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Santiago Giménez obliga a Javier Aguirre a evolucionar como técnico

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Para Puig Aguirre debe está obligado a cambiar su sistema por uno donde quepan Santi y Raul (1:40)

Para Puig Aguirre debe está obligado a cambiar su sistema por uno donde quepan Santi y Raul (1:40)

¿Jiménez o Giménez? Siempre será posible encontrar caminos para aprovecharlos a ambos... Lejos de estorbarse, pueden complementarse.


LOS ÁNGELES -- Santiago Giménez podría ser un engendro de Marco Aurelio, de sus Meditaciones y de su Estoicismo. Pero, es un estoico imperfecto. Tiene todos los fundamentos, excepto que cree en Dios y propaga su fe desde la Masía Cristiana a la cual pertenece Kaká. Marco Aurelio y sus estoicos eran básicamente agnósticos y sólo creían en la divinización del Cosmos.

Pero el delantero argentino que ha elegido ser mexicano y jugar –para su desgracia—, por México, ejerce, y tal vez sin saberlo, los principios del Estoicismo: resiliencia, sabiduría, justicia, valor y templanza, incluso en un escenario agreste como lo suele ser el maravilloso universo del futbol.

Se proclama Soldado de Cristo y eligió el 7 en el dorsal porque bíblicamente este número primo simboliza la perfección y es citado más de 700 veces en las Sagradas Escrituras, pero más allá del contexto de Fé, la realidad cruda, diaria, puntual, humana, terrena, lo presenta como una opción generosa de gol para el Tri, aunque al mismo tiempo, un dolor de cabeza para el técnico Javier Aguirre.

Dos goles de cabeza en unos días, pero, sobre todo, la consumación de ser un tipo competitivo en la algidez exigente que circunda al Milan, le han presentado, en la sociedad escéptica del Calcio, con los atributos de un triunfador.

La Serie A le rindió tributo al marcar al minuto de juego a su exequipo Feyenoord en la Vuelta de la Champions. “El más chingón”, lo bautizó en Twitter. Al final, el gol fue insuficiente y Milan se quedó sin la gala del carnaval futbolero de Europa.

Tras la frase embalsamada en letras de oro en la Gran Enciclopedia de la Estupidez, cortesía de Gerardo Martino (“Santiago anota muchos goles, pero juega pocos minutos”), Giménez quedó fuera del Mundial de Qatar, a pesar de vivir mejor momento que el capricho sentimental del Tata, Funes Mori, y con Raúl Jiménez en plena convalecencia.

Pero Santi supo sobrevivir a esa sospechosa segregación mundialista. El ninguneo y el manoseo perverso de Martino a horas del Mundial, no fue suficiente para arruinarlo. Santi cumplió en el Feyenoord y su bautizo con el Milan ha sido alentador, sin soslayar –por supuesto--, el razonamiento, advertencia y recomendación de su inesperado tutor, Zlatan Ibrahimovic: “Giménez era exactamente lo que nos faltaba, por eso es un killer. Marca goles, pero también tiene que correr. Si no corres con este entrenador (Sergio Conceição), no juegas”. Ahí está el consejo-ultimátum.

A los 17 años, un severo ataque de trombosis en el hombro derecho, colocó a Santi Giménez cerca del abismo. Los cirujanos, guiados “por las manos de Dios” realizaron tres cirugías. El atacante paró seis meses y su más intensa actividad era acudir al área facultativa en busca del alta absoluta. “Me explicaron del riesgo de no poder jugar profesionalmente, pero había otros planes para mí”, explica.

El momento que viven Santi Giménez y Raúl Jiménez es una inusitada revelación, una epifanía que hace meses parecía imposible para los planes de Javier Aguirre de cara al Mundial 2026. A ellos se suma otro atacante veterano, pero con innegable vigencia como Henry Martín.

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¿Quiénes deben ser los delanteros de México para el 2026?

La afición habló. Raúl Jiménez, Santiago Gimenez, Henry Martín son las opciones más claras para el seleccionado de Javier Aguirre.

¿Jiménez o Giménez? Siempre será posible encontrar caminos para aprovecharlos a ambos. Lejos de colisionar, coalicionan. Lejos de estorbarse, pueden complementarse.

Cierto, para que esa dupla Ji-Gi no cause hilaridad sino temor en el Mundial 2026, mucho deberá trabajar Javier Aguirre con el resto de sus auxiliares, incluyendo por supuesto a Rafa Márquez.

Sin embargo, en beneficio de estos dos, de Santi y Raúl, deberá educar y saber seleccionar al resto del aparato tricolor. La única desventaja de Giménez es que aún no llega al nivel de utilidad táctica que sí tienen Jiménez y Martín, ambos especializados –mire usted, por Miguel Herrera--, en el ejercicio imperativa de ser el primer punto de referencia en recuperar el balón, o puntualmente, cubriendo la salida del medio escudo rival.

Por eso, la advertencia de Zlatan es valiosa en extremo. Santiago Giménez deberá catequizarse sobre fundamentos defensivos que no le exigían en Feyenoord, por las características de la Eredivisie, pero que son determinantes en la Serie A.

No le será complicado. Santi aprendió lecciones urgentes en el Feyenoord. La principal es que en México se le educó para jugar siempre de espaldas al marco. Hoy, confirma su visión vertical, especialmente como un velocista en relevo y cierre al frente, más adecuado a la imperiosa doctrina de juego europeo.

Ciertamente, para atreverse a jugar con dos hombres en punta, Javier Aguirre necesitará de modificaciones en su paladar futbolístico, poco dado a la aventura, pero que necesitará de futbolistas de largos recorridos en la cancha, como Chino Huerta y Julián Quiñones, con quienes podrá realizar ensayos, incluso con dos pivotes de férrea defensiva en media cancha.

Pero quien debe hurgar en sus vivencias y andanzas para resolver este delicioso galimatías, es el mismo Javier Aguirre, acompañado de los almanaques de Rafa Márquez y el resto del cuerpo técnico.

Ojo: no se mal interprete. Las condiciones actuales de algunos jugadores mexicanos permiten salir del lúgubre y oscurantista sitio que parecía preverse hace unos meses, incluyendo las sacudidas a nivel directivo, pero –siempre el pero--, será necesaria la congruencia: la mejor combinación y el mejor momento de la pléyade tercermundista del Tri, tampoco debe desatar utopías ni la creencia de épicas monumentales.

Alcanzará, la actual generación, en su mejor expresión, a tener una digna participación en el Mundial 2026, y seguramente, por las componendas del sorteo, los caprichos de los organizadores y el aumento de selecciones nacionales, alcanzará para que sí juegue un quinto partido, aunque ahora ese inalcanzable y mítico Quinto Partido deberá transformarse en un Sexto Partido para al menos aparecer entre los ocho mejores de la competencia.

Como sea, tanto se habla de esta fórmula Gi-Ji, que a Javier Aguirre le quedan entre Nations League, Copa Oro y amistosos hasta el Mundial, unos 16 ensayos al menos para curarse la migraña de usar sólo a uno, o atreverse a usar a ambos.