialista, que él mismo abortaría por un incidente rijoso en el aeropuerto de Filadelfia, que le costó su remoción del cargo.

Tras purgar brevemente en el exilio, Miguel Herrera regresó a las bancas. Hizo dos torneos excepcionales con estos mismos Xolos, pero sin conseguir el título, pero ello le valió su regreso al América, irónicamente, otro 26 de mayo, este de 2017, para conseguir otro título en el Apertura 2018.

Sin embargo, dentro de la Concachampions, en diciembre de 2020, se enfrentó con el cuerpo técnico del LAFC, y aunque resultó más maltratado que maltratador, el América le rescindió el contrato, debido no sólo a la eliminación del equipo, sino a lo que se interpretó como otro exabrupto de un tipo incorregible.

Saltó a Tigres, donde fracasó, y hasta su etapa actual con Xolos, donde hilvana esa deshonrosa racha de 15 juegos sin ganar.

Con un plantel de baja calidad, con jugadores que pecan de indolencia y falta de compromiso, reflejo de una holgazanería laboral, Herrera sólo consigue actualmente de sus jugadores, algunos buenos 45 minutos, pero el equipo es penúltimo con ocho empates y cinco derrotas.

Más allá de pretender manejar a un vestidor que está más en manos del promotor Christian Bragarnik que de él mismo, es evidente que uno de sus mayores recursos, el manejo emocional de grupos, se ha vuelto obsoleto.

Desde fuera, el diagnóstico es que Miguel Herrera necesita un año sabático, de actualización en muchas áreas y renovar su cuerpo técnico, con un auxiliar más capacitado que él en cuestiones tácticas, y especialmente en el mejoramiento de la preparación física.

Pero, él, no se siente caduco, sino, por el contrario, asegura que sus sistemas de trabajo siguen tan vigentes como hace 22 años que comenzó este oficio.

Incluso, durante los últimos meses de 2021, en plena de crisis de Gerardo Martino con el Tri, y después del fracaso en Qatar 2022, el nombre de Miguel Herrera cobró fuerza para regresar a la Selección Mexicana, pero la oposición de varios dueños de equipos, lo impidió, en parte provocado por polémicas apariciones mediáticas confrontando a jugadores y entrenadores, que hicieron sentir que el técnico seguía siendo más la versión del detestable ‘Piojo’, que del exitoso Miguel Herrera.

SU ALTERADO ALTER EGO…

Envuelto en conflictos cargados de actitudes violentas, un estigma que arrastra desde su época de jugador, Miguel Herrera ha perdido puestos importantes, en especial la dirección de la Selección Mexicana y el puesto con las Águilas del América.

Aguerrido, beligerante, rudo, despiadado incluso como jugador, este personaje, que hubiera sido abogado o dentista de no haberse consolidado por su vehemencia en las canchas de futbol, ha tratado –en vano--, de redimirse.

Quedó fuera del Mundial de 1994 porque Miguel Mejía Barón entendió que era una bomba de tiempo y un riesgo garantizado de tarjetas, y años después, públicamente, en una de sus reacciones típicas, cuestionó la orientación sexual del hoy dirigente de Pumas.

Porque ese ha sido otro de sus sellos: ni perdona ni olvida. Tuvo un zafarrancho con su maestro Ricardo La Volpe, y Hernán Cristante lo tomó del pescuezo en una ocasión.

Momentos oscuramente claves en su carrera fueron la zacapela con el cuerpo técnico del LAFC en el desenlace de la Concachampions que terminó con la eliminación del América y su posterior despido.

Antes en 2015, tras ganar la Copa Oro, en el aeropuerto de Filadelfia trata de golpear a Cristian Martinolli de TV Azteca, quien se había confrontado con la hija del ‘Piojo’, a través de redes sociales. Horas después era notificado de su despido.

La más reciente escaramuza la vivió con el uruguayo Iván Alonso al visitar Xolos a Cruz Azul. El director deportivo cementero, ya muy cuestionado por sus antecedentes nefastos en el futbol mexicano, y por su sociedad con el promotor Christian Bragarnik, intentó agredir a Miguel Herrera, quien había hecho declaraciones en contra de su escuálida moral a través de Caliente TV.

No llegó la sangre al río en esa ocasión, pero a Miguel Herrera lo persiguen sus antecedentes. Encarna perfectamente el dicho mexicano de “mata un perro y te dirán mataperros”.

Irónicamente, después de recibir ayuda profesional para tratar de controlar esos exabruptos, Miguel Herrera parece haber perdido también el toque mágico en sus equipos, como si extrañara ese personaje estelarizado en memes cuando consiguió el título con el América en 2013, y difundido mundialmente por sus exóticos festejos durante el Mundial de Brasil, incluyendo aquel pasaje rodando con Guillermo Ochoa como pandas juguetones.

Lo cierto es que, a sus 56 años, con su recorrido en nueve equipos y la Selección Mexicana durante 22 años de oficio, Miguel Herrera aún puede reconstruirse, mejorarse, evolucionar y recuperar su condición de técnico competitivo.

Como siempre, el problema es que Miguel Herrera está en manos del impredecible ‘Piojo’..